Desde Laika hasta Hachiko, estos son algunos de los perros más famosos de la historia
Niño juega con un perro cerca de su casa en el pueblo de Wayalayeng, Guyana.
Todos los perros domésticos (Canis lupus familiaris) son una especie del género Canis que engloba a más de 400 razas y cruzas creadas por el ser humano con sus propias características y códigos genéticos. Todas ellas provienen de un único animal: el lobo gris (Canis lupus), domesticado hace unos 15 000 años, según cuenta un artículo de la revista Nature publicado en diciembre de 2005 bajo el título “Boxer bares all”. Algunos de ellos son protagonistas de historias que cambiaron el curso de reconocidas investigaciones. Descúbrelas a continuación.
Tasha, la Bóxer que ayudó a completar el ADN canino
Dos perros boxer, conocidos por su agilidad, se miran.
La noticia que conmovió a los científicos hace casi dos décadas fue que se logró completar por primera vez en la historia el código genético de una perra Boxer raza pura de 12 años llamada Tasha. Precisar las raíces genéticas de Tasha, cuenta Nature, permite comprender la evolución de todas las razas de perros desde los primeros intentos por domesticarlos hasta ser convertidos en un miembro más de la familia.
Además, los resultados de la investigación permitieron indagar más acerca de enfermedades que padecen tanto en razas de perros específicas como otros animales y humanos. Nature argumenta que el Labrador retriever es candidato a padecer displasia de cadera, como también los Dálmatas tienden a la sordera o a la aparición de cálculos renales.
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Hachiko, el perro que esperó a su dueño hasta morir
Cuenta la historia que un perro de raza Akita acompañaba a su dueño hasta la estación de tren y lo esperaba allí todo el día hasta regresar de su trabajo y volver juntos a su hogar. Hachiko, el Akita del profesor Hidesaburō Ueno, es postal de una de las historias más conmovedoras en Shibuya, barrio de Tokio en Japón, tal como relata un artículo publicado por National Geographic España acerca de los parajes turísticos de la ciudad.
La rutina consistía en caminar hacia la estación rumbo al trabajo, esperar y volver a descansar. El perro acompañó fielmente al profesor y su amigo hasta que un 21 de mayo de 1925, Hidesaburō sufrió una hemorragia cerebral y murió mientras dictaba clases. "Nunca volvió", lamenta el artículo, mientras Hachiko esperó desde aquel día por más de 10 años la vuelta del profesor.
La lealtad de Hachiko perduró hasta su fallecimiento un 8 de marzo de 1935, luego de pasar una década viviendo en la estación de Shibuya esperando algo que nunca sucedería. Y en su honor, se erigió la estatua de un Akita de bronce en las cercanías de la estación y una insignia que rinde honor a la devoción por su dueño.
La travesía de Togo y Balto en búsqueda de ayuda
Retrato de un Husky siberiano junto a dos perros Samoyedo y un trineo tirado por canes en el fondo.
Durante el año 1925, la ciudad de Nome albergaba a 455 nativos y 975 colonos europeos, y su principal conexión con el exterior era su puerto en la península Seward del Mar de Bering. Sin embargo, entre noviembre y julio, la península se congelaba, dejando inaccesible la ciudad por barco a vapor, según indica el Servicio de Parques Nacionales (NPS por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos. El único camino disponible era el famoso "Iditarod Trail", una ruta terrestre de 1600 kilómetros que atravesaba todo el estado de Alaska desde Nome hasta Seward.
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En el invierno de aquel año, una epidemia de difteria (enfermedad infecciosa causada por la bacteria Corynebacterium diphtheria) azotó la ciudad de Alaska y el único médico del lugar, el doctor Curtis Welch, no había recibido la carga de antitoxina diftérica pedida con meses de anticipación debido a la helada del puerto. Los casos crecieron, cuenta NPS, y el alcalde implementó una cuarentena como recomendación del doctor.
“Había más de 20 casos confirmados de difteria y al menos 50 más en riesgo a finales de mes. Sin la antitoxina, creían que la tasa de mortalidad podría estar cerca del 100%”, indica el artículo de NPS. Y la solución fue encomendar al criador de esquimales siberianos Leonhard Seppala la travesía de cruzar el Iditarod Trail en búsqueda de la medicina.
Sus compañeros de trineo fueron Balto y Togo, dos perros de raza Husky siberiano que lideraron la tirada de perros a lo largo de todo el trayecto. “Aunque Balto a menudo se lleva el crédito por salvar la ciudad de Nome, fue Togo quien lideró a su equipo en el tramo más peligroso del viaje”, concluye NPS.
Old Drum y el alegato que dio origen a una célebre frase
La ciudad de Warrensburg en el estado de Missouri, Estados Unidos, carga con el relato de un citadino que encontró muerto a su perro en manos de su vecino y cuñado debido a una toma de venganza, afirma un documento publicado por la página web de la ciudad que se titula “La muerte de un perro, el nacimiento de una leyenda”.
Old Drum fue un perro de raza Black and Tan coonhound que perteneció a Charles Burden, vecino de Warrensburg que se dedicaba al cultivo de tierras en distintos condados de Missouri y criaba perros de caza. Cuenta la web de la ciudad que Burden había recibido quejas de su vecino, Leonidas Hornsby, por el asesinato de varias ovejas en su acre y, como venganza, mató a Old Drum la noche del 18 de octubre en 1869.
Burden, angustiado por la muerte de su perro preferido, tomó cartas en el asunto y llamó a juicio en el Tribunal de Warrensburg junto a su abogado George Graham Vest. El alegato de Vest, dice el artículo, hace referencia por primera vez a la suscitada frase “el perro es el mejor amigo del hombre”, motivo por el cual ganó el caso de Burden y se le otorgaron USD $50 en daños por la pérdida de Old Drum.
Laika, el primer animal en orbitar la Tierra
La Unión Soviética dio por inaugurada la carrera espacial del ser humano por expandir los horizontes de la astronomía en el año 1957, cuando pusieron en órbita los satélites Sputnik I y Sputnik II respectivamente, dice la Agencia Espacial Internacional NASA acerca del primer animal puesto en órbita por la ciencia.
Una vez que se alcanzó el éxito con el lanzamiento del satélite Sputnik I, la URSS puso en marcha la construcción de un segundo satélite que tendría como objetivo llevar al primer ser vivo del planeta al espacio. Laika, una perra callejera de la capital de Moscú, fue la mascota utilizada por la ciencia para realizar los primeros ensayos hasta concluir en la llegada del hombre a la Luna, argumenta NASA.
La perra a bordo del Sputnik II no resistió a la misión y se estima que probablemente haya muerto horas más tarde de alcanzar la órbita. La NASA explica que el satélite (que pesaba unos 508 kilogramos) no tenía el desarrollo adecuado para contener a salvo un ser vivo. Por lo tanto, las medidas para salvar a Laika eran escasas y murió en el espacio. Luego, el satélite se incineró en su regreso a la Tierra en 1958.