Cebras con manchas y rayas atípicas: ¿a qué se deberían las alteraciones y cuáles serían sus consecuencias?
Según un nuevo estudio, los patrones de pelaje anormales podrían ser producto de la endogamia, lo que significaría una "evidencia drástica" de cómo la fragmentación del hábitat afecta a la vida silvestre.
Una cebra de las llanuras con una mancha que desdibuja sus rayas, Parque Nacional Akagera de Ruanda en 2018.
Todos sabemos que las cebras se caracterizan por sus rayas blancas y negras. Pero, en algunos casos, estos equinos africanos presentan patrones de color atípicos, como enormes manchas negras o un pelaje dorado con rayas de colores claros. También se han visto cebras con lunares en vez de rayas. En 2019, en la Reserva Nacional Masai Mara de Kenia, los científicos registraron una cría de cebra de color marrón oscuro, con lunares y manchas blancas.
Estas alteraciones, que suelen derivar de mutaciones genéticas que afectan la producción de melanina (pigmento natural) no son comunes entre los mamíferos. Por eso, la bióloga Brenda Larison se sorprendió al descubrir cerca del lago Mburo de Uganda un número muy alto de cebras de las llanuras (se estima un 5 por ciento) con rayas muy fuera de lo común.
Aunque las cebras de las llanuras son las menos amenazadas de las tres especies, su número se ha reducido en un 25 por ciento desde 2002: quedan alrededor de 500.000 ejemplares dentro del área que abarca desde Etiopía hasta Sudáfrica. La fragmentación del hábitat que resulta de la colocación de cercas, creación de calles y otras acciones humanas ha comprimido las poblaciones de cebras, como la del lago Mburu, en pequeñas áreas de tierra, de modo que los animales no pueden ir migrando y cruzándose entre manadas.
Con las migraciones, las poblaciones reciben genes nuevos, por lo que son fundamentales para la supervivencia de la especie a largo plazo. La ausencia de genes nuevos puede conducir a la endogamia y, en última instancia, a la infertilidad, enfermedades y otros defectos genéticos.
"Al ver tantas cebras con patrones extraños me pregunté: ¿tendrá que ver esto con que la población es endogámica?" dice Larison, que estudia la evolución de las rayas de cebra en la Universidad de California, Los Ángeles.
Para averiguarlo, Larison y sus colegas realizaron análisis genéticos en 140 cebras de llanura, entre estas, siete ejemplares con patrones de pelaje inusuales, de nueve lugares de África, como el Parque Nacional Etosha de Namibia y el Parque Nacional Kruger de Sudáfrica.
El estudio, publicado recientemente en la revista Molecular Ecology, reveló que las poblaciones de cebras más pequeñas y aisladas tenían menor diversidad genética, lo que no resulta sorprendente. Pero el estudio también indicó que en estos grupos aislados había más probabilidad de que nacieran cebras con rayas anormales, lo que sugiere que estas mutaciones genéticas son consecuencia de su escasa diversidad genética.
El estudio observó solamente siete animales con patrones extraños, pero los resultados podrían advertir de forma manifiesta sobre el futuro de la cebra de las llanuras, expresa Larison.
"Si bien las cebras de las llanuras no están gravemente amenazadas, estos problemas genéticos suelen aparecer antes de que surjan problemas más serios", explica.
Una cebra joven con pseudomelanismo, una rara mutación genética en la que los animales presentan algún tipo de anomalía en su patrón de rayas, bebe de un pozo de agua en el Parque Nacional Etosha de Namibia, en noviembre de 2011.
Fisuras genéticas
Es posible que las rayas extrañas perjudiquen a las cebras al hacerlas más visibles para los depredadores. Por ejemplo, la mayoría de los casos registrados de cebras a lunares son cebras jóvenes, no adultas. Sin embargo, dentro de sus grupos familiares, a las cebras no parece importarles mucho quién tiene rayas y quién tiene manchas, señala Larison, cuya última investigación sugiere que las rayas de las cebras evitan que los mosquitos las piquen.
Según Larison, la preocupación más urgente es la salud genética de la cebra de las llanuras. Para su análisis, Larison y colegas utilizaron técnicas avanzadas de secuenciación genética para estudiar de cerca las diferencias no solo entre las cebras dentro de un mismo grupo, sino también entre las poblaciones de cebras de distintos lugares.
“Descubrimos que hay poblaciones más divergentes de lo que encontraríamos en circunstancias normales, y es consecuencia de la acción humana”, expresa Larison, cuyo trabajo cuenta con el apoyo de la National Geographic Society.
En otras palabras, las cebras cada vez son más genéticamente parecidas dentro de su grupo poblacional, pero estas poblaciones apartadas geográficamente se están volviendo cada vez más distintas. Y eventualmente, esto podría derivar en una nueva subespecie de cebra de las llanuras.
Conservación en problemas
Desire Dalton, una experta en genética de la vida silvestre que trabaja en el Instituto Nacional de Biodiversidad de Sudáfrica en Pretoria, explica que la situación es preocupante porque una de las principales herramientas de los conservacionistas de cebras es la translocación: mover individuos de una población para que se reproduzcan en otra población.
Sin embargo, en la exogamia o reproducción entre individuos no emparentados genéticamente, también aparecen anomalías si los genes son demasiado diferentes.
Una cebra de las llanuras rubia o dorada junto a un ejemplar con colores típicos en Mount Kenya Wildlife Conservancy, en julio de 2018.
Existen opiniones encontradas en cuanto a qué poblaciones de cebras de las llanuras estarían en vías de una gran diferenciación genética o dividiéndose en subespecies. Los expertos aún no han acordado cómo definir y agrupar estas subespecies.
Pero Dalton coincide con el equipo de Larison en que es fundamental definir estos grupos para poder conocer bien a la especie.
“Hay que tener certezas sobre qué poblaciones pueden mezclarse y cuáles deben mantenerse separadas”, explica Dalton.
“No hay que perder tiempo”
El nuevo estudio también sirve para crear consciencia sobre las especies africanas que hoy no parecen estar en una situación preocupante, comenta Philip Muruthi, vicepresidente de conservación de especies de la African Wildlife Foundation en Nairobi, Kenia.
Por ejemplo, Muruthi teme que la cebra de las llanuras pueda correr la misma suerte que otra emblemática especie africana: la jirafa.
En los últimos 30 años, se registró una disminución del 30 por ciento de la población de jirafas como consecuencia de la pérdida de hábitat y la caza furtiva; la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ahora considera que este animal está en situación de vulnerabilidad. Sin embargo, el fenómeno aún es tan poco conocido que se denomina "extinción silenciosa".
Es por eso que el estudio de la cebra es fundamental: al “destacar que las especies comunes ya estarían atravesando dificultades de conservación, se está poniendo el problema de manifiesto. No hay que perder tiempo", dice Muruthi.