Buitre recorrió más de 1600 kilómetros en un vuelo récord

Un buitre dorsiblanco africano (Gyps africanus) llamado Rosie, ha hecho posiblemente la dispersión animal terrestre más larga jamás registrada.

Por Jason Bittel
Publicado 9 feb 2018, 14:08 GMT-2
Un buitre dorsiblanco africano, Gyps africanus, parece posar en el Zoológico Metroparks de Cleveland.
Un buitre dorsiblanco africano, Gyps africanus, parece posar en el Zoológico Metroparks de Cleveland.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark

Con una envergadura de ala de dos metros, pico en forma de gancho e intensa mirada negra, el buitre dorsiblanco de África es un espectáculo imponente.

Quizás no sea una sorpresa que estas aves de rapiña en peligro de extinción hayan recaudado muchos menos dólares de conservación que los elefantes y tigres. La ciencia también se ha quedado rezagada. 

Corinne Kendall está tratando de cambiar eso. La beneficiaria de National Geographic Society ha comenzado a develar a esta fascinante ave. Recientemente, descubrió que un solo buitre voló más de 1700 kilómetros desde su lugar de nacimiento en Tanzania hasta Sudáfrica y después de vuelta a Zimbabue en solo tres meses. 

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El transmisor de Rosie descansa sobre su espalda, donde no afectará su capacidad de volar y permite que el dispositivo reciba la luz adecuada para cargar los paneles solares.
Fotografía de Corinne J. Kendall

“Viendo no solo a los buitres sino a cualquier animal terrestre, parece que puede ser una de las dispersiones más largas jamás descubiertas”, dice Kendall, quien también es curadora asociada de conservación e investigación en el Zoológico de Carolina del Norte.

TENGO ALAS, VIAJARÉ

Muchos animales terrestres realizan migraciones de larga distancia, por ejemplo, las mariposas monarca en América del Norte y el ñu en el Serengueti, pero las dispersiones representan un comportamiento diferente, porque los animales no regresan.

Muchas especies de buitres se dispersan desde su lugar de nacimiento en busca de comida o parejas, estableciéndose permanentemente en una nueva área, aunque pocas terminan yendo tan lejos como Rosie, cuyo apodo femenino es un misterio.

Además de Rosie, Kendall ha rastreado 12 buitres dorsiblancos desde 2015, gracias a las etiquetas satelitales de energía solar proporcionadas por la National Geographic Society, el Zoológico de Carolina del Norte y la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre. La mayoría de estas aves se quedaron más o menos cerca de su lugar de nacimiento.

Si bien algunos de los sujetos del estudio continuaron retransmitiendo datos de movimiento por hasta dos años, tres de los buitres etiquetados murieron en un plazo bastante corto, probablemente debido a animales muertos envenenados.

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    Kendall afirma, “Si los leones o hienas matan a una vaca, la gente rociará pesticidas sobre el cadáver y después esos carnívoros podrían volver y envenenarse”. 

    Pero Rosie sigue venciendo las probabilidades: al 1° de febrero, Kendall informa que el buitre todavía está vivo y goza de buena salud, yendo y viniendo en la frontera entre Sudáfrica, Botsuana y Zimbabue.

    SUPERANDO LOS LÍMITES

    “Los buitres me siguen fascinando porque continúan superando los límites”, dice Kerri Wolter, fundadora de la organización para la conservación del buitre con sede en Sudáfrica VulPro. “Cuando pensamos que sabemos algo, otra ave nos demuestra que estamos equivocados”.

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    Al 1° de febrero, Rosie todavía está viva y saludable.
    Fotografía de Corinne J. Kendall

    Wolter ha estado siguiendo los movimientos de otras dos especies africanas, el buitre del Cabo (Gyps coprotheres) y el buitre cabeciblanco (Trigonoceps occipitalis), y descubrió que estos animales también parecen andar en excursiones de gran alcance.

    Un buitre cabeciblanco que liberó en Sudáfrica envió sus últimas coordenadas desde Angola, y parecía dirigirse a la República Democrática del Congo cuando su señal se apagó.

    Tanto Wolter como Kendall temen que tales hallazgos compliquen las perspectivas de conservación de los buitres, porque no se puede simplemente establecer un área protegida y esperar que las aves se queden quietas en el mismo lugar.

    AVES BENEFICIOSAS

    Y no solo es una mala noticia para las aves, también lo es para nosotros. Los carroñeros son recicladores cruciales del ecosistema e incluso pueden neutralizar microbios letales.

    Cuando los buitres se alimentan de herbívoros muertos como los hipopótamos, su ácido estomacal mata las bacterias del ántrax que el animal podría haber consumido naturalmente mientras estaba vivo. Los cadáveres infectados con ántrax son peligrosos para las personas porque comer la carne contaminada puede ser mortal.

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    Los científicos colocan los transmisores en los buitres usando una mochila hecha a mano, que corre por debajo de las patas del buitre.
    Fotografía de Corinne J. Kendall

    “Creemos que los buitres reducen la propagación del ántrax, ya que pueden consumir la enfermedad sin infectarse”, dice Kendall. 

    En 2017, los buitres etiquetados de Kendall y sus colegas proporcionaron un objetivo aún más práctico: Las aves ayudaron a guiar al personal de los parques nacionales de Tanzania hasta los cadáveres de hipopótamos durante un reciente brote de ántrax. Esto le permitió al personal destruir los cadáveres antes de que la bacteria pudiera esparcirse.

    “Las personas tienden a considerarlos una especie de aves feas”, dice Kendall, “pero son realmente increíbles”.

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