¿Deberían los cadáveres digitales reemplazar a los reales?
Estudiar un cuerpo virtual tiene sus ventajas, pero algunos expertos sostienen que los cadáveres reales les enseñan empatía y respeto a los estudiantes de medicina.
Fue el esmalte rojo de las uñas del pie que dejó sin aliento a un estudiante de primer año de medicina en la Universidad de Colorado, el indescriptible recordatorio de que el cadáver que disecó en el laboratorio de anatomía fue, alguna vez, una persona viva con familia, amigos y un delicado toque de vanidad.
Anatomía, el estudio de la arquitectura del cuerpo humano, es por tradición la materia definitoria de la capacitación de un médico. El rito de iniciación, acompañado por ansiedad, miedo y, a veces, náuseas, es “para muchos, el primer encuentro con un cadáver”, dijo una vez Frank Herlong, exvicedecano de asuntos de estudiantes de la Escuela de Medicina Johns Hopkins.
Pero la disección anatómica, como muchos otros aspectos, está pasando a ser digital. Muchas escuelas de medicina ya muestran cadáveres virtuales en una pantalla a modo de referencia al mismo tiempo que los estudiantes disecan el cadáver real. Algunas escuelas están planeando abandonar los cadáveres humanos por cuerpos virtuales, o ya lo han hecho.
En la Escuela de Medicina de Las Vegas, Universidad de Nevada, los estudiantes disecan un cadáver virtual en seis “mesas” Sectra (imagina iPads sobredimensionados). Las mesas presentan una pantalla táctil de 55 pulgadas con la capacidad de rotar, ampliar y achicar, y navegar por las imágenes 3D, al igual que virtualmente disecar tejido.
La escuela de medicina abrió en 2017, y los aspectos económicos fueron un factor significativo en la decisión, menciona el director de anatomía Jeffrey Fahl. “La construcción de un laboratorio de cadáveres que cumpla con las normas de salud y seguridad del gobierno hubiera costado alrededor de 10 millones de dólares”. Las mesas Sectra cuestan 70 mil dólares cada una, indica.
Otros argumentos para el aprendizaje anatómico virtual incluyen el costo de los cadáveres. A pesar de que representan la generosa donación de donantes de cuerpos, las escuelas de medicina pagan por el transporte, el embalsamamiento y el almacenamiento. Los 24 cuerpos utilizados cada año en el laboratorio de anatomía de la Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado, por ejemplo, costaron 1.900 dólares cada uno.
Otros factores: El ambiente cubierto en formaldehído es perjudicial. Y los cadáveres virtuales son más flexibles con respecto a los errores. “Puede llevar horas y horas quitar el tejido superior de una estructura en un cadáver humano”, explica Fahl. “A veces, el estudiante lo destruye sin darse cuenta. Con la realidad virtual, simplemente presionas «restablecer»”.
El próximo verano, la universidad Cleveland Clinic Lerner College of Medicine, en colaboración con la Escuela de Medicina de la Universidad Case Western Reserve University, abrirá un nuevo edificio de ciencias de la salud con menos cadáveres que usará varios sistemas de realidad virtual, lo que incluye, Holo Lens de Microsoft, un casco que se ha comparado con tener visión de rayos X.
“El corazón no late en un cadáver”, señala Neil Mehta, vicedecano de asuntos curriculares. “No puedes comprender cómo funcionan las válvulas. No puedes observar los movimientos de las articulaciones”. La realidad virtual permite que los estudiantes experimenten estas cosas y observen características difíciles de sonsacar en cadáveres, como estructuras del oído interno profundo y recorridos neuronales. Dicho esto, Lerner conservará su laboratorio de anatomía convencional. Los cadáveres humanos aún son necesarios para los residentes de cirugía que están en proceso de dominar sus habilidades.
“¿No es momento de dejar a Vesalius atrás?”, pregunta James Young, director académico principal de Lerner. Andreas Vesalius, profesor en la Universidad de Padua, fue el primero, en el 1500, en llevar a los estudiantes de medicina a la mesa de disección. Su trabajo de referencia relevante sobre anatomía, De Humani Corporis Fabrica (La Fábrica del Cuerpo Humano), con sus dibujos magníficamente detallados del cuerpo, es el predecesor análogo del cadáver de realidad virtual.
No todos están apurados por abandonar a Vesalius. En la Escuela de Medicina de Stanford, en Palo Alto, California, los estudiantes usan programas de disección digital, pero el cuerpo humano continúa siendo el recurso primario. Un cadáver enseña más que solo anatomía, señala Sakti Srivastava, director de la división de anatomía clínica. Esconde un “plan de estudios oculto”. A medida que los estudiantes disecan, están reconstruyendo la historia de una persona, menciona. “Aprendes profesionalismo, trabajo en equipo, respeto a la muerte y empatía: cosas que nunca obtendrás de un programa digital”.
Srivastava, quien se capacitó como cirujano ortopédico, también valora la característica táctil de la disección. “Por ejemplo, cuando un estudiante quita el tejido y la fascia que une el músculo y los órganos, sabrá por el resto de su vida cómo se siente ese tejido al echar mano en un paciente”. En Stanford, el mundo digital es un hecho, menciona.
“Estamos en Silicon Valley y queremos mantener lo mejor de lo anterior y lo mejor de lo nuevo”. Pero considera que la experiencia de disecar un cadáver es indiscutiblemente intensa. “Puedes experimentar esta increíble visita de realidad virtual de Hawái”, dice Srivastava. “O puedes visitar el lugar”.
Aun así, la realidad tiene sus desventajas. “Un cadáver embalsamado presenta desafíos”, observa James Young de Lerner. “Los tejidos no parecen reales, pierden color, y el estudiante enfrenta representantes imperfectos de anatomía”. Debido a que los cadáveres de donantes suelen pertenecer a personas mayores, y, en general, enfermas, puede resultar difícil aprender anatomía normal a partir de ellos, menciona.
Con respecto a la enseñanza de empatía y respeto: “¿No es mejor aprenderlo en un ser humano real?”.