Antiguo hongo está aniquilando cientos de especies de anfibios
Los ejemplares infectados pierden su piel y terminan sufriendo una insuficiencia cardíaca en cuestión de semanas.
Muchos de los anfibios del mundo se enfrentan a una amenaza existencial: un antiguo hongo devorador de piel que puede aniquilar a las ranas de todo un bosque en santiamén.
Este supervillano ecológico, el hongo quítrido Batrachochytrium dendrobatidis, ha provocado la extinción o la práctica extinción de más de 200 especies de anfibios, reprogramando de forma radical ecosistemas de todo el planeta.
“Es el peor patógeno en la historia mundial, hasta donde sabemos, en términos de impacto a la biodiversidad”, afirma Mat Fisher, micólogo del Imperial College London que estudia al hongo.
Ahora, un equipo global de 58 investigadores ha descubierto la historia del origen de la criatura. Un estudio revolucionario publicado en Science revela el lugar y el momento en los que probablemente apareció el hongo: en la península de Corea, en algún momento durante los años 50.
Partiendo de ahí, los científicos tienen la teoría de que las actividades humanas lo extendieron de forma inadvertida por doquier, provocando extinciones de anfibios por las Américas, África, Europa y Australia.
“(La extensión del patógeno) podría haber ocurrido en un evento cualquiera, desde una serie de eventos acumulativos, o quizá algún gran evento antropogénico como la guerra de Corea”, afirma Simon O’Hanlon, investigador del Imperial College London y autor principal del estudio.
Ahora que los investigadores conocen la procedencia del hongo, pueden rastrear este punto caliente de diversidad de quitridios en busca de nuevas especies letales. Los hallazgos también sirven como un crudo recordatorio de que el comercio global, si no se supervisa, puede impulsar involuntariamente catástrofes ecológicas.
El hongo —denominado Bd para abreviar— es tan letal porque afecta a la piel porosa de los anfibios, que los animales usan para respirar y beber agua. El Bd afecta a las proteínas, desenrollándolas y alimentándose de los “espaguetis” de aminoácidos resultantes. Al hacerlo, los animales infectados se aletargan, perdiendo la piel en una espiral mortal que culmina en fallo cardíaco en cuestión de semanas. Algunos anfibios pueden tolerar o resistir el Bd, pero el hongo puede infectar a al menos 695 especies en diversos grados.
“Es bastante inusual que una enfermedad afecte a tantas especies diferentes”, afirma Karen Lips, bióloga de la Universidad de Maryland y experta en el descenso de los anfibios que no participó en el nuevo estudio.
En persona, las infestaciones de Bd pueden parecerse a las plagas bíblicas. Cada agosto, los sapos parteros adultos de los Pirineos franceses salen por primera vez de los lagos donde nacieron. Los sapos infectados apenas son capaces de llegar a la orilla. “Dan un último salto y a continuación se te mueren en las manos”, afirma Fisher, uno de los coautores del estudio. “Cuando caminas junto a los lagos, hay alfombras de ranas muertas”, sentencia.
En los 70 empezaron a producirse extinciones similares, pero los investigadores no se dieron cuenta de que estos “descensos enigmáticos” eran un fenómeno mundial hasta los 90. En 1997, los investigadores describieron por primera vez el Bd y, en cuestión de una década, lo habían vinculado a las muertes. Mientras tanto, las masacres del Bd continuaban. Entre 2004 y 2008, un lugar de Panamá perdió el 41 por ciento de sus especies de anfibios por culpa del hongo.
La mayoría de las matanzas, antes misteriosas, se atribuyen ahora al “Linaje Global Panzoótico” (Global Panzootic Lineage), una cepa letal apodada BdGPL. Pero ¿de dónde procede este asesino? ¿Y cuándo y cómo se abrió camino por todo el mundo?
Construir la biblioteca del Bd
Para descubrirlo, los investigadores pasaron una década construyendo una biblioteca genética mundial del Bd, una misión que ha llevado a los científicos por seis continentes. Por ejemplo, Jennifer Shelton, coautora del estudio y joven exploradora de National Geographic, pasó parte del 2017 explorando las montañas de Taiwán en busca de salamandras infectadas.
Cuando los investigadores descubrieron un anfibio enfermo, primero le cortaron uno de los dedos de la pata del animal, una forma no letal de tomar una muestra de tejido. A continuación, los científicos tuvieron que aislar el Bd del dedo amputado, cultivarlo en una placa de Petri y secuenciar su ADN.
El equipo de O’Hanlon y Fisher secuenció 177 genomas de Bd de todo el mundo, combinándolos con los 57 publicados anteriormente. Los investigadores compararon estos 234 genomas para elaborar un árbol familiar fúngico, que reveló cuatro linajes distintos de Bd.
Las muestras de la península de Corea mostraban una mayor diversidad genética que cualquier otro lugar con Bd de la Tierra, confirmando corazonadas anteriores de que la región era el epicentro del Bd. Y una vez los investigadores averiguaron la tasa de mutación del Bd, descubrieron que el ancestro del actual BdGPL apareció en Asia a principios del siglo XX. Hasta su exportación global en torno a los años 50, el hongo había coexistido pacíficamente con la fauna local.
Los investigadores tienen la teoría de que la actividad humana extendió a los anfibios infectados por todo el mundo, ya fuera a través del transporte comercial, el comercio entonces en auge de pruebas de embarazo de ranas vivas, la carne de anfibios y la industria de las mascotas, o mediante acontecimientos como la guerra de Corea. En el punto álgido del conflicto, millones de soldados y piezas de equipo entraron y salieron de la región, dando a los anfibios oportunidades suficientes para salir como polizones.
Pese a las directrices del comercio internacional, está claro que el comercio de mascotas mundial sigue extendiendo el Bd. Cuando los miembros del equipo peinaron tiendas de mascotas y mercados en Bélgica, Reino Unido, Estados Unidos y México, descubrieron ranas y sapos infectados, portadores de todos los linajes conocidos de Bd, incluido el letal BdGPL.
Evitar la propagación
Los fungicidas tópicos pueden curar a los anfibios afectados por el Bd, un método que se ha probado con éxito en la naturaleza. Pero en la actualidad, no se puede curar a poblaciones salvajes a nivel mundial. Por ahora, los investigadores dicen que nuestra mejor opción es evitar que el hongo se extienda más. Pero detener al quitridio es una tarea difícil, especialmente porque hay especies mortales diferentes al Bd.
En 2013, los investigadores identificaron al B. salamandrivorans, una especie hermana del Bd conocida como Bsal. Su nombre se puede traducir por “devorador de salamandras” por una buena razón. Entre 2009 y 2012, el hongo redujo en más del 99 por ciento las poblaciones de Salamandra salamandra terrestris.
En 2016, las autoridades estadounidenses de vida silvestre prohibieron la importación de 201 especies de salamandra, para impedir expresamente que el Bsalentrara en el país. Sin embargo, un fallo del tribunal de apelaciones de 2017 determinó que si estas salamandras ya se encontraban dentro del país antes de la entrada en vigor de la prohibición, su transporte interestatal todavía era legal.
El nuevo estudio también subraya la amenaza de las cepas híbridas de Bd. Previamente, los investigadores sabían que la cepa de Bd originaria de Brasil podía hibridar con el asesino BdGPL; ahora, los investigadores han demostrado que el linaje africano de Bd puede hacer lo mismo. A medida que hongos antes separados se mezclan a nivel global, ¿quién sabe los híbridos virulentos que podrían aparecer?
“Creo que esta es una de las cosas que dan más miedo”, afirma Lips.
Prohibir el comercio de anfibios para salvarlos
El BdGPL ya está en Estados Unidos, y el Servicio de Pesca y Vida Silvestre del país está rastreando su expansión de manera activa. Sin embargo, la agencia no bloquea la llegada de sus linajes hermanos. En marzo de 2017, dejó de considerar una petición de 2009 para prohibir todas las importaciones de anfibios, a no ser que no estuvieran infectados con Bd.
“El hongo Bd ya está muy presente en el medio ambiente en Estados Unidos, por eso regular la importación de anfibios nos servirá de mucho para proteger a los anfibios nativos... [y] sería mínimamente efectiva para evitar que el hongo se expandiera aún más a través de las fronteras estatales”, afirmó en un comunicado Dave Miko, jefe de pesca y conservación acuática del Servicio de pesca y vida silvestre de Estados Unidos.
“Este nuevo estudio dice que el Bd no es una sola cosa”, refuta Lips, quien recomienda una iniciativa renovada para prohibir las importaciones. “Aunque aquí tenemos una de sus formas, queremos mantener fuera al resto de formas porque podrían ser peores”, agrega.
Como mínimo, Lips dice que deberían analizar a los anfibios comerciados a nivel internacional por si tienen Bd, lo que no ocurre siempre en la actualidad. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos no exige revisiones médicas de anfibios importados como mascotas.
Para O’Hanlon y Fisher, la solución más prometedora contra el Bd y el Bsal es también la más idealista: una prohibición total del comercio de anfibios como mascotas a nivel mundial.
“¿Necesitamos explotar nuestros entornos en busca de organismos y venderlos por todo el mundo a cambio de un beneficio económico solo para tenerlos en terrarios en nuestros salones y poder decir “uh, mira qué bueno?”, pregunta Fisher. Y concluye: “Parece un pasatiempo inocente, pero estamos arriesgando ecosistemas enteros”.