Descubre el infatigable trabajo que realizan las abejas para producir miel
Apicultores traen abejas melíferas para polinizar melocotoneros, York Springs, Pensilvania.
Existe una variedad de abejas que recolectan el néctar de las flores para producir este viscoso fluido que, desde hace más de 15 mil años es reconocido por su reputación de endulzar y su alto valor nutritivo ¿Sabías que en la ciudad de Valencia, España, se han encontrado pinturas rupestres de hombres recolectando miel de abeja en la naturaleza?
Pero no todas las especies de abejas producen miel: según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) sólo las abejas melíferas del género Apis, las especies Trigona y Melipona tienen la capacidad de producir este viscoso jarabe dentro de sus colmenas.
Cómo producen miel las abejas
Para elaborar este endulzante natural, las abejas necesitan flores en su hábitat para polinizarlas (dispersar granos de polen de esa planta en el camino para dar fruto a más ejemplares de éstas) y producir su néctar como resultado de este ejercicio.
FAO describe al néctar como una solución de azúcares y otros elementos que las abejas recogen de las plantas para poder fabricar la miel. De acuerdo con su origen y la cantidad de sales, minerales, vitaminas y proteínas disponibles en la planta, puede variar el azúcar disponible en la miel.
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Las abejas melíferas son polinizadoras “muy eficaces” según indica FAO, principalmente por su cuerpo cubierto de pelos que recogen los granos de polen al desplazarse por el interior de las flores.
Tras la polinización y la consecuente extracción de néctar, la abeja se traslada hacia los panales para almacenar este alimento natural bajo una temperatura aproximada de 35°C.
Esta condición, seguido del aleteo de las abejas que ventila al producto en elaboración, evapora el agua disponible hasta reducirla en un 20%. Luego, las abejas sellan los alvéolos octagonales con una capa de cera y, desde ese momento, la miel está lista para consumir.
De acuerdo con la explicación de la organización internacional, la miel funciona como alimento para las abejas ante la ausencia de flores y puede resistir durante mucho tiempo ya que, una vez sellado su espacio de almacenamiento, la fermentación por parte de una bacteria externa es inexistente.
La calidad de la miel se evalúa según las plantas que polinizan
Las plantas donde las abejas recolectan su néctar son las que van a definir el producto final de la miel debido a que cada una de ellas dispone de una característica de néctar distinto que brinda a la miel producida por las abejas un resultado único en relación a su aroma, gusto o color, argumenta FAO.
En el caso de las colmenas cercanas a plantaciones de girasol, la miel puede adquirir un color mucho más dorado de lo común debido a la polinización de las abejas con los girasoles. El trébol, dice FAO, convierte a la miel en un fluido más blanco y dulce. Mientras que las plantas agaves neutralizan el sabor de la miel, convirtiéndola en un producto desabrido pero muy requerido.