Documentan un leopardo negro en África por primera vez en 100 años
Se trata de una felino hembra que tiene melanismo, una afección en la que el cuerpo produce un exceso de pigmento.
Dicen que los felinos negros dan mala suerte, pero cuando Nick Pilfold se enteró de que había uno al acecho en la región central de Kenia, sabía que se trataba de algo especial.
El biólogo, radicado en ese país, y su equipo desplegaron un grupo de cámaras trampa en todos los matorrales de la Conservación de Loisaba a principios de 2018. No tardó en conseguir lo que estaba buscando: una prueba indiscutible de un raro leopardo con melanismo.
Divisaron a la joven hembra trasladándose con un leopardo más grande de color habitual que se presume que era su madre.
Opuesto al albinismo, el melanismo es el resultado de un gen que causa un excedente de pigmento en la piel o el pelaje de un animal, lo que provoca que su apariencia sea negra. Durante décadas, se ha informado que hay leopardos con melanismo en Kenia y en las regiones de los alrededores, pero la confirmación científica de su existencia sigue siendo bastante extraña.
Publicadas en enero en African Journal of Ecology, estas fotos representan la primera documentación científica de una criatura similar en África en casi un siglo.
Hasta 2017, había solo una confirmación de observación: una fotografía de 1909 tomada en Addis Ababa, Etiopía, y conservada en las colecciones del Museo Nacional de Historia Natural en Washington, D.C. Su variedad en gran parte del continente se ha reducido al menos un 66% debido a la pérdida de hábitat y la disminución de presas.
“Casi todas las personas tienen una historia: todos has visto uno. Se trata de algo mítico”, señala Pilfold, del Instituto para la Investigación de Conservación de San Diego Zoo Global.
“Incluso cuando conversas con aquellos que fueron guías en Kenia muchos años atrás, cuando la caza era legal [en las décadas de 1950 y 1960], se sabía que no debías cazar leopardos negros. Si los veías, no los capturabas”.
La vida en la sombra
Existen nueve subespecies de leopardos que se extienden desde África hasta la región este de Rusia. Y, a pesar de que se cree que el 11% de los leopardos vivos en la actualidad son melánicos, indica Pilfold, la mayoría se encuentra en el Sudeste Asiático, donde los bosques tropicales ofrecen mucha sombra.
Se cree que el melanismo brinda un camuflaje adicional en esos hábitats, y les da una ventaja a los depredadores a la hora de cazar, explica Vincent Naude, coordinador del proyecto forense de la genética de los leopardos para la organización sin fines de lucro Panthera, quien no participó en esta investigación.
Pero en Kenia, los leopardos negros, a veces denominados “panteras negras”, un término abarcador que hace referencia a cualquier felino grande con un pelaje negro, parecen estar en matorrales semiáridos.
“Nuestros leopardos viven en ambientes similares a la sabana, por eso, tener ese melanismo adicional no les da una ventaja de adaptación”, menciona Naude. Aun así, dado su estilo de vida nocturno, un poco de pigmentación adicional definitivamente no hace nada mal.
El hecho de que la hembra joven estuviera trasladándose con su madre también sugiere que su coloración única no ha afectado el lazo familiar, observa Pilfold.
Coincidencia cómica
Después de enterarse de los hallazgos de Pilfold, los miembros del personal de la Conservación Ol Ari Nyiro, 48 km al oeste de Loisaba, aparecieron con una imagen de alta calidad de un segundo leopardo negro, tomada en mayo de 2007.
Dado que la foto es de hace más de una década, los investigadores llegaron a la conclusión de que se debe tratar de un individuo diferente, lo cual sugiere que las panteras negras prevalecen más en Kenia que en cualquier otro país de África.
Pero las panteras negras africanas continúan siendo tan raras que los investigadores no saben si la mutación genética responsable de la pigmentación negra es la misma que sustenta el melanismo en los leopardos del Sudeste Asiático.