Merck presenta pastilla antiviral contra la COVID-19: ¿Cómo podría cambiar la lucha contra la pandemia?
Los resultados prometedores de los ensayos clínicos sugieren que el medicamento podría convertirse en el primer tratamiento no hospitalario aprobado por las autoridades sanitarias de EE. UU.
El antiviral oral de Merck Molnupiravir redujo el riesgo de hospitalización o muerte para pacientes con una COVID-19 leve o moderada.
Un nuevo medicamento de Merck reduce significativamente el riesgo de hospitalización y muerte para las personas que lo toman en los primero estadios de la COVID-19, según los primeros resultados de un gran estudio publicado el 2 de octubre. Es el primer antiviral oral que se prueba efectivo contra este coronavirus.
Las personas que se sometieron al tratamiento llamado molnupiravir (cuatro pastillas dos veces al día durante cinco días), en los primeros cinco días después de mostrar los síntomas tenían casi la mitad de probabilidades de ser hospitalizadas que las personas que tomaron el placebo. También tenían menos posibilidades de morir, con ocho muertes en un mes de tratamiento entre los pacientes que tomaron en el placebo y ninguna entre los que recibieron la medicina.
"Tener una pastilla que las personas puedan tomar fácilmente en sus casas sería tremendo. Si esto estuviera disponible en las farmacias, lo podrían conseguir más personas", dice Albert Shaw, un especialista de enfermedades infecciosas del hospital universitario de Yale (Conneticut; EE. UU.), que no participó en el estudio.
Todos los antivirales disponibles hoy en día, incluidos el remdesivir y los anticuerpos monoclonales, tienen que ser administrados en un hospital. Los anticuerpos monoclonales son mucho más efectivos contra la COVID-19 y reducen el riesgo de hospitalización y muerte en un 85 por ciento, pero este tratamiento es casi tres veces más caro que el molnupiravir.
¿Cómo funciona el antiviral?
Los medicamentos antivirales se usan contra muchos virus, incluidos los herpes y la gripe. Estos medicamentos se aprovechan que los virus necesitan replicarse en las células de una persona para poder enfermarla. Los antivirales detienen el proceso de replicación para que la enfermedad no avance.
El medicamento de Merck funciona introduciendo bloques que parecen ARN en el genoma del virus cuando se multiplica, lo que genera numerosas mutaciones, interrumpe la replicación y mata al virus.
Evitar que el virus se multiplique es importante porque cuanto más se multiplique, y vaya destruyendo célula a célula, más suele enfermar una persona, dice Waleed Javaid, epidmiólogo y director de prevención y control de infecciones del hospital Monte Sinai de Nueva York, que no estuvo involucrado en el estudio. Además, cuando hay suficientes virus en el cuerpo, el sistema inmunitario puede pisar el acelerador. "En un momento dado, el cuerpo detecta un virus que nunca ha visto y le lanzará todo lo que tiene, como un tanque yendo a por un objetivo pequeño", dice. Esto ayuda al cuerpo a eliminar el virus pero, a veces, en su ataque puede provocar daño colaterales por todo el sistema.
La investigación de Merck, que se realizó en distintos sitios del mundo, se paró de manera temprana porque los resultados eran muy prometedores, dice la farmaceútica. El medicamento era efectivo incluso contra las variante delta y mu. Basado en este análisis interno de 775 personas, la empresa tiene pensado solicitar la Autorización de Uso de Emergencia (EUA, en sus siglas en inglés) a las autoridades de Estados Unidos y de otros países con la esperanza de que el medicamento esté disponible para su venta al público. Cuándo se dará ese paso, no se sabe, pero el Gobierno de EE. UU. ya ha acordado la compra de 1,7 milliones de dosis del tratamiento a más de 600 euros cada una, dice Merck.
¿Quién podrá conseguir el tratamiento?
Ya se conoce quién estará autorizado a tomar el medicamento, al menos en Estados Unidos. Los ensayos incluyeron solo a personas que enfermaron y no estaban vacunados y tenían por lo menos un factor de riesgo para desarrollar un caso severo de COVID-19, dice Aaron Weinberg, director nacional de investigaciones clínicas en Carbon Health, una empresa de asistencia médica primaria y urgente, e investigador principal del estudio. Esto incluya a personas de más de 60 años, obesas, inmunodeprimidas por otra enfermedad o que tenían alguna patología cardíaca o pulmonar, entre otros.
Si las autoridades estadounidenses autorizan el fármaco, se limitará su acceso a personas similares a las que participaron en el estudio, dice Javaid.
Aunque el medicamento parece prometedor, no es un tratamiento profiláctico como las vacunas. El fármaco no se contrapone a la necesidad de que los no vacunados se inoculen, dice Shaw. Algunas personas que tomaron la pastilla siguieron contrayendo la enfermedad y tuvieron que ser hospitalizadas. Y, aunque los efectos secundarios de este ensayo fueron leves, generalmente problemas gastrointestinales, dice Weinberg, y en ratios comparables a entre el grupo medicado y el que recibió el placebo, podrían surgir otros problemas cuando el medicamento se distribuya más masivamente, avisa Shaw. Mientras tanto, cientos de millones de personas ya se han vacunado sin grandes efectos secundarios.
Aun así, los resultados de este estudio deben ser motivo de alegría, dice Javaid. "Salvar ocho vidas es un éxito, al igual que reducir a la mitad la hospitalización", dice. Puede que otro medicamento que se están estudiando demuestre ser más efectivo y reduzca la hospitalización hasta un 80 por ciento o incluso al 100 por ciento. "Pero, esto es mejor que cualquier otro antiviral oral que hayamos visto hasta ahora", asegura.