El búho más grande del mundo está en peligro ¿Qué podemos hacer para salvarlo?
La población del búho de Blakiston, cuyo hábitat se encuentra en toda Rusia y partes de Asia, está disminuyendo debido a la pérdida de hábitat y el cambio climático.
Un búho de Blakiston, alerta y con las orejas rígidas, se prepara para volar en marzo de 2008.
Rada Surmach se sentó sobre el tronco de un árbol caído esperando oír el eco de los búhos que anidan en el valle del río Tunsha en el Lejano Oriente ruso.
Cuando cayó la tarde, finalmente, se oyó el dueto de búhos de Blakiston, una especie en peligro de extinción que, con casi 2 metros de envergadura, se conoce como el búho más grande del mundo.
Con cada llamada, estos dúos excéntricos, poco comunes entre las especies de búhos, consolidan el vínculo de la pareja. Es como si el macho le estuviera diciendo a su compañera: "¡Aquí estoy!", y la hembra respondiera en un tono más bajo, "¡Yo también, aquí estoy!"
En lo alto del dosel del bosque, las parejas realizan vocalizaciones sincronizadas de cuatro notas, y el show puede durar hasta dos horas. Estas rapaces, conocidas por sus ojos de color amarillo intenso y sus llamativas orejas, anidan en los huecos de árboles viejos entre los valles boscosos de los ríos del Lejano Oriente ruso, donde las selvas tropicales templadas y boreales se unen con el Mar de Japón y el Mar de Okhotsk.
La especie lleva su nombre en honor al naturalista inglés del siglo XIX Thomas W. Blakiston, y se divide en dos subespecies: Bubo blakistoni doerriesi, típico del continente ruso, y Bubo blakistoni blakistoni, que habita en Hokkaido, Japón,y las islas Kuriles del sur de Rusia.
En Hokkaido, la gente distribuye alimento para los búhos de Blakiston y gestiona sus poblaciones; en la provincia de Primorye, las parejas que quedan son menos de 200, y completamente silvestres. Se calcula que la población mundial de búhos alcanza entre los 1.000 y 1.900 ejemplares.
Rada Surmach, estudiante de doctorado e investigadora del Federal Scientific Center of the East Asia Terrestrial Biodiversity (Centro Científico Federal de la Biodiversidad Terrestre) de Asia Oriental en Vladivostok, ha creado un plan de conservación a largo plazo para reintroducir búhos criados en cautividad en el Land of the Leopard National Park en el sur de Primorye, una región relativamente desarrollada donde solía habitar el búho.
Surmach cree que esta ave rapaz tan peculiar podría ser una especie emblemática para crear conciencia pública, de modo similar al rol que ocupa el tigre siberiano o tigre de Amur.
“Cada vez que explico que este es el búho más grande y que, además, vive en nuestro bosque, la gente se conmueve muchísimo”, cuenta.
Temporadas cambiantes y tormentas devastadoras
Los búhos deben enfrentarse dos amenazas principales: la pérdida de hábitat y los efectos del cambio climático.
Los búhos cazan salmones, truchas y lampreas en ríos helados durante el invierno. Cuando llega la primavera, el búho macho agrega anfibios al menú para alimentar a su pareja y a su única cría.
El cambio climático podría alterar la llegada de la primavera y causar una aparición temprana o tardía de ranas con las consecuentes dificultades para alimentar crías de búho hambrientas, expresa el biólogo de vida silvestre Jonathan C. Slaght, coordinador de Wildlife Conservation Society de Rusia y el noreste de Asia. Este desajuste trófico podría acarrear consecuencias catastróficas, como la muerte por inanición de los mochuelos y la eventual disminución de la población, afirma Slaght, quien publicó el libro Owls of the Eastern Ice: A Quest to Find and Save the World's Largest Owls en 2020 con la esperanza de despertar el interés del público en este búho tan particular.
Dado el aumento de las temperaturas de la superficie del mar en el noroeste del Pacífico, se han desatado en Primorye tormentas y tifones cada vez más destructivos en los últimos años, otra amenaza potencial para los sitios de anidación y el hábitat del búho, expresa Slaght. En 2016, el tifón Lionrock causó daños descomunales en los bosques primarios: acabó con olmos, sauces y pinos coreanos gigantes de Manchuria…solo quedó grava a lo largo de la orilla del río.
Piedras en el camino
Hoy en día, el mayor problema para los búhos de Primorye son los caminos forestales, según Slaght. Estas vías son legales, pero desde la década de 1980, el número de caminos es 17 veces mayor. Aunque los búhos anidan principalmente en árboles altos y muertos que carecen de valor comercial, los caminos de tala permiten el acceso de un gran número de cazadores furtivos, madereros ilegales y recolectores de piñones a las zonas más remotas del bosque.
Este acceso puede significar una gran amenaza para los búhos y otras especies en peligro de extinción, porque supone, por ejemplo, el riesgo de chocar a los animales con los vehículos o de provocar incendios forestales de forma accidental.
Un búho de Blakiston de la subespecie Bubo blakistoni blakistoni vuela cerca de Rausu, Japón.
Además, los madereros suelen derriban los árboles viejos que los búhos utilizan para anidar con el objetivo de construir puentes para cruzar el bosque. Para alentar a las empresas madereras a buscar alternativas, Slaght y Sergey Surmach, el padre de Rada Surmach, quien ha estudiado a los búhos durante tres décadas, en 2010, concluyeron un estudio de cinco años sobre el hábitat de este búho.
Los científicos aconsejaron a las empresas madereras que evitaran ciertas especies de árboles maduros, como el olmo, la elegida y el álamo japonés, y que optaran por árboles más comunes que no son utilizados por los búhos, como el alerce de Gmelin y el álamo temblón. También pidieron que las operaciones de tala bloquearan con bermas las rutas no utilizadas para impedir el paso de taladores ilegales y cazadores furtivos. Aunque no se cierren esas vías de forma permanente, el bloqueo daría un respiro a la vida silvestre, sostiene Slaght.
Se solicitó a TerneyLes, la mayor empresa maderera que opera en Primorye, que aportara información sobre su rol en la conservación de los búhos, pero no ha dado ninguna respuesta.
Del lado de la naturaleza
Acerca de los aspectos positivos, los conservacionistas comentan que Primorye ya ha protegido el 17 por ciento de su superficie total, ya sea en reservas federales o locales. En los últimos 15 años, la provincia ha creado cuatro nuevas áreas protegidas por un total de aproximadamente 16.000 km2.
El gobierno de la provincia también tiene una larga historia de gestión ambiental y colaboración con conservacionistas, en especial en lo que respecta a los tigres siberianos y los leopardos de Amur, cuenta Victor Bardyuk, director del Land of Leopard National Park.
“La preservación de estos animales, incluido el búho de Blakiston, es un claro ejemplo de la actitud de la gente frente a la naturaleza y el trabajo eficaz del estado para preservarla”, dice Bardyuk.
Y añade que las prohibiciones de tala en "áreas protegidas de gran prestigio", la creación de tarifas para la madera y el monitoreo satelital de las actividades de tala han ayudado a proteger la población del leopardo de Amur, en peligro crítico, que solo tiene unos 60 animales salvajes.
Svetlana Soutyrina, directora de la Sikhote-Alin Biosphere Reserve, el área protegida más grande de Primorye, explica que su reserva tiene un mayor control sobre el tráfico ilegal de madera y la caza furtiva en los últimos años. Y la participación de organizaciones sin fines de lucro como la Wildlife Conservation Society, WWF Rusia y el Amur Tiger Center han mejorado las condiciones para las especies silvestres de la región, entre estas, el búho de Blakiston.
Aunque no en los próximos años, Rada Surmach y sus colegas planean lanzar un programa de cría en cautividad para el búho. Eso podría crear una población segura de animales que eventualmente serían liberados en la naturaleza. En 2018, el zoológico de Moscú lanzó un programa de cría de búhos de Blakiston, que actualmente se compone de dos B. b. blakistoni hembras, una en Moscú y otra en el zoológico de la isla de Sakhalin.
"Aquí son los reyes"
Estas iniciativas no solo benefician a los búhos. Es probable que un hábitat que se mantiene lo más silvestre posible para sustentar al ave pueda satisfacer las necesidades de un sinfín de otros animales, como las martas de garganta amarilla, el ciervo rojo, el oso pardo, el alce, el lince euroasiático y muchos más, dicen los conservacionistas.
“Primorye es un lugar donde todavía queda naturaleza salvaje. Hay especies valiosas que debemos proteger y es posible reunir esfuerzos para hacerlo", dice Slaght.
Rada Surmach recuerda que su primer encuentro con búhos de Blakiston fue como descubrir huellas de tigre frescas en la nieve.
“Te das cuenta de que no estás solo en este bosque, de que hay animales salvajes que habitan este lugar; y de que aquí ellos son los reyes", concluye Surmach.