El fósil de los “dinosaurios en duelo” finalmente podrá revelar sus secretos a la ciencia
El Museo de Carolina del Norte acaba de adquirir un fósil casi intacto de un T.rex y un Triceratops entrelazados como si hubieran muerto en pleno combate. El fósil había estado por 14 años en manos de entidades privadas.
En 2006, un grupo de buscadores de fósiles encontró este tiranosaurio casi completo junto con los huesos de un Triceratops herbívoro. Ahora, la pareja prehistórica se encuentra en manos de un museo de Carolina del Norte, y, por primera vez, los científicos podrán estudiar el fósil.
Los paleontólogos llevan más de una década especulando acerca de un fósil que conserva los esqueletos de dos de los dinosaurios más famosos del mundo, el Tyrannosaurus rex y el Triceratops. Los dos especímenes preservan su esqueleto en excelente estado, pero lo más curioso es que se encuentran entrelazados.
Los ejemplares están entre los mejores fósiles hallados de cada una de las clases. Y el dúo, apodado “dinosaurios en duelo”, representa un gran misterio paleontológico: ¿acaso las bestias fueron sepultadas juntas por casualidad, porque fueron hallados en el mismo banco de arena? ¿O se habían cruzado en un combate mortal? Sin embargo, nadie ha podido estudiar el fósil para resolver el enigma.
El fósil “Dinosaurios en duelo” puede interpretarse como una lucha letal entre un Triceratops y un T.rex joven, visto aquí en esta reconstrucción de la Montana prehistórica.
Por suerte, eso ha cambiado. Durante años de batallas legales, el fósil permaneció intocable en laboratorios o depósitos, pero ahora el famoso hallazgo va camino al Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte (NCMNS) en Raleigh. La organización sin fines de lucro Friends of the North Carolina Museum of Natural Sciences ha logrado comprar el fósil “Dinosaurios en duelo” en nombre del museo gracias a los aportes de fundaciones privadas y los organismos de gobiernos de la ciudad, el condado y el estado por una cifra que no se ha revelado.
El fósil será ubicado en una nueva área del museo que se inaugurará en 2022, y contará con un laboratorio de paleontología de última generación. "Los dinosaurios en duelo son una verdadera joya que ha estado oculta durante más de una década", expresa Lindsay Zanno, paleontóloga de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y directora de paleontología del NCMNS.
Los paleontólogos se alegran de que el fósil de los dinosaurios en duelo ya tenga un hogar permanente. “Habrá miles de estudios sobre estos fósiles”, afirma el paleontólogo Tyler Lyson del Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver.
“Será un espécimen emblemático”, agrega el paleontólogo Kirk Johnson, director del Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsonian.
14 años en las sombras
La historia del descubrimiento de los “dinosaurios en duelo” y el largo recorrido hasta el NCMNS se caracteriza por la misma tensión que proyecta el fósil.
En 2006, en el condado de Garfield, Montana, un buscador de fósiles llamado Clayton Phipps hizo el mayor hallazgo de su vida. Phipps y su equipo estaban explorando el rancho de Lige y Mary Ann Murray cuando el primo de Phipps, Chad O'Connor, encontró una serie de fragmentos de huesos que lo condujeron hasta la pelvis de un Triceratops. Tras meses de excavación intermitente, finalmente descubrieron que esos huesos color marrón chocolate conformaban el fósil de un Triceratops casi íntegro, pero también de un tiranosaurio.
El equipo de Phipps protegió el fósil con arpillera y yeso y lo llevó a un laboratorio privado en Fort Peck, Montana. Phipps y los Murray intentaron que un museo lo comprara, pero no lo lograron. Phipps recuerda que algunos paleontólogos objetaron la forma en que se había excavado fósil y descrito el sitio de excavación.
En los Estados Unidos, los fósiles hallados en terrenos federales deben alojarse en depósitos autorizados, como museos con acreditación oficial. Pero los fósiles encontrados en terrenos privados, como el caso de los “dinosaurios en duelo”, pueden comercializarse legalmente.
En 2013, el subastador londinense Bonhams les sugirió a Phipps y a los Murray que ofrecieran el fósil en una subasta. Si bien Phipps y los Murray no estaban del todo convencidos de ceder el control, tenían deudas que debían pagar y finalmente accedieron. Pero la venta fracasó, pues las ofertas no alcanzaron la oferta mínima de $6 millones. Los “dinosaurios en duelo” partieron de la casa de subastas de la ciudad de Nueva York e ingresaron a un depósito en Long Island.
Años más tarde, Zanno se acercó a Phipps a través de su confidente Pete Larson, presidente del Black Hills Institute, una empresa de paleontología de Dakota del Sur, para consultarle si le interesaba vender el fósil al NCMNS. En febrero de 2016, Zanno y un equipo del del museo visitaron el depósito de Long Island, y según ella, cuando ingresaron, tuvo una sensación escalofriante.
“Es imposible observar estos especímenes y no sentir que cobrarán vida y te pasarán por al lado”, expresa. "Se ven tal cual eran cuando estaban vivos”.
La negociación prosperó, pero antes de que los “dinosaurios en duelo” pudieran ir a Raleigh, debían esperar que cesaran las feroces batallas en los tribunales estadounidenses.
Según cuenta Mary Ann Murray, para la subasta de 2013, los Murray se habían enterado de que Jerry y Robert Severson, sus antiguos socios en el rancho, estaban pensando en presentar una demanda. Cuando, en 2005, los Murray adquirieron la participación en la tierra, los hermanos Severson retuvieron dos tercios de los derechos minerales de la tierra. Los Severson sostenían que, dados sus derechos mineros, tenían cierta posesión sobre los especímenes, dos de los mejores jamás encontrados en Montana, y sobre las ganancias resultantes de su venta.
En Montana, durante más de un siglo, se creyó que los fósiles pertenecían a los dueños de una propiedad, no a quienes tenían sus derechos minerales. Por lo tanto, los Murray se anticiparon y solicitaron a un tribunal del estado de Montana que confirmara que los fósiles no eran minerales.
Los Seversons, que eran de otro estado, pidieron transferir el caso a un tribunal de distrito federal, que, en 2016, falló a favor de los Murray. Los Severson apelaron. Para sorpresa de Phipps, Larson y los Murray, en 2018, la Corte de Apelaciones de los Estados Unidos para el Noveno Circuito falló a favor de los Severson, y les concedió la mayoría de los derechos sobre los “dinosaurios en duelo”.
Para los paleontólogos, el fallo fue bochornoso. Al equiparar a los fósiles con los minerales, se corría el riesgo de alterar el reclamo de fósiles de todo un siglo, y además, como los derechos minerales de una propiedad determinada suelen estar muy divididos, se volvería imposible obtener permiso para futuras excavaciones en tierras privadas. Entonces, la Sociedad de Paleontología de Vertebrados (SVP), conformada por 2.000 miembros, y un consorcio de museos se unieron a un grupo de terratenientes de Montana para presentar un escrito y apoyar a los Murray.
Estos grupos no suelen estar de acuerdo en lo que se refiere al comercio de fósiles privados, por lo que este acto "fue muy poco común", explica David Evans, presidente de paleontología de vertebrados del Museo Real de Ontario.
Phipps y los Murray también solicitaron a la legislatura de Montana que aprobara una ley que confirmara que los derechos fósiles pertenecían a los dueños de las tierras. El proyecto de ley se aprobó por unanimidad en 2019, pero la nueva ley no se aplicó al caso de los “dinosaurios en duelo” dado el litigio federal vigente.
En 2019, el Noveno Circuito acordó volver a considerar el caso y pidió a la Corte Suprema de Montana que evaluara si los fósiles eran minerales. En mayo de 2020, el tribunal estatal dictaminó que no lo eran. En junio, el Noveno Circuito coincidió con esa evaluación, y concluyó que los Murray eran los dueños del fósil y tenían derecho a venderlos, con lo cual, el camino hacia el NCMNS se hizo más fácil.
“Siento que he estado esperando esto durante siglos. Y estoy feliz por el destino que tendrán”, expresa Phipps, quien ahora protagoniza Dino Hunters, un reality show de Discovery Channel.
La polémica venta privada de fósiles
No todos los fósiles de propiedad privada como los “dinosaurios en duelo” acaban en museos públicos. Para muchos científicos, la adquisición del fósil por parte del NCMNS es un claro contraste con la venta de Stan, un famoso T.rex de gran relevancia científica que fue hallado por Larson y el Black Hills Institute. El instituto debió subastar el fósil de acuerdo con una orden judicial, pero la subasta se disparó y acabó vendiéndose por 31,8 millones de dólares a un coleccionista privado.
Al conocer el precio de venta, los paleontólogos se indignaron, pues temían que la relación de los científicos con los terratenientes estadounidenses se deteriorara y aumentara la caza furtiva de fósiles a nivel mundial. Pero con respecto a la venta de los “dinosaurios en duelo”, Evans expresó que se trataba de "una fabulosa noticia para la paleontología, teniendo en cuenta lo que sucedió hace poco con la subasta de Stan".
Pero no todos los científicos están contentos. Thomas Carr, experto en tiranosaurios y paleontólogo del Carthage College en Kenosha, Wisconsin, es un defensor acérrimo de la prohibición de la libre comercialización de fósiles en EE.UU. Y teme que la compra de los “dinosaurios en duelo” acabe legitimando lo que considera un comercio poco ético de fósiles irremplazables.
"Es una buena noticia que estos especímenes estén ahora en manos de un museo y que no hayan desaparecido como Stan, pero, ¿cuál es el precio?", expresa Carr. "Esa venta hace que nos preguntemos si los científicos y los museos no se han puesto al servicio del comercio de fósiles".
Carr cree que más de 40 fósiles de T. rex, aproximadamente la mitad de todos los que se conocen, se encuentran en manos privadas y están fuera del alcance de la ciencia.
¿Un duelo prehistórico?
Ahora que Zanno y su equipo tienen acceso a “los dinosaurios en duelo”, comenzarán a investigar en detalle este fósil e intentarán averiguar si el dúo realmente murió en una lucha fatal.
Existieron otros casos de depredadores y sus presas hallados en el mismo fósil. En 1971, los paleontólogos polacos y mongoles encontraron un Velociraptor y un Protoceratops, primo primitivo del Triceratops, que habían sido enterrados después de que colapsara una duna de arena. Para saber qué ocurrió con los dinosaurios de Montana, los investigadores deberán averiguar cómo y cuándo exactamente se sepultó a cada dinosaurio, y si estos muestran signos típicos de una lesión hecha por el rival, como marcas de dientes.
Zanno y su equipo obtuvieron permiso para visitar el sitio de excavación original, lo que significa un paso fundamental para resolver cómo se formó el fósil. “Si no pudiéramos ir al sitio donde se descubrieron los especímenes y recopilar esos datos nosotros mismos, entonces los especímenes serían mucho menos valiosos desde una perspectiva científica”, explica Zanno.
Más allá de que se resuelva si los dinosaurios se batieron a duelo o no en vida, el fósil constituye una oportunidad única para estudiar dos especímenes impecables de estas especies.
El tiranosaurio, por ejemplo, podrá brindar datos sobre cómo el T.rex llegó a ser un depredador bestial. La mayoría de los expertos cree que el tiranosaurio es un T. rex joven, y se sumaría a los pocos fósiles existentes de este tipo, pero por lejos, el más completo. Por el contrario, Phipps sostiene que el fósil es un Nanotyrannus, una especie de tiranosaurio pigmeo que la mayoría de los especialistas considera como un joven T.rex.
“Para mí, lo más importante es la diversidad de dinosaurios que conduce a su extinción; creo que eso es lo que realmente importa”, dice Lyson del Museo de Ciencias Naturales de Denver. "¿Se trata de un tiranosaurio grande o dos?"
Y aún quedan más secretos por revelarse en la roca que rodea el hueso y contiene impresiones de la piel de los dinosaurios y residuos que pueden haberse formado con la degradación de los tejidos blandos. Gracias a los avances recientes en paleontología, los científicos también podrán encontrar contenido del estómago o incluso vestigios de las proteínas originales de los dinosaurios dentro de la piedra. “Será un trabajo muy complicado exponer los huesos sin destruir la piel”, explica Johnson.
Phipps, por su parte, siente un gran alivio de que los científicos finalmente puedan estudiar el fósil, y no ve la hora de viajar a Carolina del Norte.
“Algún día quiero llevar a mis nietos y decirles: ¿Saben qué?, el abuelo encontró esos dinosaurios, y ahora todo el mundo puede verlos. Y eso es lo que quise desde el primer día”.