¿Por qué algunas hembras de una especie de colibrí adquieren la apariencia de los machos?
Un nuevo estudio señala cómo se benefician las hembras de jacobinos de cuello blanco al tener un plumaje llamativo y colorido parecido al de los machos en lugar del típico marrón.
Entre las aves, los machos suelen ser los que lucen plumas fascinantes y coloridas, sobre todo para atraer y cortejar a las hembras. Son los pavos reales machos, no las hembras, los que pueden desplegar las ostentosas colas de colores verdes y azules en forma de abanico. Son los cardenales machos los que lucen su famoso plumaje colorado, mientras que las hembras son marrones. Por su parte, el macho de jacobino de cuello blanco, un típico colibrí tropical, tiene una cabeza de azul intenso y una espalda verde vibrante, mientras que las hembras suelen ser monocromáticas.
Pero no siempre es así. Investigadores que estudian a los jacobinos de cuello blanco en Panamá vieron que el 30 por ciento de las más de 120 hembras que capturaron y determinaron su sexo, entre 2015 y 2019, terminaron por ser hembras que parecían machos.
Un estudio publicado el 26 de agosto de 2021 en la revista Current Biology arroja luz sobre el por qué. Resulta que copiar el color de los machos ayuda a las hembras de jacobinos de cuello blanco a evitar que las acosen otros colibríes mientras se alimentan.
"La coloración [brillante] en los pájaros se asocia a la agresividad", dice Jay Falk, un ecologista evolutivo de la Universidad de Washington (Estados Unidos) e investigador principal del estudio. "Con solo parecer machos disuade a los acosadores", permitiendo a las hembras tener acceso a mejor nectar.
Este estudio da luz al papel, pocas veces cuantificado, que juega la ornamentación de las aves hembra de ave, pero también resalta las fuerzas evolutivas que tienen una función social más que una función sexual, explica la bióloga evolutiva Sara Lipshutz, de la Universidad de Indiana (EE. UU), que no participó en el estudio.
Copiar a los machos
Las investigaciones llevan mucho tiempo centrándose en la evolución de las características más llamativas de los animales machos, desde llamativos colores hasta exageradas cornamentas, colas y barbas. El papel de esta ornamentación en las hembras, aunque no tan extendido, seguía siendo pasado por alto hasta hace unas dos décadas. El punto de vista original, apoyado por Darwin, era que estas características no tenían ningún valor para las hembras sino que era algo que aportaban los machos dado que los dos sexos comparten la mayoría del código genético.
"Esta vieja idea ignoraba por completo a las hembras", dice Lipshutz. Pero desde entonces, una creciente cantidad de estudios ha indicado que las hembras ornamentadas de especies de aves, peces y otros taxones usan su apariencia para competir tanto en la "conquista" de mejores parejas macho como para obtener recursos.
Entre los colibríes, un estudio reciente encontró que una pequeña proporción de hembras de 47 especies de las 209 examinadas en algunos museos se parecían a los machos, sugiriendo que es más común de lo que los científicos creían.
Las hembras de jacobinos de cuello blanco estaban entre esas 47 especies. Flak y sus colegas se preguntaron si aquellas que se parecían a los machos estaban intentando atraer a parejas destacándose entre sus monótonas rivales, o si estaban compitiendo entre todos por el néctar. Pero primero, querían saber si las hembras ornamentadas estaban muy presentes en la pequeña ciudad panameña de Gamboa, donde Falk tenía su zona de estudio. Entre 2015 y 2019 encontraron que cerca del 30 por ciento de las más de 120 hembras rastreadas, tanto adultas como jóvenes, iban "disfrazadas" de machos.
Encontraron que los machos jóvenes también tenían un plumaje llamativo similar.
"El que los ejemplares jóvenes parecieran machos [adultos] fue una enorme sorpresa", comenta Flak; "eso no es algo que se suela ver en las aves".
Este inesperado descubrimiento ayudó al equipo a descartar la selección sexual como la fuerza evolutiva para la imitación del plumaje ornamentado de los machos por parte de las hembras adultas. Eso es porque los jacobinos tenían colores llamativos antes de llegar a la edad reproductiva y que esa apariencia empezó a perder presencia entre las hembras adultas; muchas hembras perdían sus lustrosas plumas por unas más aburridas a medida que maduraban, aunque el 20 por ciento de las hembras adultas se quedaban con su apariencia masculina.
Los investigadores encontraron que los jacobinos macho preferían cortejar y aparearse con las hembras sin colores, sugiriendo que tener un plumaje llamativo no daba ventaja a las hembras a la hora de emparejarse.
Falk y sus compañeros se plantearon la siguiente hipótesis: competencia por recursos. Les colocaron sistemas de seguimiento electrónico a 150 jacobinos, 15 de ellos a hembras con plumaje masculino, y registraron sus visitas a 28 comederos. A lo largo de 278 días, las hembras con apariencia de machos acudieron más a menudo y estuvieron más tiempo comiendo que las hembras de color menos llamativo.
Para entender por qué la hembras llamativas tenían más éxito, Falk observó las interacciones entre los jacobinos y tres tipos figuras de jacobinos que colocó en los comederos: hembras pardas, hembras ornamentadas y machos. Como pudo grabar Falk, los muñecos soportaron la ira agresiva en forma de picotazos y golpes. Las figuras de hembras pardas recibían muchos más ataques de los jacobinos que acudían a alimentarse y de colibríes de otras especies que las que parecían machos. En los vídeos de vigilancia también se vio cómo las hembras pardas vivas solían ser mayormente expulsadas por otros pájaros que las hembras ornamentadas.
"Parece que si estás ornamentada y te alimentas en estos comederos, te molestan menos", dice el coautor del estudio Dustin Rubenstein, un ecologista evolutivo de la Universidad de Columbia y Explorador de National Geographic.
Con semejantes beneficios, ¿por qué no desarrollan todas las hembras esa ornamentación? Un plumaje llamativo no es solo muy costoso de mantener, sino también arriesgado. Las hembras de colibrí también son madres, lo que ya de por sí requiere mucho gasto energético. Además, "si tienes un color llamativo y te sientas en un nido marrón sobre un árbol verde, vas a llamar la atención", dice Rubenstein; "es mucho más fácil que te coman".
Volviendo a los jacobinos jóvenes con plumajes llamativos, su color posiblemente les aporte los mismos beneficios que las hembras ornamentadas, ayudando a evitar acosos y superar a la competencia por el néctar. "La supervivencia puede ser complicada en ese momento de su vida", dice Flak; "su única labor como joven es llegar al año siguiente y poder reproducirse".