Un iceberg gigante se desprendió del glaciar más vulnerable de la Antártida Occidental

Grandes bloques de hielo se desprenden con regularidad de los mantos de hielo de la Antártida, pero estas pérdidas están acelerándose.

Por Madeleine Stone
Publicado 13 feb 2020, 09:58 GMT-3
Esta imagen muestra dos grietas en el glaciar Pine Island vistas desde el satélite Copernicus Sentinel-2 ...
Esta imagen muestra dos grietas en el glaciar Pine Island vistas desde el satélite Copernicus Sentinel-2 el 14 de septiembre de 2019.
Fotografía de Copernicus Sentinel, AGENCIA ESPACIAL EUROPEA

En el límite helado de una bahía remota de la Antártida Occidental, los glaciares que más peligran en todo el continente amenazan con modificar las costas del planeta. El glaciar Pine Island y su vecino, Thwaites, son la entrada a una reserva enorme de agua congelada que, de derramarse en el mar, aumentaría su nivel en 1,2 metros. Esta entrada está destruyéndose en nuestras narices.

Este fin de semana, los satélites Sentinel de la Agencia Espacial Europea detectaron una ruptura, o desprendimiento, en la plataforma de hielo flotante del glaciar Pine Island. La semana pasada, una serie de grietas que han sido monitoreadas por los satélites desde principios de 2019 crecieron rápidamente. El domingo, una porción de hielo de 310 kilómetros cuadrados—una fracción un poco menor a tres ciudades de San Francisco—se había desprendido del frente del glaciar. Rápidamente, se desintegró en una constelación de pequeños icebergs, el mayor de los cuales era lo suficientemente grande como para ganarse el nombre: B-49. 

Se trata del más reciente de una serie de dramáticos desprendimientos en el glaciar Pine Island que los científicos temen podrían ser la antesala de una desintegración aún más grande mientras el cambio climático derrite el continente helado. Ante el récord de temperaturas en la península antártica que escaló a los 18 grados Celsius la semana pasada, las señales de una rápida transformación se están volviendo difíciles de ignorar.

“Lo inquietante es que el flujo diario de datos [proveniente de los satélites] revela que el cambio climático está redefiniendo la Antártida a un ritmo drástico”, señala en un comunicado de prensa Mark Drinkwater, científico sénior y especialista en la criosfera de la Agencia Espacial Europea.

Los glaciares son ríos congelados que canalizan los mantos de hielo terrestres hacia el océano. El glaciar Pine Island es el más vulnerable de la Antártida. Desde 2012, cada año se han desprendido 58 mil millones de toneladas de hielo del glaciar, lo que lo ha convertido en la mayor contribución al aumento del nivel del mar de cualquier corriente de hielo del planeta.

Este último desprendimiento es el octavo del último siglo en el glaciar Pine Island; según Copernicus, los anteriores se produjeron en 2001, 2007, 2011, 2013, 2015, 2017 y 2018. Los intervalos entre los desprendimientos parecen estar acortándose, otro síntoma de la mala salud del glaciar.

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    “Los desprendimientos de los últimos cinco a 10 años parecen ser excepcionales para la zona si se comparan con el retroceso de los últimos 70 años”, escribe en un correo electrónico Bert Wouters, experto en teleobservación satelital de la Universidad Técnica de Delft en los Países Bajos, que ha vigilado el glaciar Pine Island.

    “Aunque los ‘desprendimientos’ de icebergs de los mantos helados de la Antártida son procesos naturales constantes, el reciente evento en el glaciar Pine Island es particularmente grande y los desprendimientos parecen estar tornándose cada vez más frecuentes”, afirma Alison Banwell

    El reciente desprendimiento, que, según Wouters, fue mayor que los de 2017 y 2018 pero menor que los de principios de los 2000, podría deberse parcialmente al tiempo templado del invierno pasado.

    Pero como con otros desprendimientos recientes en Pine Island y otros glaciares de la Antártida Occidental, el motor principal fue la afluencia de agua subsuperficial en la ensenada del mar de Amundsen, que hace que el hielo se derrita desde abajo. A su vez, esto está relacionado con los cambios en los patrones de viento, que empujan el agua marina profunda y cálida hacia la plataforma continental. También concuerda con el panorama general de cambio climático.

    Los desprendimientos como este no contribuyen directamente al aumento del nivel del mar, ya que las plataformas de hielo flotantes ya desplazan agua. Sin embargo, los glaciares de salida, como Pine Island, actúan como una especie de freno del flujo del hielo terrestre, que sí aumenta el nivel del mar a medida que desemboca en el mar. 

    Mientras el manto de hielo de Pine Island se debilita, también lo hace su fuerza de sostén, lo que puede acelerar el flujo de hielo desde la tierra.

    De hecho, desde la década de 1990, el hielo de Pine Island ha desembocado en el mar más rápidamente y, hoy en día, ese flujo se desplaza a un ritmo superior a 10 metros al día, según Drinkwater. En el periodo previo al reciente desprendimiento, el glaciar se desplazaba aún más rápido de lo normal.

    Algunos científicos están preocupados y creen que el glaciar Pine Island y su vecino, Thwaites, que también desemboca en la bahía Pine Island, son intrínsecamente inestables debido a un capricho de la geometría. La denominada línea de tierra, donde los glaciares entran en contacto con el lecho rocoso, está por debajo del nivel del mar, lo que significa que es vulnerable al ataque del agua marina cálida. Si los glaciares se aflojaran en la línea de tierra, el agua podría filtrarse entre el hielo y la roca.

    Dado que el lecho rocoso forma una pendiente a medida que nos adentramos hacia el interior, esto podría dar lugar a una plataforma de hielo inestable y gruesa que produzca icebergs cada vez más grandes, lo que derivaría en un colapso galopante.

    Este escenario, denominado inestabilidad marina de los acantilados de hielo, puede desencadenar pérdidas de hielo aceleradas por toda la Antártida Occidental. 

    Esta hipótesis es una pesadilla glaciológica, pero aún se está deliberando qué probabilidades hay de que ocurra. Con la esperanza de hallar respuestas, los científicos de la Colaboración Internacional del glaciar Thwaites perforaron con agua caliente un agujero de miles de metros de hielo para acceder a la zona de tierra del Thwaites.

    Desplegaron una serie de instrumentos, como un pequeño robot tubular llamado Icefin, para recopilar datos y filmar las primeras imágenes de este entorno misterioso. Estos datos ayudarán a llenar los vacíos en el conocimiento científico de la dinámica de deshielo de la línea de tierra y permitirán predecir mejor los cambios futuros, como la probabilidad de un colapso galopante.

    Mientras tanto, el glaciar Pine Island parece haberse estabilizado, por ahora. Los últimos datos del instrumento MODIS del satélite Terra de la NASA sugieren que la parte occidental del hielo desprendido, incluido el iceberg más grande, ha rotado rápidamente hacia la bahía Pine Island, según el glaciólogo de la NASA Christopher Shuman. 
    La parte oriental, que incluye muchos fragmentos de hielo de menor tamaño, está haciendo lo mismo.

    Shuman señala que la fragmentación de este último iceberg del glaciar Pine Island “demuestra lo ‘débil’ que se ha vuelto la lengua de hielo flotante [del Pine Island]”. Esto, combinado con la actual configuración aparentemente inestable del frente de hielo, indica que pronto habrá más desintegración.

    “En definitiva, son malas las noticias para el hielo interior que desemboca del glaciar Pine Island”, afirma Shuman.

    Drinkwater de Copernicus coincide con él.

    “No cabe duda de que el evento va a evolucionar”, finaliza.

     

    Nota del editor: El glaciar Isla Pine ha tenido siete eventos de desprendimiento de hielo en el siglo pasado. No hubo desprendimientos en 2011, según una corrección señalada por la Agencia Espacial Europea.

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