Adorables fotos de animales bebés tomadas por un fotógrafo Explorador de National Geographic
Tigres, monos, tapires… ¡Y más! El último libro de Joel Sartore, "National Geographic Photo Ark: Babies", captura a las crías más curiosas del reino animal. Descúbrelas durante el Día Mundial de los Animales.

Panthera tigris sumatrae. Las familias de tigres están muy unidas. Los cachorros son amamantados durante tres meses y a los cinco o seis acompañan a su madre a cazar. Algunos tigres permanecen con su madre durante tres años.
Photo Ark Babies es el sexto libro de Joel Sartore, Explorador de National Geographic, en el que explora las maravillas del mundo animal a través de su proyecto National Geographic Photo Ark, una misión plurianual para fotografiar animales de todo el mundo bajo cuidado humano, haciendo hincapié en aquellos que corren el riesgo de perderse para siempre debido a la extinción de especies.
De todas las imágenes que he tomado para el Photo Ark en los últimos 18 años, la gente me pregunta a menudo: "¿Cuál es tu favorita?". Yo sonrío y respondo: "La siguiente". Al fin y al cabo, tengo que preocuparme por todas las criaturas grandes y pequeñas, y no puedo permitirme discriminar.
Pero en secreto, pienso inmediatamente en una imagen en el fondo de mi mente. Es extraño, porque la foto es de lo más sencilla, pero para mí destaca por encima del resto.
Es la cría de tapir malayo del zoo de Minnesota (Estados Unidos).
A menudo pienso en el día en que la conocí. Estaba en el zoo para fotografiar otras especies, pero al terminar la jornada, un par de cuidadores insistieron en que fotografiara a su nueva cría, de apenas seis días. Les dije que ya tenía un Tapirus indicus adulto, fotografiado en el zoo Henry Doorly de Omaha muchos años antes, y que nunca acabaría el Photo Ark si documentaba todas las crías.
Aun así, los cuidadores insistieron, así que cruzamos el zoo y entramos en una caseta de maternidad de la zona de espera de tapires. Todos sonreían al verme doblar la esquina, y con razón.
Allí, en una sencilla habitación llena de paja, estaban madre e hijo, como si me estuvieran esperando. La madre, llamada Bertie, había estado comiendo un poco, mientras que el bebé, llamado Amirah, estaba allí mirándome. Y se me derritió el corazón.

Esta cría fornida de seis días de Tapir malayo (Tapirus indicus) es originaria de los pantanos y bosques tropicales del sudeste asiático. Mientras que los tapires adultos tienen el lomo y la rabadilla blancos, con la cabeza, los hombros y las patas negros, las crías están moteadas, para mimetizarse mejor con la luz cambiante de su hábitat.


Esta cría de tortuga verde (Chelonia mydas) es pequeña, pero hay muchos rasgos de la especie que la hacen enorme. Es la mayor tortuga marina de caparazón duro, se distribuye por la mayor parte de los océanos del mundo y puede vivir hasta 80 años.
Rinocerontes indios (Rhinoceros unicornis). La especie se encuentra catalogada como “vulnerable” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Un orangután de Sumatra (Pongo abelii), que se encuentra catalogado en peligro crítico de extinción.
La cría era diminuta, no mucho más grande que una hogaza de pan. No solo era bonita, sino que no se parecía a nada que hubiera visto antes. Aunque Bertie era mitad blanca y mitad negra, como son famosos los tapires malayos adultos, su cría era negra como la noche y estaba cubierta de manchas y rayas blancas. No podía creer lo que veían mis ojos.
Esto no fue un accidente: la madre naturaleza diseñó estas marcas por una buena razón. En la naturaleza, cuando se tumba en el suelo de un bosque salpicado de manchas de luz solar, esta cría desaparece literalmente. Y como las crías de tapir pasan todo el día esperando a que mamá vuelva de alimentarse, este camuflaje es perfecto para esconderse de los depredadores. El bebé se parecería a mamá en unos meses, una vez que fuera lo bastante grande para luchar (y huir) por su cuenta.
La sesión solo duró unos minutos y luego me dirigí al coche. Seguí sonriendo, pensando en lo afortunado que era, tanto porque los cuidadores me instaron a hacer fotos como porque había presenciado algo que pocos llegan a ver. Esa cría de tapir ha resultado ser uno de los animales más populares del Photo Ark a lo largo de los años.

Un koala recién nacido, llamado joey, se parece a una gominola rosa. Permanece en la bolsa de su madre durante siete meses, amamantándose o comiendo hojas predigeridas, y permanece con ella hasta que nace la siguiente cría.


Este colorido geco diurno de standing (Phelsuma standingi) nativo del suroeste de Madagascar es una de las mayores especies vivas de gecos diurnos. Su población está disminuyendo en parte porque se captura para el comercio internacional de mascotas.
El saco de huevos de una pintarroja (Scyliorhinus canicula) alberga un embrión en desarrollo alimentado por un vitelo. Cuando la cría eclosiona al cabo de varios meses, no es más grande que una tarjeta de crédito.
Más allá de ese momento en 2011, desde entonces he pensado en lo afortunado que he sido por ser el encargado de construir el Photo Ark. He tenido literalmente un asiento en primera fila ante las maravillas de la naturaleza, jóvenes y mayores, grandes y pequeñas. Cada día me emociono y asombro al ver quién mira fijamente al objetivo de mi cámara, sobre todo cuando son recién nacidos.
También he aprendido que la belleza no tiene nada que ver con los mecanismos de supervivencia en la naturaleza. Mientras que el tapir exhibía una estrategia para esconderse, hay innumerables maneras de superar la vulnerabilidad de la juventud. Tal y como yo lo veo, si eres un joven en este mundo despiadado, tienes tres métodos principales para sobrevivir: puedes pasar desapercibido, esconderte o dejar que tus padres te defiendan.
Esconderse tiene mucho sentido para muchos animales. Las aves playeras suelen excavar una simple depresión en la grava o la arena y ponen huevos que se camuflan perfectamente. Una vez nacidos, sus polluelos son casi igual de moteados y también se camuflan. Literalmente, puedes tener un nido entre los pies y no verlo. Los invertebrados acuáticos pueden desaparecer bajo las rocas del lecho de un arroyo. Las salamanquesas jóvenes se mimetizan perfectamente con el musgo de un árbol.
Huir es otra opción. Ungulados como los ñus y las cebras pasan de recién nacidos a caminantes en cuestión de minutos. Las aves precoces, desde el avestruz hasta el pollo de las praderas, salen del cascarón, se secan y poco después están listas para seguir a su madre. Ella les enseñará qué comer, cómo resguardarse de las tormentas y cómo escapar de los enemigos.

Elefantes africanos (Loxodonta africana). Cuando una madre regresa a la manada después de dar a luz, los demás elefantes inspeccionan de cerca a su nueva cría. La cría aprende de la manada a usar la trompa, a buscar comida y a sortear obstáculos.
Para mí, las crías de mejillón son las más interesantes de todas. La madre convence a un pez de arroyo para que se acerque fabricando un señuelo con su propia carne que parece apetitoso, como un gusano o incluso un pececillo. Pero ese señuelo es un caballo de Troya, lleno de sus diminutas larvas. Si un pez muerde el anzuelo, miles de crías microscópicas de mejillón salen disparadas. Aunque solo unos pocos tienen la suerte de adherirse al pez, los que lo hacen se desprenden de su huésped semanas después para empezar una nueva vida en otro lugar. Los mejillones no pueden moverse por sí solos, así que esta es su ingeniosa forma de desplazar la especie río arriba.
(Más sobre animales: ¿Por qué los perros comen casi todo y los gatos no? La respuesta podría estar en su genética)
Los humanos y muchos mamíferos lo hacemos de la misma manera: el cuidado parental a largo plazo. Como las crías de tapir, los tigres recién nacidos se quedan en casa para alimentarse de su madre. Los adultos les traen comida sólida hasta que son lo bastante mayores para cazar por su cuenta. Los monos, las zarigüeyas y los murciélagos transportan a sus crías, proporcionándoles seguridad y momentos de enseñanza por el camino. Las crías de orcas, delfines, elefantes y gorilas permanecen con sus padres durante años, igual que nosotros.
Todas estas estrategias pueden parecer obvias, pero cada una de ellas ha sido perfeccionada a lo largo del tiempo, transmitida de generación en generación. Si funciona, se mantiene. Si no, desaparece. Así de sencillo.
Y por último, otra historia de bebés, del Henry Doorly Zoo and Aquarium de Omaha.
Hacía tiempo que quería fotografiar a un elefante africano sobre un fondo blanco, pero hizo falta un bebé para conseguirlo.
La National Geographic Society, organización sin ánimo de lucro dedicada a iluminar y proteger las maravillas de nuestro mundo, financió el trabajo del explorador Joel Sartore.
