Radiografías de semillas que convierten la biología en arte
En su proyecto “Archiving Eden”, la fotógrafa Dornith Doherty explora la belleza y la necesidad de mantener reservas botánicas en todo el mundo.
Una semilla de orquídea, de un tamaño ínfimo, puede parecer algo muy frágil. Sin embargo, en las condiciones adecuadas, este diminuto grano -entre los más pequeños de todas las plantas con flores-, puede sobrevivir muchos años en el medio ambiente, y finalmente germinar y producir una de las flores más increíbles de la botánica.
Durante 10 años, la fotógrafa Dornith Doherty se ha dedicado a capturar la belleza de miles de variedades de semillas para un proyecto denominado “Archiving Eden”. Pero afirma que las orquídeas son especiales.
"Si bien son delicadas y vulnerables, tienen mucho poder", comenta. "Me parecen mágicas".
Doherty comenzó su proyecto luego de sentirse atraída por un artículo de revista sobre un banco de semillas en Svalbard, Noruega. La nota destacaba la importancia de almacenar semillas en caso de que el cambio climático, el hambre, los conflictos políticos u otros eventos perjudiquen el suministro de alimentos. La cuestión de los bancos de semillas le despertó gran curiosidad, ya que, durante mucho tiempo, había reparado en la relación que los humanos tienen con el mundo natural y la gestión de la tierra.
"Para mí fue una idea muy atinada que alguien construyera un Arca de Noé en el Polo Norte, pero en un esfuerzo por preservar la vida vegetal en la Tierra y, en última instancia, la propia raza humana".
Doherty nació y vivió en Houston, y es profesora investigadora en la University of North Texas, donde enseña fotografía. En su tiempo libre, y con su propio dinero, llevó a cabo su misión de tomar una serie de fotos no solo de Svalbard, sino también de otros bancos de semillas. Poco a poco, Doherty recibió invitaciones para fotografiar colecciones dentro de bóvedas en los Estados Unidos e Inglaterra y, después de dos años, en Svalbard, Noruega. Más tarde, continuó recorriendo bancos de semillas en Rusia, Australia, Brasil y los Países Bajos.
Los bancos de semillas tienen varios propósitos. Almacenan reservas de millones de semillas en todo el mundo para garantizar la seguridad alimentaria, preservar la diversidad en el reino vegetal y evitar la extinción de las especies. En la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, que tiene la capacidad de almacenar hasta 2.500 millones de semillas, las muestras se mantienen a una temperatura de -18 grados Celsius. Las semillas se envuelven dentro de paquetitos de un papel de aluminio especial y se colocan en cajas sobre estanterías dentro de la bóveda.
“El frío y los niveles bajos de humedad garantizan una baja actividad metabólica y permiten que las semillas sean viables durante décadas, siglos o, en algunos casos, miles de años”, anuncia la página web del proyecto. Y como el banco de Svalbard se extiende hacia las profundidades de una montaña, “el permafrost garantiza la viabilidad sostenida de las semillas si falla el suministro eléctrico”.
Para obtener sus imágenes, Doherty utiliza aparatos de rayos X. Colabora con los científicos de cada banco, que le dan especímenes que se han destinado a la investigación y que no están almacenados. Coloca su espécimen dentro de una placa de Petri y, a continuación, en la máquina de rayos X, que toma una imagen digital en blanco y negro. Cuando termina de fotografiar, Doherty guarda todas las imágenes en un disco duro que lleva a su estudio, en Texas. Allí comienza el laborioso proceso de convertir las fotografías en imágenes en color, collages o animaciones empleando Photoshop.
Doherty elige los colores para transmitir algo específico. Algunas de sus imágenes animadas cambian de verde a marrón porque, según explica, esto representa el proceso de secado. Otros cambian de verde a azul, para ilustrar la idea de que están congelados.
“En parte, mi misión es colocar a los seres vivos en un estado de animación suspendida. Como si se tratara de la imposibilidad de detener el tiempo".
La obra de Doherty sigue adelante. Ante el pronóstico del cambio climático, que se vuelven cada vez más preocupante, espera que la serie inspire debates para tomar medidas: “Considero que como casi todas las historias son tan oscuras y desalentadoras, es muy importante poder visualizar un pequeño halo de esperanza en este momento en el que vivimos”.
Doherty recuerda una historia que escuchó cuando estaba tomando fotos en el Millennium Seed Bank en Inglaterra. Una vez alguien descubrió una misteriosa bolsa de semillas en su casa, en el ático —probablemente recopiladas hace más de cien años por un antepasado marinero, conjetura Doherty— y llevó las semillas al banco. El banco las analizó, las germinó y se dieron cuenta de que tenían entre manos una planta que se creía extinta.
“Casi por accidente, un capitán marinero recoge una bolsa de semillas y la planta sobrevive”, cuenta Doherty. Estas son las historias que me dan esperanza”.
Dornith Doherty es Profesora de Investigación Distinguida en la University of North Texas, y ha estado trabajando en esta institución desde 1996. Doherty recibió una Beca Guggenheim en 2012, y le han otorgado diversas becas y reconocimientos. Su obra se ha exhibido en muchos lugares y actualmente se puede ver en la Academia Nacional de Ciencias de Washington, D.C.