¿Pueden las serpientes reconocerse a sí mismas? Un controversial estudio dice que sí
Según uno de los científicos involucrados en un reciente experimento, sus conclusiones “podrían cambiar la opinión de la gente sobre las serpientes, lejos de la imagen que las muestran como seres instintivos, lentos, tontos y aburridos”.
Una serpiente de liga (fotografiada en el Parque Nacional Acadia en Maine), mueve la lengua, un comportamiento sensorial que capta sustancias químicas en su entorno.
Los científicos que estudian serpientes a menudo se enfrentan a un enigma desafiante: ¿Cómo entras en la mente de un reptil?
Los primates pueden hacer gestos con las manos, los elefantes pueden señalar con la trompa y los cuervos pueden picotear con el pico para indicar una respuesta particular a un experimento, pero ¿y las serpientes?
Es por eso que los investigadores han diseñado una prueba solo para serpientes al hacer foco en su punto fuerte: sus sentidos químicos.
Las serpientes dependen de señales químicas para reconocer presas, escapar de los depredadores, encontrar pareja y navegar por sus hábitats. Además de su sentido del olfato, las serpientes también mueven la lengua para captar señales químicas (por ejemplo, feromonas sexuales de una potencial pareja) y transportarlas a un órgano especializado ubicado en sus paladares, una acción más o menos equivalente a olfatear.
Un estudio reciente sobre serpientes de liga comunes, una especie muy común en América del Norte, descubrió que estos reptiles pueden discriminar su propia firma química de la de sus compañeros de camada alimentados con la misma dieta. El líder del estudio, Gordon Burghardt, etólogo y psicólogo comparativo de la Universidad de Tennessee, Knoxville, dice que es una demostración de autorreconocimiento, para la serpiente es como reconocer su reflejo en el espejo. (Un etólogo estudia el comportamiento de los animales en sus entornos naturales).
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IMG: Las serpientes de liga comunes, nativas de América del Norte, son reptiles no venenosos que se encuentran en todo el continente.
Reconocer el propio reflejo se considera una habilidad avanzada y solo se ha confirmado en unas pocas especies, como los chimpancés, los orangutanes y los delfines.
“Las serpientes demuestran muchos de los mismos mecanismos cognitivos y de percepción que otros animales si las estudias de la manera correcta, haces las preguntas correctas y respetas su biología y forma de tratar con el mundo”, dice Burghardt.
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Conózcase
En el estudio, publicado recientemente en la revista Behavior, Burghardt y sus colegas estudiaron 24 serpientes de liga nacidas en una sola camada en su laboratorio de Tennessee, Estados Unidos.
Las serpientes habían sido alojadas individualmente desde su nacimiento y alimentadas con una dieta de solo peces o solo gusanos, lo que hizo posible diferenciar químicamente las heces de cada una.
Cuando las serpientes cumplieron cuatro meses, el equipo las expuso individualmente a cuatro estímulos diferentes: su propia jaula sucia, la jaula sucia de un hermano del mismo sexo alimentado con la misma dieta, la jaula sucia de un hermano del mismo sexo alimentado una dieta diferente y una jaula completamente limpia.
Durante cada experimento, los científicos midieron la tasa de movimiento de la lengua de cada serpiente y su movimiento general alrededor de la jaula.
Las serpientes movían menos la lengua cuando estaban expuestas al revestimiento sucio de la jaula de un compañero de camada alimentado con la misma dieta que cuando estaban expuestas al revestimiento sucio de su propia jaula.
Burghardt dice que este comportamiento muestra que las serpientes de liga pueden reconocer sus propias señales químicas a diferencia de las de otras serpientes, incluso las serpientes estrechamente relacionadas que comen la misma dieta.
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Diferentes interpretaciones
Hace unos 50 años, el psicólogo estadounidense Gordon Gallup y sus colegas desarrollaron una prueba de autorreconocimiento en espejo, publicada en Science, que sigue siendo el estándar para muchos estudios experimentales.
Los investigadores colocaron una marca en algún lugar del cuerpo de un animal de modo tal que solo pueda verse al observar su propio reflejo en el espejo. Si el animal se mira en el espejo y luego toca o examina la marca en su cuerpo, pasa la prueba. Los niños pequeños tienden a pasar la prueba y algunos grandes simios (chimpancés, orangutanes y bonobos) se reconocen a sí mismos. Unos pocos no primates seleccionados, como elefantes y delfines, también pueden calificar.
Pero Gallup y sus colegas se muestran escépticos ante la evidencia de la autopercepción en el espejo en cualquier otra especie que no sean los humanos y los grandes simios. También han criticado los estudios de autorreconocimiento no visuales, como los que utilizan olores u otros productos químicos, que pretenden ser equivalentes a las pruebas del espejo.
Es por eso que uno de los colaboradores frecuentes de Gallup, el psicólogo James Anderson de la Universidad de Kyoto, dice que aunque las serpientes del estudio de Burghardt pueden demostrar un autorreconocimiento químico, no es lo mismo que un simio o un humano reconozcan su apariencia en un espejo.
“Muchos investigadores pasan por alto la espontaneidad del uso de espejos por parte de los grandes simios [y el nuestro] simplemente para comprobar nuestra apariencia, tal vez para reorganizarla u observarla desde diferentes puntos de vista”, explicó en un correo electrónico. “No existe una demostración convincente de que se utilice de esta manera ningún llamado 'espejo químico'”'.
Burghardt dice: “No afirmo que estas serpientes sean conscientes de sí mismas. Pero parecen tener una conciencia de sí mismos como una entidad diferente a otro organismo”.
Los científicos también están divididos sobre lo que realmente significa que un animal se reconozca en el espejo en términos de cognición. Gallup y Anderson sostienen que pasar la prueba se equipara con la autopercepción, la autoconciencia y posiblemente, incluso, la conciencia del yo único de los demás.
Algunos investigadores piensan que es más probable que la autoconciencia exista en un continuo, con diferentes especies demostrando diferentes niveles. Es posible que el autorreconocimiento sea una de las habilidades más básicas en este continuo, una que es común entre muchos animales, asegura Burghardt.
“No importa cuán cuidadosos hayan sido estos autores [del estudio de la serpiente], el mayor obstáculo será convencer a algunos científicos de que los hallazgos significan algo más que una respuesta rudimentaria a los estímulos”, dice Gordon Schuett, ecólogo (especialista en ecología) de la Universidad Estatal de Georgia, en Atlanta, Estados Unidos.
Pero es bueno traspasar estos límites, agrega: el nuevo estudio es útil porque puede desafiar algunas nociones preconcebidas sobre las capacidades cognitivas de las serpientes.
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El interesante mundo de las serpientes
Una creciente corriente de investigación respalda la idea de que las serpientes pueden aprender, adaptarse en el acto e incluso hacer amigos.
Por ejemplo, los científicos han documentado que las serpientes de cascabel del Pacífico Norte apartan las ramas antes de cazar, aparentemente alterando su hábitat para ayudarlas a emboscar a sus presas. Se muestra que las serpientes de liga comunes tienen personalidades y prefieren socializar con individuos específicos.
Y estudios recientes de serpientes de cascabel han revelado que los machos de la especie Crotalus atrox (crótalo diamante occidental o cascabel diamantina) encuentran y permanecen en la misma guarida año tras año, mientras que las jóvenes serpientes hembra de la especie Crotalus horridus (cascabel de los bosques) prefieren, cuando están preñadas, “acurrucarse” con parientes cercanos.
Burghardt dice que las serpientes tienen muchas de las mismas herramientas básicas para navegar por el mundo que los mamíferos, pero su anatomía y estilo de vida pueden mantener ocultas estas capacidades.
“Mi carrera”, afirma, “se ha dedicado a tratar de cambiar la opinión de la gente sobre estos reptiles, lejos de la imagen de que los muestra como seres instintivos, lentos, tontos y aburridos”.