Por qué los perros y sus dueños se parecen tanto, según la ciencia
Es real: los perros y sus dueños comparten sorprendentes similitudes. Desde peinados parecidos hasta temperamentos similares. Así lo revela una nueva investigación.
Hope, un lebrel afgano, luce el mismo pelo alborotado que su dueño, Henry. El fotógrafo británico Gerrard Gethings capturó a este dúo como parte de una serie fotográfica sobre canes que se parecen a sus dueños.
A mediados de los noventa, cuando entré con mi perro en el ring del Concurso de Parecidos de la exposición canina de Pennington Day, en los suburbios de Nueva Jersey, Estados Unidos, tenía toda la confianza de una jovencita segura de su victoria.
Al fin y al cabo, mi cachorro de cocker spaniel tenía unas orejas largas y caídas que combinaban perfectamente con mi melena rubia y ondulada. Después de ganar aquel primer concurso, Soccer y yo competimos durante unos cuatro años en el Pennington Day con una serie de trajes a juego (el suyo robado a mi hermana pequeña) y acumulamos una fila de cintas azules. Desde entonces, no he vuelto a tener tanto éxito.
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La autora con su perro, Soccer, hacia 1998.
La autora con su cocker spaniel, Soccer, aproximadamente en 1999.
Resulta que la ciencia respalda el estereotipo de que los perros se parecen a sus dueños. Una revisión reciente de 15 estudios realizados en todo el mundo sugiere que no solo las personas y sus mascotas tienen un aspecto y un comportamiento similares, sino que las similitudes entre sus personalidades se acentúan con el tiempo.
En muchos de los estudios, los científicos pidieron a los voluntarios que emparejaran fotos de sus perros y dueños, y lo hicieron mejor de lo que lo harían por casualidad. En un estudio, los participantes también dedujeron si los canes correspondían a los dueños correctos, a pesar de que solo podían ver los ojos de los canes o de las personas.
Tanto Sergei como Spike, su husky siberiano, tienen heterocromía, una condición genética que provoca ojos de distintos colores.
Sasha y su cavachón Sydney. Un cavachón es una raza mixta de Cavalier King Charles spaniel y bichón frisé.
Otro descubrió que las mujeres solían tener el pelo de una longitud similar a la de las orejas de los perros, como mi peinado y mi flequillo de spaniel. ¿A qué se debe esto? Los expertos sospechan que la gente elige mascotas que se parecen a ellos o que les reflejan de algún modo, o quizá, inconscientemente, como en mi caso, que se parecen un poco a una versión canina de su hijo.
La revisión también demostró que perros y dueños tienen rasgos de personalidad similares, sobre todo extroversión y neuroticismo, y que sus temperamentos parecen ser cada vez más afines. El estudio ofrece diferentes teorías del porqué, entre ellas que los dueños pueden sentirse atraídos por mascotas que son como ellos desde el principio y que, a medida que envejecen juntos, las dos especies pueden regular las emociones de cada una, reforzar el comportamiento de la otra o aprender juntas.
“Se parece a la forma en que nosotros también buscamos a nuestras parejas” afirma la directora del estudio, Yana Bender, investigadora doctoral del Grupo de Investigación DogStudies del Instituto Max Planck de Geoantropología de Alemania. Los perros y sus dueños comparten “una relación muy estrecha... comparable a muchas relaciones humanas”.
François tiene un aspecto similar al de su bulldog inglés, Antoine.
Jessica y su bichón frisé, Buddy, comparten el mismo peinado. La palabra frisé significa rizado en francés.
Apegos profundos: la influencia de los humanos en los perros
Los autores de la revisión, publicada en la revista Personality and Individual Differences, señalaron varias limitaciones de la investigación, como el número relativamente pequeño de perros y propietarios incluidos en los estudios. Muchos de los propietarios que se ofrecieron voluntarios para participar en los estudios también tenían perros de raza pura, y los científicos necesitan más datos sobre los caninos de razas mixtas, que son más comunes en todo el mundo.
Además, el sesgo del propietario también influye: sin una forma estandarizada de evaluar la personalidad de los canes, los científicos deben pedir a la gente que evalúe a sus propias mascotas, que pueden ser tan difíciles de considerar objetivamente como su familia humana. Los investigadores pueden abordar este sesgo planteando a los dueños preguntas más claras sobre cómo actúan los perros en determinadas situaciones, no sobre si su cachorro es un buen chico.
La influencia de los humanos en sus perros no sorprende a Borbála Turcsán, investigadora de la Facultad de Ciencias ELTE de Hungría que estudia el comportamiento canino. Turcsán calcula que un tercio de la personalidad de un perro es genético, pero otros dos tercios vienen determinados por su entorno, en gran parte moldeado por su dueño si están juntos desde cachorros. Los canes también están predispuestos a confiar en sus dueños, porque decenas de miles de años de domesticación los han unido profundamente a nosotros.
“Es lo mismo que el apego niño-madre, pero los perros lo forman para los humanos. Es la base de todas las relaciones sociales entre canes y humanos”, afirma Turcsán, que no participó en la nueva revisión. Al igual que un niño, los perros miran a sus dueños como modelos, “y confían ciegamente en que ellos saben más”.
Por ejemplo, “si viene un camión y hace mucho ruido, el perro mirará al dueño. Si el dueño no se preocupa, el animal aprenderá a no preocuparse”, explica.
Turcsán también sugiere aprovechar la confianza del animal para reducir su miedo, por ejemplo exponiendo a los cachorros a ruidos fuertes, como fuegos artificiales, en un entorno seguro.
La forma de tratar a los perros impacta en su comportamiento
Bender espera que su estudio ayude a comprender mejor a los perros, sobre todo a los que desempeñan funciones vitales para la seguridad pública, como los de búsqueda y rescate, policía y servicio.
En última instancia, una pregunta clave para los dueños que buscan mejorar la relación con sus perros, dice, es “¿cómo debo tratarlos para que sean la mejor versión de sí mismos?”.
Ese reto es prioritario para mí, ya que mi marido y yo acabamos de adoptar a Milo, un cachorro mestizo al que le encanta jugar a buscar y pasear a diario al aire libre. También tiene las orejas cortas y morenas, que supongo que se parecen a mi peinado actual. Quizá eso influyó en que mi marido y yo lo eligiéramos después de recorrer varios cientos de fotos de perros en refugios y organizaciones sin ánimo de lucro de Los Ángeles.
Pero tanto si algún día ganamos un concurso de imitaciones como si no, seré consciente de que la forma en que lo trato puede tener un profundo impacto en su comportamiento. Y, por supuesto, se porte como se porte, siempre será mi niño más bueno.