Carpinchos urbanos: cómo el mayor roedor del mundo se adapta a las ciudades
El 14 de septiembre se celebra el Día del Carpincho, uno de los símbolos de la fauna autóctona de Sudamérica. Estos animales adaptables han desarrollado comportamientos para convivir con los humanos y afrontar la vida en las ciudades.
Una carpincha y sus cachorros en la orilla del río Cuiabá, en el Pantanal de Mato Grosso, Brasil. La región todavía tiene carpinchos salvajes
Muy sociables y versátiles, los carpinchos (también conocidos como capibaras o chigüiros) son un ejemplo de animales que han tenido que modificar sus comportamientos para sobrevivir a los cambios en sus hábitats naturales, y hoy también prosperan en los centros urbanos.
En el Día del Carpincho, National Geographic profundiza sobre la exitosa forma que encontró el roedor más grande del mundo para evitar su desaparición del medio ambiente.
"El carpincho se ha convertido en lo que llamamos un animal generalista, aprendiendo a socializar con la presencia humana y a adaptarse a las ciudades", explica a este medio Marcos Vinícius Rodrigues, biólogo especializado en fauna salvaje, con especial atención en los planes de gestión de los carpinchos.
Según el experto, cada vez es más frecuente encontrar al mayor roedor del mundo en convivencia con personas en zonas urbanas, cerca de ríos o lagos, en zonas boscosas. Sin embargo, estos animales no se han convertido en vecinos de los humanos por conveniencia.
"La invasión antropogénica a los hábitats naturales de los carpinchos, con la deforestación, el uso de la tierra para plantaciones y la construcción, les ha obligado a adaptarse para sobrevivir", advierte Rodrigues.
Una carpincha hembra y sus crías en el Pantanal de Mato Grosso en Brasil.
Dónde viven los carpinchos
Los carpinchos están presentes en toda Sudamérica (a excepción de Chile), en algunos territorios de Centroamérica y Norteamérica y se extienden hasta el sur de Estados Unidos. "Suelen encontrarse en bosques y campos cerca de los cursos de agua y con abundancia de comida", informa el biólogo en referencia a su hábitat natural no intervenido.
Al ser semiacuático, el carpincho también puede habitar bosques que se inundan estacionalmente, como las várzeas, y pantanos. Su dieta incluye hierbas, pastos y vegetación acuática presentes en las orillas de ríos y lagos, por lo que se lo clasifica como herbívoro, subraya Rodrigues.
El experto también comenta que, al igual que los castores, los carpinchos son fuertes nadadores: "Tienen sus cuerpos adaptados para la vida en el agua. Por ejemplo, tienen los dedos de los pies parcialmente palmeados, como patas de pato, para ayudarles a nadar”.
El agua desempeña un papel fundamental en la vida de estos animales. De acuerdo con Rodrigues, además de la comida, los carpinchos también buscan ríos y estanques para reproducirse.
"Más del 90% del proceso de apareamiento del carpincho se realiza en el agua. También buscan los cursos de agua para protegerse, escapar de los depredadores e incluso para divertirse. Es habitual verlos jugar en este medio", comenta el experto.
En este contexto, la deforestación o la sustitución de los bosques ribereños para la implantación de áreas productivas (pastos, cultivos agrícolas, construcción de carreteras, ciudades, entre otros) obliga a la convivencia de estos animales con el ser humano: "Con el tiempo, los carpinchos han adaptado sus comportamientos a la presencia de personas e infraestructuras humanas", describe Rodrigues.
Te podría interesar este video sobre un asombroso encuentro animal:
Cómo se han adaptado los carpinchos a los centros urbanos
El estudio titulado Comportamiento de un grupo de carpinchos en una zona urbanizada publicado en 2013 en la revista Acta Veterinaria Brasilica, da cuenta de algunas de las adaptaciones de estos roedores que se desenvuelven tan bien en los grandes centros urbanos. En São Paulo, por ejemplo, es común ver a los carpinchos en lugares como las orillas de los ríos Pinheiros y Tietê a la altura de la capital paulista: "En muchos lugares se consideran a los carpinchos como atractivos turísticos, a tal punto que se los incluye en las postales de algunas ciudades como Curitiba (Paraná) o São Lourenço y Belo Horizonte (Minas Gerais)".
La primera observación de la investigación antes mencionada fue el cambio en el periodo de actividad del grupo. Se pudo corroborar que los animales que viven cerca de los centros urbanos se mostraron más activos por la noche, a diferencia de los grupos de las zonas naturales que concentran sus actividades durante el día.
Tal como informa el artículo, los resultados indican que la presencia humana en la zona generaría una presión para que los carpinchos centralicen sus actividades de desplazamiento y forrajeo principalmente en el periodo nocturno y que dediquen el reposo dentro del bosque durante el día.
"Presentan un comportamiento crepuscular, es decir, los veremos moverse por las vías públicas o los parques entre la tarde y la noche, cuando hay menos tráfico de vehículos y personas", agrega Rodrigues, uno de los autores del estudio.
Para el biólogo especializado en carpinchos, otra adaptación observada fue la elección de las zonas de refugio: "En la vida natural, estos animales buscan refugio en los bosques cercanos a los ríos. En las ciudades, sin esta vegetación, permanecen bajo los puentes, en islas de tierra en los ríos encenagados y en las zonas verdes urbanas".
Cachorros de carpincho en el Pantanal de Mato Grosso en Brasil.
Por último, Rodrigues también menciona la capacidad de los carpinchos para desplazarse por un terreno completamente distinto al de las zonas naturales: "Pueden caminar por zonas pavimentadas sin mucha dificultad, lo que los ayuda en la vida urbana que llevan actualmente".
(Contenido relacionado: No te dejes engañar por las redes sociales: los animales salvajes son terribles como mascotas)
A pesar de estar bien adaptados, destaca el biólogo, la convivencia entre humanos y carpinchos no siempre es pacífica, y puede dar lugar a conflictos, pérdidas económicas y problemas de salud pública.
¿Cuál es la relación entre los carpinchos y la fiebre maculosa?
Uno de estos conflictos, según el especialista, es la transmisión de la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas, una infección bacteriana transmitida por una garrapata. Si bien el carpincho no es la causa de la enfermedad, sirve de huésped para el verdadero transmisor.
Según el Ministerio de Salud de Brasil, la fiebre maculosa (también llamada fiebre manchada brasileña) es provocada por la bacteria Rickettsia rickettsii. Entre otros síntomas, la enfermedad se caracteriza por fiebre alta, dolor corporal, dolor de cabeza, falta de apetito y abatimiento.
La bacteria se transmite a los humanos con la ayuda de la garrapata estrella (Amblyomma cajennense), un insecto que se alimenta de sangre y que se encuentra en animales grandes como el ganado, los caballos, los perros y los carpinchos.
A pesar de formar parte del ciclo de la enfermedad, Rodrigues señala que el carpincho no es responsable de la fiebre maculosa y que su eliminación no es una forma de controlar el problema.
"Lo que hay que evitar es que la ignorancia humana relacione la enfermedad con el animal y pensar que al matar a los carpinchos se evitará el contagio de la fiebre", explica el biólogo, y agrega: "Si no hay carpinchos, las garrapatas pueden permanecer durante meses en la hierba a la espera de un huésped, que puede ser un perro o incluso una persona".
Cómo convivir con los carpinchos
Puede que los carpinchos hayan adaptado su biología al entorno urbano, pero los humanos aún no saben muy bien cómo convivir con ellos. "La gente acaba creando una identidad con ellos porque no son animales agresivos. Pero todavía hay obstáculos para lograr una convivencia más pacífica", subraya Rodrigues.
Para el experto, además de los problemas de salud pública, la relación entre los humanos y los carpinchos también puede suponer pérdidas económicas para los productores: "En las zonas rurales, se les conoce como animales oportunistas. Son capaces de causar daños millonarios a los cultivos porque, en lugar de alimentarse en los bosques, prefieren comer el maíz o la soja disponibles".
Otro problema "social", como lo denomina el biólogo, es la muerte en la carretera. "Al circular por las rutas, sobre todo de noche, muchos son atropellados. Y, al ser animales grandes, el impacto puede causar la muerte a los ocupantes del vehículo por lo que la preocupación va más allá de los carpinchos".
De acuerdo con Rodrigues, la solución a estos problemas, es invertir en planes de gestión, especialmente para la reproducción: "No podemos matarlos ni reubicarlos porque eso provocaría otros problemas ecológicos. Pero si se controla la población de carpinchos es posible vigilarlos y evitar estos conflictos".
Además, para que los humanos sean buenos vecinos de los mayores roedores del mundo, Rodrigues también recomienda vigilarlos desde una distancia segura. "Son animales dóciles, pero no son mascotas, siguen siendo animales salvajes. Observarlos desde lejos es más seguro para todos", concluye.