La discreta amenaza de la garrapata
Responsable de enfermedades graves, el parásito puede propagarse rápidamente entre las mascotas y afectar incluso a los humanos.
Las garrapatas son parásitos artrópodos que pertenecen a la misma clase que las arañas. Por ser muy resistentes, pueden sobrevivir durante años y causar innumerables perjuicios a las mascotas -con mayor frecuencia a los perros. Pueden provocar malestar, irritación, hipersensibilidad y, en casos de alta infestación, pueden ser responsables de cuadros severos de anemia, además de transmitir enfermedades que muchas veces son mortales, incluso para los humanos.
La garrapata típica del perro es la Ripicephalus sanguineus o garrapata canina marrón, que también se encuentra en otros mamíferos y aves y, contrariamente a lo que muchos piensan, se adapta muy bien a la vida en los centros urbanos. Los perros pueden contagiarse de garrapatas en paseos por parques, plazas, al hospedarse en un hotel para perros o incluso en una simple escapada al área de esparcimiento del condominio. Además, durante su ciclo de vida, una sola garrapata puede parasitar a diferentes perros en un mismo ambiente y poner muchos huevos. Por eso, todos los animales de la casa, aunque no tengan parásitos visibles, deben recibir protección preventiva simultáneamente.
El ciclo de la garrapata dura de dos a tres meses y consta de cuatro fases: huevos, larvas, ninfas y adultos, con cambios de fase fuera de los animales, es decir, en el ambiente. Su multiplicación es muy rápida e intensa: las hembras pueden poner de dos a tres mil huevos a lo largo de su vida, especialmente en lugares altos, como en las grietas del techo y en las paredes cercanas a donde duerme el perro. En general, las hembras ingieren un volumen mucho mayor de sangre. Esta alimentación puede llevarse a cabo en diferentes animales a lo largo de su vida, lo que aumenta la posibilidad de transmisión de enfermedades.
Entre estas enfermedades se encuentran la babesiosis y la ehrlichiosis, que incluso pueden afectar a los perros de manera concomitante. El perro infectado puede presentar fiebre, pérdida de peso, manchas rojizas en el cuerpo, hemorragias nasales, apatía y otras manifestaciones inespecíficas. Estos cuadros pueden variar en intensidad, dando lugar a tratamientos muy prolongados en el hogar o incluso a internación con necesidad de transfusiones de sangre y riesgo de muerte.
Aun en casos menos graves, las picaduras de garrapatas provocan molestia, inflamación o incluso cuadros alérgicos que pueden desencadenar mucha picazón y lesiones cutáneas generalizadas, especialmente en pacientes que ya son alérgicos, tornando aún más fundamental el uso de protección preventiva. Cuando el tutor lleva adelante una prevención contra los ectoparásitos durante todo el año, no solo elimina cualquier posibilidad de infestación, sino que también reduce drásticamente la posibilidad de que el animal se vea afectado por estas enfermedades.
Curiosidad sobre las garrapatas.
Si se identifica una garrapata parasitando al perro, esta nunca se debe sacar manualmente, ya que se corre el riesgo de no quitarla por completo e inducir una infección en la piel del animal. La garrapata nunca se debe romper, abriendo el cadáver, ya que los huevos pueden eclosionar e infestar aún más el ambiente.
También existen otras especies de garrapatas, como la Amblyomma cajennense o garrapata estrella, que es más común en caballos y capibaras, aunque también afecta a perros. A través de su picadura, la garrapata estrella puede transmitir enfermedades incluso a los humanos, como la fiebre maculosa, que provoca fiebre, dolores musculares y articulares, debilidad y manchas en la piel. Si no se diagnostica y trata a tiempo, la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas puede tornarse grave. Cuando afecta a los perros, esta enfermedad tiene manifestaciones similares a la ehrlichiosis, por lo que se suelen confundir.
El concepto de salud única (ambiente, animales y humanos) cobra plena relevancia cuando se habla de enfermedades transmitidas por garrapatas. Esta visión sistémica implica un cuidado completo, no solo para controlar la transmisión sino también para preservar la salud ambiental y la de todos los seres vivos, contribuyendo al bienestar y a la calidad de vida.
La prevención de infestaciones por garrapatas y otros ectoparásitos contribuye a la relación humano-animal, creando una sana convivencia entre las mascotas y sus tutores en cualquier ambiente, ya que todos están protegidos.