Cómo hablar con los niños de xenofobia

Los incidentes motivados por el odio contra las personas de ascendencia asiática aumentaron desde que se reportó por primera vez la COVID-19. Aquí les mostramos cómo los padres pueden ayudar a sus hijos a comprender lo que sucede.

Por Leslie Hsu Oh
Publicado 9 jun 2020, 09:59 GMT-3
Alienta a tus hijos a que tengan amistades diversas. Muy pronto todos van a poder jugar ...

Alienta a tus hijos a que tengan amistades diversas. Muy pronto todos van a poder jugar juntos nuevamente.

Fotografía de fstop123 / Getty Images

Las historias son inquietantes y, a veces, aterradoras.

En California, un niño tomó a una singapurense de su brazo con firmeza y le dijo: “Vuelve a tu país. Por tu culpa mi papá se murió”. En Nueva Jersey, un grupo de hombres jóvenes acosó a una pareja coreana que paseaba a su nieta de un año en un cochecito diciéndoles que todos estaban infectados con coronavirus. Y en el Reino Unido, una niña de ocho años le dijo a su mejor amiga china que su mamá no la dejaba jugar más con niños de origen chino porque eran “portadores de virus”.

Este tipo de situaciones han aumentado desde finales de 2019, cuando se dio el brote de COVID-19 en Wuhan, China. Según el Departamento de Estudios Asiáticos Americanos de la Universidad Estatal de San Francisco, que se unió al Consejo de Políticas y Planificación de la región Asia-Pacífico y a la organización Chinese for Affirmative Action para lanzar el programa para terminar con el odio contra los asiáticos americanos isleños del pacífico “Stop AAPI Hate” y así recopilar los incidentes motivados por el odio contra los asiáticos, entre el 9 de febrero y el 7 de marzo, los artículos periodísticos que informaban incidentes motivados por el odio contras las personas de ascendencia asiática en todo el mundo habían aumentado un 50 por ciento. Desde el 19 de marzo, el centro ha recibido informes de casi 2000 incidentes. Y, conforme al Centro de Integridad Pública, el 30 por ciento de los norteamericanos y el 60 por ciento de los asiáticos americanos había sido testigo de alguien que culpaba a un asiático por la COVID-19.

Como madre y china nacida en Estados Unidos, creo que es fundamental comenzar a hablar con nuestros hijos sobre por qué está mal culpar a los asiáticos del coronavirus. Según Russell Jeung, director del Departamento de Estudios Asiáticos Americanos de la Universidad Estatal de San Francisco, los niños ya están expuestos a estos prejuicios. El 11 por ciento de los incidentes recopilados por Stop AAPI Hate en un mes tienen a los niños en el centro ya sea como blanco, autor u observador. En los casos en los que había adultos presentes, solo un 11 por ciento intervino.

“Tal vez [los niños] no son intencionalmente racistas, pero los puntos de vista racistas están formando su pensamiento y la mirada que tienen del mundo”, explica. “Los niños tienen que desaprender esto y aprender cómo desvincular el virus de un grupo de personas”.

Aquí unos consejos de los expertos sobre cómo hacerlo.

No buscar culpables

Erika Lee, directora del Centro de Investigación de Historia de la Inmigración de la Universidad de Minnesota, define a la xenofobia como “el miedo y odio irracional hacia los extranjeros— y a aquellos percibidos como extranjeros”. Y ese miedo puede fácilmente explotar en tiempos de mucha ansiedad.

“Hemos señalado a los inmigrantes como ‘forasteros’ en tiempos de pandemia, de paz y de guerra, de buenos y malos momentos económicos, y periodos de alta y baja inmigración”, señala Lee, que también escribió “América para americanos: una historia de xenofobia en Estados Unidos (America for Americans: A History of Xenophobia in the United States)”.

Hasta las enfermedades han sido nombradas por una ubicación geográfica o una raza, lo que hizo que las directrices 2015 de la Organización Mundial de la Salud vayan en contra de esas prácticas. El virus H1N1 de 1918 que mató a 50 millones de personas aproximadamente en todo el mundo fue conocido como la “gripe española”. Un brote de influenza en 2009 se conoció como “gripe porcina mexicana”. Y, por supuesto, muchos han calificado a la COVID-19 como el “virus chino” o la “gripe de Wuhan”.

“Toda pandemia necesita un chivo expiatorio”, explica Josephine Kim, profesora de la Universidad de Harvard y miembro del profesorado del Centro para el Bienestar Emocional Estudiantil e Intercultural del Hospital General Massachussetts. “Así es como generamos distancia entre nosotros y la enfermedad: ‘No es como nosotros’”. 

Revisar tu propio comportamiento

Aunque muchos padres intentan mostrarse antirracistas, a veces suceden algunos incidentes involuntarios y, en ocasiones, pueden ser los niños quienes los realizan. ¿Qué es lo primero que hay que mirar? Nuestro propio comportamiento.

Hace poco, una antigua compañera de Harvard me envió un video que informaba que el FBI había arrestado a un profesor acusado de haber recibido un pago del laboratorio de investigaciones de Wuhan. Leyendo el subtítulo del video, dejé escapar un comentario frente a mis hijos: “El coronavirus es un atentado biológico planificado por China”. En realidad, el video era una combinación de noticias reales ingeniosamente mezcladas con subtítulos engañosos. Hablé con mis hijos sobre el engaño y alerté a mi compañera. Se disculpó diciendo que, dado su estado ansioso, no había verificado la fuente y retiraría la información falsa.

Sin embargo, quién sabe cuántos padres hicieron lo mismo sin darse cuenta de que el video era un engaño y, sin intención, difundieron información falsa a sus hijos.

“Recuerda que los niños te están mirando”, dice Kim. 

“Piensa en cómo reaccionas cuando eres testigo de un acto de discriminación, y qué acciones se toman y cuáles no. ¿Qué comentarios realizas casualmente sobre otros en la privacidad de tu hogar?”.

No importa cuán cuidadosos sean los padres, los niños pueden captar comportamientos racistas, aún los sutiles, de los medios de comunicación. Comienza examinando qué miran tus hijos, ya sea en televisión o en las redes sociales, y habla con ellos sobre lo que han visto.

“Tengan discusiones abiertas y apropiadas para su edad de lo que vieron o leyeron”, aconseja la pediatra Hanita Oh-Tan de Fairfax, Virginia. “¿Cómo te sentiste al verlo o leerlo? ¿Cómo crees que eso lo hizo sentir al sujeto de la historia? ¿Qué harías si eso te sucediera a ti o a alguien que conoces? ¿Qué te gustaría preguntarme?”.

Renee Tajima-Peña, profesor de Estudios asiáticos americanos en UCLA y productor del documental de PBS Asiáticos americanos (Asian Americans), recomienda exponer a los niños a juguetes, videojuegos, programas de televisión y películas que muestran a asiáticos como protagonistas quienes son “completamente dimensionales y, por lo tanto, cercanos para el espectador”. Los padres también pueden remarcar el racismo sutil; por ejemplo, si los villanos tienen piel oscura o si un personaje asiático no habla bien inglés. Básicamente, se trata de mostrarles a los niños que los asiáticos son como ellos.

Ayuda a que los niños entiendan que son prejuicios

Cuando los niños se dan cuenta de los estereotipos o las mentiras relacionadas con la COVID-19, pueden surgir algunas preguntas incómodas para los padres. Las más comunes podrían ser: “¿todos los chinos tienen coronavirus?” o “¿por qué a tal no le caen bien los chinos?”. Es importante abordarlas con honestidad.

Primero, proporciona fundamentos a los niños. Luego de que un niño de Nueva Jersey le dijera a un compañero que seguro tenía coronavirus porque era chino, su maestra de cuarto grado facilitó el debate sobre qué eran los virus, cómo funcionaban las vacunas, qué era la discriminación y cómo no existe evidencia que avale que la etnia de una persona se relacione con contraer la enfermedad. Los padres también pueden tener este tipo de conversación honesta usando historias nuevas para debatir sobre estereotipos y discriminación. “Si los niños no saben que existen, no sabrán qué hacer si ellos o sus amigos se enfrentan a un acto de odio, sea grande o pequeño”, menciona Oh-Tan.

A su vez, enseñarles hechos significa ayudarlos a distinguir entre la verdad y la mentira. Eso puede ser difícil en estos tiempos, pero una cosa para hacerlos buscar es si un grupo de personas ha sido culpado por algo. “Eso es una señal de alerta para solicitar conversar con un adulto”, señala Kim. “Cuando [las personas] se presentan en estado de inferioridad, no es justo. Los niños entienden sobre justicia a edad temprana. Puedes aprovechar ese entusiasta sentido de justicia del niño para alentar la empatía”.

Para consolar a un niño confundido por el comportamiento racista del cual ha sido testigo, explícale lo que la persona podría haber sentido. “Tal vez los padres de esa persona están enfadados o preocupados por el virus”, indica Satsuki Ina, terapeuta de niños que se especializa en trauma colectivo, en especial racismo. “Dile que la COVID-19 ha afectado mucho a las personas y que quieren culpar a alguien. Y luego ayuda a tu hijo a preparar una respuesta: ¿qué puedes decir o hacer que te haga sentir fuerte?”.

Ayuda a los niños a ver a las personas como individuos, no como un colectivo. Por ejemplo, supongamos que tu niño ha hecho un comentario racista sobre un compañero asiático llamado Tommy. “Podrías preguntarle: ‘¿qué tiene Tommy que te molesta? ¿Tommy te lastimó?’”, señala Ina, quien nació en un campo de concentración para japoneses americanos durante la Segunda Guerra Mundial. “Una vez que lo personalizas, se corre de la generalización, que es lo que el racismo hace”.

Eso también podría ayudar a los niños a ver cuán hiriente son los comentarios racistas para un individuo. La respuesta de una niña californiana de siete años a un comentario hiriente fue escribir una carta: “Alguien dice que no le gusta China o los chinos. Eso me puso triste porque soy china... Cuando dices que no te gustan los chinos, estás diciendo que yo no te caigo bien. Yo no inicié este virus”. Hablar de sentimientos— ya sea exponiendo a los niños directamente a pensamientos como este, haciéndolos verbalizar lo que piensan que la persona afectada podría sentir o pidiéndoles que escriban cómo se sentirían si alguien les dijera algo doloroso a ellos— puede mostrarles cuán malas pueden ser las palabras.

En algún momento, es probable que las infecciones por coronavirus comiencen a disminuir y, tal vez, los incidentes motivados por el odio contra las personas de ascendencia asiática comiencen a hacerlo también. Pero la xenofobia es algo que está siempre con nosotros, y es por esto que es importante que los padres les enseñen a sus hijos cómo darle batalla. “Abórdenla desde temprano”, aconseja Tajima-Peña. “El odio crece exponencialmente y es difícil reducirlo”.

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