Amazonía en llamas: ¿cómo afectan los incendios a quienes habitan en las cercanías?
Porto Velho, capital del estado brasileño de Rondônia, ha sido muy afectada por los incendios y los residentes están tensos y enferman por el humo penetrante.
Porto Velho, Brasil— Un popular cántico describe al cielo por encima de la ciudad brasileña de más de 400.000 habitantes como siempre celeste. Sin embargo, esta semana, Porto Velho, junto a gran parte de la cuenca del Amazonas, se ha visto envuelta en humo gris a medida que los incendios forestales continúan desatando su ira en toda la región.
En esta época del año, los incendios son habituales en la Amazonía, enmarcados en un clima más seco y frío. Aunque algunos se dan naturalmente, muchos otros son provocados por los ganaderos y los agricultores que buscan despejar la tierra para el pastoreo de ganado y la agricultura. No obstante, este año, información satelital del Instituto Nacional de Investigación Espacial (Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais, INPE) ha demostrado que los incendios han aumentado casi un 85 por ciento en todo el país desde 2018, este aumento se dio, en gran medida, en la región de la Amazonía.
La situación es particularmente grave en el noroeste del estado de Rondônia, cuya capital es Porto Velho. INPE informa que, allí, los incendios aumentaron un 190 por ciento comparados con el año pasado a pesar de que las condiciones climáticas han sido prácticamente las mismas. El estado es conocido por ser lugar de pastoreo y se encuentra entre los más deforestados de Brasil. Este año, parece que los ganaderos han comenzado aún más incendios que en los años anteriores y, como resultado de ello, grandes porciones del estado se están quemando, y aparentemente, las llamas están fuera de control.
Humo por todos lados
A principios de esta semana, el aeropuerto de Porto Velho tuvo que cerrarse dado que el fuego se extendía justo contra su perímetro, prácticamente rodeando un depósito de combustible. Ahora, palmeras carbonizadas reciben a los visitantes cuando llegan. En la ciudad, el humo se ve, incluso, desde dentro de un centro comercial y de las habitaciones cerradas de los hoteles. Según un noticiero local, en la última semana, la cantidad de personas ingresadas en los hospitales estatales con neumonía, accesos de tos severos y otras enfermedades respiratorias se ha triplicado.
El viernes a la mañana, la vida en las calles parecía normal; las personas no tomaban ningún tipo de precaución para protegerse del humo. En un puesto de frutas en la concurrida calle de los Inmigrantes, Laine Polinaria de Oliveira atendía un buen número de clientes que paraban a comprar piñas, papayas, sandías y guayaba, la versión brasileña de esta fruta.
“La actividad es normal, pero todos están hablando de los incendios”, menciona. “Estamos acostumbrados a los incendios en esta época del año, pero este año ha sido mucho peor que los anteriores”.
Oriunda de Nova Mamoré, un pequeño pueblo a 299 kilómetros de distancia, donde los incendios son aún más intensos que en Porto Velho, de Oliveira dice que está especialmente preocupada por su hijo de nueve años ya que tiene miedo de que inhale el aire sucio.
Ruta marítima enardecida
Ubicada cerca de la frontera con Bolivia, a lo largo del río Madeira, un afluente de 3218 kilómetros del Amazonas, Porto Velho es eje central de transporte de la parte noroeste de la Amazonía brasileña. El humo de los incendios ha provocado poca visibilidad para los operadores de embarcaciones en el río, lo que aumentó el riesgo de choques entre embarcaciones o naufragios en bancos de arena expuestos.
Jerrison da Silva Cruz, conductor de barco y pescador del lugar, relató un incidente angustiante que sucedió en la noche del miércoles cuando él y su tripulación estaban a bordo de un navío yendo río arriba y se encontraron con una pared de llamas en una de las curvas del río a alrededor de 12 horas de Porto Velho.
“No podíamos ver nada por el humo”, cuenta. El capitán del barco decidió que lo mejor era quedarse en el mismo lugar, al lado de la tierra que había sido incendiada para que las producciones de sandías tuvieran más lugar, y dejar que el humo se disipe, lo cual, finalmente, sucedió.
Aunque el amplio río Madeira puede llegar a actuar como barrera contra las llamas, los pequeños caminos que entrecruzan los vastos bosques amazónicos les dan muy poca protección a aquellos que viajan en vehículos terrestres.
¿Los pueblos indígenas están en peligro?
Aún más preocupante es el destino de las muchas comunidades indígenas de la Amazonía. Un millón de indígenas viven en la región brasileña de la cuenca del Amazonas, muchas aisladas completamente del mundo exterior.
“Nadie sabe qué está sucediendo con ellos... no tienen bomberos a quienes llamar y que apaguen el fuego”, señala Ivaneide Bandeira Cardoso, conocida fundadora de Kanindé, grupo defensor de las comunidades indígenas con sede en Porto Velho.
Cardoso y muchos otros señalan al presidente brasileño Jair Bolsonaro como el responsable directo del aumento que se produjo este año en relación a los incendios forestales en toda la cuenca del Amazonas. Desde que asumió el poder a comienzos de este año, Bolsonaro dejó claro que prioriza los intereses de la industria que busca un mayor acceso a las tierras protegidas, Sus críticos dicen que ha envalentonado a los ganaderos y a los agricultores para que quemen aún más tierras al reducir la aplicación de las leyes y expresar que su gobierno no aplicará multas a quienes acaparen tierras ilegalmente.
Es una “tragedia que afecta a toda la humanidad”, afirma Cardoso, dado que la Amazonía desempeña un papel importante en el ecosistema global como sumidero de carbono para frenar los efectos del cambio climático.
Por su parte, Bolsonaro ha tachado de histéricas las críticas a las acciones de su gobierno en el Amazonas. Sin evidencia alguna, incluso ha sugerido que las ONG extranjeras han provocado los incendios intencionalmente para “causarle problemas a Brasil”.
A pesar de que Bolsonaro todavía cuenta con un fuerte apoyo de la base conservadora, muchos brasileños se muestran cada vez más preocupados por las acciones del gobierno que creen dañarán la reputación de Brasil internacionalmente y podrían llevar al país a sufrir dificultades económicas si los demás países deciden boicotear los productos brasileños, incluida la carne.
En el puesto de frutas de Porto Velho, Oliveira menciona que las actitudes respecto de comenzar fuegos en el bosque deliberadamente podrían estar cambiando entre la gente común. “Esto es algo que la gente ha estado haciendo durante muchos años”, indica. “Pero, ahora, realmente podemos sentir los efectos de esta práctica y las personas están cambiando de opinión al respecto”.
Parece que el aire lleno de humo del lugar no impide a los residentes seguir con su vida normal. El jueves a la noche, una multitud de jóvenes en un bar al aire libre al lado del centro comercial principal en Porto Velho cantó vigorosamente al compás de una banda musical mientras el humo se arremolinaba en las luces callejeras. ¿El título de la canción? “Todos sufrirán”.