Pandas rojos: ¿las nuevas víctimas del mercado negro?
Un decomiso de estos animales en peligro de extinción en Laos es evidencia del creciente interés en ellos.
La caza furtiva con fines de venta de mascotas exóticas, desde atrapar loros a primates nocturnos, daña a millones de animales silvestres y amenaza a sus poblaciones. ¿Podrían ser los pandas rojos, especie en peligro de extinción, casi del tamaño de un gato doméstico y famosos por su apariencia adorable, la próxima especie en demanda?
Esa pregunta está en la mente de Rod Mabin, director de comunicación regional de la organización de conservación con sede en Australia "Free the Bears", que se encarga de santuarios en el sureste de Asia. El 13 de enero, su equipo ayudó a los oficiales de aduana en Laos a rescatar seis pandas rojos. Se los encontró durante una inspección aleatoria de una camioneta cerca de 16 kilómetros (10 millas) de la frontera con China.
Según Mabin, el incidente marca la primera vez que se decomisan pandas rojos en Laos y es, probablemente, el mayor rescate de pandas rojos hasta la fecha. “Nos sorprendió a todos”, reconoció Mabin, cuyo equipo transportó a los pandas al santuario de la organización en Luang Prabang. “Sospechamos que los usarían en el comercio de mascotas exóticas”, agrega.
Los pandas, que se guardan en jaulas individuales, fueron conducidos a lo largo de una parte no monitoreada de la frontera antes de colocarse en la camioneta, dijo Mabin, citando a las autoridades. Los oficiales de la policía arrestaron al conductor, un hombre de Laos, que se presume dijo haber planeado cargar los animales en el vehículo en una parada de camiones en la ciudad septentrional de Luang Namtha. A pesar de que el conductor no aceptó tener conocimiento del destino final de los pandas, Mabin considera que se los llevaba a Tailandia, a un centro de vida silvestre ilegal.
Tres de los pandas, que Mabin dijo que “se veían muy enfermos y temblorosos”, murieron después. Los otros parecían saludables y se están monitoreando en busca de enfermedades.
En su hábitat natural, los pandas rojos viven en pendientes montañosas desde la China central hasta Nepal, de acuerdo con la "International Union for the Conservation of Nature".
A pesar de su nombre, estos mamíferos que se alimentan de bambú tienen su propio género animal y están más relacionados de cerca con los osos y los mapaches que con los pandas gigantes. Su número se ha visto reducido por la desforestación y las enfermedades y, en menor medida, por la caza furtiva con fines de comercio de mascotas.
Se supone que los pandas rojos reciben protección de la legislación local y por un tratado que prohíbe su ventas a través de las fronteras. Sin embargo, en los últimos años años se han realizado múltiples decomisos de sus pieles de color rojizo-naranja. Ha habido al menos un incidente que involucra un intento de venta de su carne en China y otro en el cual se confiscaron pandas vivos de un vehículo en ese mismo país destinado a un mercado de vida silvestre.
“Es una señal preocupante que (los pandas rojos) se estén volviendo una especie deseada”
Mabin teme que el último decomiso indique que más gente quiera poseer estas criaturas de ojos grandes y mejillas redondas, lo que con frecuencia comienza en videos de YouTube que tienen la intención de mostrar su apariencia adorable.
“No hay muchos registros de decomisos de pandas rojos vivos”, afirma Mabin. “Es una señal preocupante que se estén volviendo una especie deseada”.
El incremento en la demanda de pandas rojos no sólo dañaría sus poblaciones en su hábitat natural (lo costoso de criarlos en cautiverio lo hace no rentable), sino que no serían buenas mascotas, dijo Damber Bista, de la Red Panda Network, una organización dedicada a ayudar a conservar estos animales. “Las crías podrían ser amigables hasta cierto punto en sus primeros días, pero los adultos no son amigables, ni siquiera con otros pandas”, escribió en un correo electrónico. También requieren de muchos cuidados, dijo. Comen cerca de un cuarto de su peso corporal diariamente y pueden defecar el equivalente de su peso corporal en una semana.
El mercado de mascotas a escala global está en su apogeo, lo que lo hace “una de las más devastadoras partes del comercio de vida salvaje”, afirmó Chris Shepherd, antiguo miembro del grupo de monitoreo de comercio de vida salvaje TRAFFIC, a National Geographic. Si bien algunas mascotas exóticas se crían en cautiverio, otras, como los lémures y ciertos lagartos, se atrapan en su hábitat natural, lo que provoca una clara amenaza a su existencia. Es común que estos animales mueran durante su captura y transporte. Pero, incluso, si llegan vivos a la casa de sus nuevos dueños, es posible que también sufran en su nueva situación, incapaces de comportarse, comer y moverse como lo harían en su hábitat natural.
En cuanto a los pandas rojos, “este caso indica una muy mala situación”, aseguró Bista. Esto “podría definitivamente empeorar” si las personas no son conscientes del daño asociado con el comercio ilegal de mascotas, concluye.
Jani Actman es una reportera del comercio de vida silvestre de National Geographic Society y cubre este tipo de crímenes o explotación de animales para Wildlife Watch.
Wildlife Watch es un proyecto de investigación entre la National Geographic Society y National Geographic Partners que se concentra en el crimen y la explotación de la vida silvestre. Conozca más acerca de la misión sin fines de lucro de National Geographic Society en nationalgeographic.org. Envíenos sus comentarios, sugerencias e ideas para más historias a ngwildlife@natgeo.com.