Lo que hay que saber sobre la hipótesis de que la COVID-19 se fugó de un laboratorio
Nueva información ha reavivado el examen de este posible origen del coronavirus, que los expertos todavía consideran improbable, pero cuya investigación vale la pena..
Un agente de seguridad aleja a los periodistas del Instituto de Virología de Wuhan después de la llegada de un equipo de la Organización Mundial de la Salud para una visita sobre el terreno en Wuhan, en la provincia china de Hubei, el miércoles, 3 de febrero de 2021, para investigar los orígenes de la pandemia de coronavirus.
Meses después de que una investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinara que era "extremadamente improbable" que el nuevo coronavirus se escapara por accidente de un laboratorio de Wuhan, China, la idea ha vuelto a ser noticia. Esto ha dado un nuevo impulso a una hipótesis que muchos científicos consideran improbable y que algunos han descartado por ser una teoría de la conspiración.
La atención renovada llega poco después de la orden del 26 de mayo del presidente Joe Biden para que las agencias de inteligencia estadounidenses "redoblen esfuerzos" para investigar los orígenes del coronavirus. El 11 de mayo, el asesor médico jefe de Biden, Anthony Fauci, reconoció que ahora "no está convencido" de que el virus se desarrollara de forma natural, un cambio aparente frente a lo que contó a National Geographic en una entrevista el año pasado.
El mes pasado, más de una docena de científicos —importantes epidemiólogos, inmunólogos y biólogos— escribieron una carta publicada en la revista Science que exigía una investigación exhaustiva sobre dos teorías viables del origen del virus: el salto natural de un animal a un humano o un accidente en el que se liberó una muestra salvaje de laboratorio que contenía el SARS-CoV-2. Instaron a que ambas teorías "se tomen en serio hasta que tengamos datos suficientes" y escribieron que una investigación adecuada sería "transparente, objetiva, basada en datos, que incluya diversas especialidades, sujeta a una supervisión independiente" y con los mínimos conflictos de interés, si es posible.
"Cada vez que se produce un brote de una enfermedad infecciosa, es importante investigar su origen", afirma Amesh Adalja, médico especialista en enfermedades infecciosas y profesor titular del Centro de Seguridad Sanitaria de la Universidad Johns Hopkins, que no participó en la carta publicada en Science. "La hipótesis de la fuga de un laboratorio es posible, así como el salto de animales y creo que debería realizarse una investigación exhaustiva e independiente de sus orígenes", dice.
Preguntas sin responder
Los orígenes del SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19, que ha infectado a más de 171 millones de personas y matado a casi 3,7 millones en todo el mundo al 4 de junio, aún no están claros. Muchos científicos, incluidos los que han participado en la investigación de la OMS, creen que la explicación más probable es que saltara de un animal a una persona, quizá de un murciélago a un humano directamente o a través de un hospedador intermedio. La transmisión de animales a humanos es una ruta habitual para muchos virus; al menos otros dos coronavirus, el SARS y el MERS, se propagaron a través de este tipo de salto zoonótico.
Otros científicos insisten en que vale la pena investigar si el SARS-CoV-2 se fugó del Instituto de Virología de Wuhan, un laboratorio que lleva más de una década estudiando los coronavirus en los murciélagos.
La investigación de la OMS —una iniciativa conjunta de científicos nombrados por la OMS y funcionarios chinos— concluyó que era "extremadamente improbable" que el virus se escapara de un laboratorio. Con todo, el equipo de la OMS se topó con obstáculos que hicieron que algunos cuestionaran sus conclusiones; a los científicos no se les permitió realizar una investigación independiente y se les negó el acceso a los datos brutos.
El 30 de marzo, cuando la OMS publicó su informe, su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, exigió más estudios. "Todas las hipótesis siguen sobre la mesa", dijo entonces.
Más adelante, el 11 de mayo, Fauci contó a PolitiFact que, aunque lo más probable era que el virus se debiera a la transmisión de animales a humanos, "podría haber sido otra cosa y tenemos que descubrirlo".
Evidencias reveladas recientemente, publicadas por el Wall Street Journal, han echado más leña al fuego: según un informe de inteligencia estadounidense, tres investigadores del Instituto de Virología de Wuhan enfermaron en noviembre de 2019 y fueron al hospital. En los últimos días del gobierno de Trump, el Departamento de Estado publicó en un comunicado que los investigadores del instituto tenían "síntomas que coincidían tanto con la COVID-19 como con enfermedades estacionales habituales".
La mayoría de los epidemiólogos y virólogos que han estudiado el nuevo coronavirus creen que empezó a propagarse en noviembre de 2019. China afirma que el primer caso se confirmó el 8 de diciembre de 2019. Durante una sesión informativa en Pekín esta semana, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Zhao Lijian, acusó a Estados Unidos de "exagerar la teoría de la fuga de un laboratorio", y se preguntó: "¿realmente les importa el estudio del origen [del coronavirus], o están intentando desviar la atención?". Zhao también desmintió la información del Wall Street Journal de que tres personas habían enfermado.
La fuga de un laboratorio es "improbable"
Algunos políticos y comentaristas conservadores estadounidenses aceptaron la teoría de la fuga de un laboratorio, mientras que los liberales la rechazaron, sobre todo a principios de la pandemia. La especulación también ha incrementado las tensiones actuales entre Estados Unidos y China.
El 26 de mayo, cuando el Senado de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley para revelar información confidencial relacionada con posibles vínculos entre el laboratorio de Wuhan y la COVID-19, el senador por Misuri Josh Hawley, un republicano que promovió la ley, dijo: "el mundo necesita saber si esta pandemia fue producto de la negligencia en el laboratorio de Wuhan", y lamentó que "durante más de un año, cualquiera que hiciera preguntas sobre el Instituto de Virología de Wuhan ha sido tachado de teórico de la conspiración".
Peter Navarro, el exasesor de comercio de Donald Trump, afirmó en abril de 2020 que el SARS-CoV-2 podría haber sido diseñado como arma biológica, sin citar ninguna prueba.
La teoría de que el SARS-CoV-2 se creó como arma biológica "es completamente improbable", dice William Schaffner, profesor de enfermedades infecciosas en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt. Explica que, para que un arma biológica tenga éxito, debe atacar a una población adversa sin afectar a la propia. Pero el SARS-CoV-2 "no puede controlarse", dice. "Se extenderá, incluso por la población propia", lo que lo convierte en un "agente contraproducente de guerra biológica".
La hipótesis de fuga de laboratorio más plausible, según los expertos, es que el laboratorio de Wuhan aislara el nuevo coronavirus de un animal y lo estuviera estudiando cuando se fugó por accidente. "Al no conocer su virulencia y transmisibilidad, la ausencia de medidas de protección [podría haber] dado lugar a que los trabajadores del laboratorio se contagiaran", iniciando la cadena de transmisión que, a la larga, causó la pandemia, dice Rossi Hassad, epidemiólogo del Mercy College.
Pero Hassad añade que cree que la teoría de la fuga de un laboratorio se sitúa en el "extremo más bajo" de las posibilidades y "es probable que se quede como teoría después de cualquier investigación científica adecuada", afirma.
Biden ordenó a las agencias de inteligencia estadounidenses que informaran de sus hallazgos en 90 días, que será el 26 de agosto.
Basándose en la información disponible, Eyal Oren, epidemiólogo de la Universidad Estatal de San Diego, dice que es obvio por qué la teoría más aceptada es que el virus surgió en un animal y saltó a un humano: "Lo que queda claro es que la secuencia genética del virus de la COVID-19 es similar a otros coronavirus descubiertos en murciélagos", afirma.
Algunos científicos aún se muestran escépticos respecto a si se pueden sacar conclusiones sólidas. "Al final, yo creo que la cuestión" de los orígenes del SARS-CoV-2 "quedará sin resolver", afirma Schaffner.
Entre tanto, la ciencia "avanza mucho más lenta que los medios y los ciclos de noticias", dice Oren.