Encontraron en la Patagonia argentina al renacuajo fósil más antiguo: tiene millones de años y gran tamaño
Los renacuajos y adultos de la extinta especie de rana Notobatrachus degiustoi (ilustrado) vivían en estanques temporales en lo que hoy es la región patagónica de Argentina.
Un fósil de rana descubierto recientemente representa el renacuajo más antiguo jamás hallado, y se parece mucho a los renacuajos que probablemente conozcas, salvo por una cosa: era gigante.
Dónde y cuándo hallaron al renacuajo fósil más antiguo de la historia
El paleontólogo Federico Agnolín y sus colegas lo descubrieron por accidente. El equipo había estado buscando dinosaurios en la misma cantera de la Estancia La Matilde, en la provincia argentina de Santa Cruz. Esperaban que los finos sedimentos y las cenizas volcánicas que formaban la roca de la cantera, del Jurásico, hubieran preservado la huella de tejidos blandos nunca antes descubiertos. Sin embargo, en lugar de dinosaurios, encontraron ranas.
Las ranas eran todas adultas de la misma especie extinguida, Notobatrachus degiustoi. Eso llevó a algunos investigadores a especular con la posibilidad de que, en aquella época, las ranas aún no tuvieran estadio de renacuajo. Sin embargo, en enero de 2020, un miembro del equipo recogió una roca durante un descanso y encontró una huella de más de quince centímetros de un renacuajo que revelaba exquisitos detalles de sus branquias, ojos e incluso algunos nervios.
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Cuántos años tiene el renacuajo fósil hallado en la Patagonia
Los investigadores, que describieron al fósil el 30 de octubre de 2024 en la revista Nature, calculan que tiene entre 161 y 168 millones de años, superando en unos 30 millones de años al anterior poseedor del récord. El hallazgo aporta pruebas sólidas de que las ranas han tenido una fase de renacuajo durante al menos ese tiempo.
“Es una hermosa confirmación de lo que muchos expertos sospechaban”, afirma el herpetólogo Alexander Haas, del Instituto Leibniz de Bonn (Alemania). Al reconstruir la evolución de los renacuajos basándose en su diversidad actual, Haas y otros predijeron anteriormente que los renacuajos habrían existido tan pronto.
Como no era un experto en ranas, Agnolín pidió ayuda a la bióloga Mariana Chuliver, que, como él, trabaja en la Fundación Félix de Azara de Buenos Aires (Argentina) y ya había estudiado el desarrollo de los renacuajos en ranas. Al observar el fósil en el microscopio, descubrió que el cartílago que sostenía las branquias era sorprendentemente similar al de los renacuajos actuales.
Al igual que sus congéneres actuales, los renacuajos de esta especie extinguida habrían aspirado agua y luego la habrían expulsado a través de sus branquias, filtrando el alimento y absorbiendo oxígeno de una sola vez. Esto sugiere que probablemente no se alimentaba de los pequeños moluscos, insectos y crustáceos que también se encuentran como fósiles en estas rocas, sino más bien de microorganismos y restos orgánicos que flotaban en el agua, dice Chuliver.
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Una paradoja de renacuajos
Los antiguos renacuajos probablemente se parecían a algunas especies modernas en tamaño y estrategia de alimentación. Los renacuajos de rana toro raspan las algas de las piedras y luego las succionan, y también crecen ocasionalmente hasta alcanzar un gran tamaño. Mientras tanto, los renacuajos de las llamadas ranas paradójicas (Pseudis paradoxa), una especie intrigante también de Argentina, crecen hasta casi 20 centímetros de largo, mientras que los adultos apenas superan los 5 centímetros.
La mayoría de las demás ranas tienden a ser más grandes en la fase adulta de su vida. No está claro por qué exactamente los renacuajos de N. degiustoi crecieron y se mantuvieron tan grandes. “Me sorprende la excepcional conservación de este renacuajo”, afirma la zoóloga Marissa Fabrezi, de la Universidad Nacional de Salta (Argentina), que ha estudiado las ranas paradójicas. “Es difícil explicar el tamaño de los renacuajos gigantes. Esto es importante para entender su evolución”.
Dado el buen desarrollo del cartílago e incluso algunas estructuras óseas impresas en la roca, el renacuajo fosilizado estaba cerca de la metamorfosis, explica Chuliver. Así que probablemente no habría crecido más que los adultos, que suelen tener aproximadamente la misma longitud que el renacuajo en el registro fósil de la cantera. Sin embargo, las ranas paradójicas modernas aún pueden proporcionar pistas sobre por qué los renacuajos de N. degiustoi crecieron tanto.
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Al igual que las ranas fósiles, las ranas paradójicas viven en charcas temporales que se secan cuando no llueve lo suficiente, lo que significa que no se enfrentan a mucha competencia o depredación por parte de los peces. Esto permite a los renacuajos permanecer en la fase de renacuajo durante más tiempo y crecer más antes de metamorfosear en adultos, aprovechando al máximo la comida disponible en las charcas antes de pasar a los bocadillos terrestres.
El descubrimiento de este renacuajo de más de 160 millones de años es un testimonio del éxito del modo de vida de las ranas, sostiene Agnolín. Hoy, sin embargo, muchas ranas tienen dificultades, ya que su dependencia de los hábitats terrestres y acuáticos las hace doblemente vulnerables a las perturbaciones humanas. “La misma metamorfosis que las hizo exitosas ahora las hace más propensas a la extinción”, concluye Agnolín.