La controvertida venta de "Big John", el triceratops más grande del mundo
La venta del fósil por 7,7 millones de dólares preocupa a los especialistas, pues temen que el aumento de los precios dificulte el acceso a los fósiles de gran valor científico.
El subastador Alexandre Giquello supervisa la subasta del fósil de triceratops conocido como “Big John”. El 21 de octubre, un comprador estadounidense anónimo compró a Big John por 7,7 millones de dólares, incluidas las tasas.
En 2014, Walter Stein estaba explorando un rancho en el condado de Perkins, Dakota del Sur, Estados Unidos, cuando se topó con un conjunto de huesos cubiertos de raíces en una pendiente expuesta debido a la erosión. Stein se dio cuenta de que estaba parado frente a los cuernos de un Triceratops y, a pesar del desgaste de los huesos, notó que pertenecían a un individuo grande.
Fundador de PaleoAdventures, una empresa de Dakota del Sur que excava fósiles para la venta comercial, Stein apodó al fósil “Big John” en honor al propietario del rancho donde lo encontró. Durante seis años, mantuvo el Triceratops esperando que un museo en los EE. UU. lo adquiriera, pero ninguno tuvo interés. Por lo tanto, en 2020, vendió el fósil a una empresa italiana que lo preparó para la subasta. El mes pasado, con una publicidad generalizada y la exorbitante cantidad de 7,7 millones de dólares pagados por un comprador anónimo, Big John se ha convertido en un gran negocio y ha alimentado un debate acalorado entre científicos, subastadores, paleontólogos comerciales y terratenientes.
Big John es solo el último fósil de alto perfil vendido por millones de dólares. Hace poco más de un año un esqueleto científicamente importante de T. Rex, apodado Stan, fue comprado anónimamente en una subasta por mandato judicial por 31,8 millones de dólares, la cifra más alta jamás pagada por un fósil. Algunos científicos temen que el aumento de los precios de los huesos primitivos restrinja los futuros fósiles a colecciones privadas, lo que impediría el acceso por parte de los investigadores que deseen estudiar los restos irremplazables.
Con un cráneo reconstruido de más de 155 centímetros de largo, la cabeza de Big John es unos centímetros más grande que cualquier otro cráneo de Triceratops documentado en la literatura científica, lo que le da al dinosaurio un récord mundial Guinness.
El 21 de octubre, las casas de subastas parisinas Binoche et Giquello y Hôtel Drouot vendieron a Big John en nombre de Zoic, la compañía italiana de fósiles, por el precio más alto jamás pagado en una subasta europea por un fósil, y el precio más alto jamás pagado en una subasta por una criatura fósil que no fuera un Tyrannosaurus rex.
Aunque no es común encontrar un cráneo de Triceratops con su esqueleto, como fue el caso de Big John, el estado de conservación del dinosaurio —con el 75 por ciento de su cráneo y el 60 por ciento de su esqueleto completo— no es inaudito, y sus huesos van desde muy conservados hasta desgastados. El fósil ensamblado es bastante llamativo, y el animal tiene una intrigante laceración en su collar óseo que cicatrizó en vida. Con todo, “su valor científico es bastante limitado”, dice Denver Fowler, curador del Museo de Dinosaurios Badlands, Dickinson Museum Center, Dakota del Norte.
Científicamente, el hecho de que Big John tenga el cráneo más grande conocido entre los Triceratops documentado es “básicamente irrelevante”, reconoce Iacopo Briano, propietario de la galería y experto en subastas de historia natural quien trabajó con Binoche et Giquello en la promoción de la venta de Big John. “¿Qué aporta a la ciencia o nuestro conocimiento de los dinosaurios ser el más grande?”. Pero como elemento atractivo en la venta para coleccionistas privados, añade, "supone un antes y un después".
El valor de un fósil
Big John es uno de los más de 100 fósiles conocidos de Triceratops, uno de los dinosaurios más comunes que se encuentran en la Formación Hell Creek del oeste de América del Norte, que bordea las regiones de Montana, Dakota del Norte, Dakota del Sur y Wyoming.
En los EE. UU., solo los investigadores autorizados por el gobierno pueden recoger fósiles de miles de hectáreas de tierras federales, y estos restos deben mantenerse en custodia pública en instituciones como los museos. Sin embargo, los fósiles encontrados en tierras privadas, como Big John, pertenecen al propietario y se pueden comprar y vender legalmente.
EE. UU. es uno de los pocos países que permite este tipo de comercio. Por ejemplo, en Alberta, Canadá, no se pueden exportar los fósiles encontrados en esa provincia bajo una ley promulgada en la década de 1970 que establece que los fósiles son parte del patrimonio natural de Alberta, una medida legal en respuesta a la remoción de fósiles muy raros de dinosaurios de la provincia por museos extranjeros durante décadas. Otros países ricos en fósiles, como Brasil, China y Mongolia, tienen leyes similares, aunque persisten mercados clandestinos que venden fósiles de estos países.
Los paleontólogos académicos tienen diferentes opiniones sobre el comercio legal de fósiles: algunos lo aceptan a regañadientes y otros se oponen firmemente. Jessica Theodor, paleontóloga de la Universidad de Calgary y presidenta de la Vertebrate Paleontology Society, que representa a los paleontólogos de todo el mundo, dice que teme que las subastas conviertan los fósiles en artículos de colección de lujo y legitimen aún más el comercio mundial de fósiles.
“Entiendo el deseo de observar y tener un fósil... Todo niño que siempre ha querido ser paleontólogo tenía este deseo”, dice. “Pero la realidad es que los fósiles no son infinitos... Hay que aprender todo lo posible de ellos y, por lo tanto, deben estar en museos, accesibles para la observación y el estudio”.
De las colinas de Dakota del Sur a las salas de subastas de París
Big John murió hace unos 66 millones de años y estaba enterrado en una antigua llanura aluvial que se convirtió en un rancho privado a unos 110 kilómetros al noreste de Rapid City, Dakota del Sur. El Triceratops permaneció intacto hasta que Stein tropezó con los cuernos que sobresalían de una colina.
Stein dice que siempre está buscando nuevas propiedades para excavar y hace tratos con sus propietarios para obtener permiso para explotar sus tierras. En 2014, conoció al propietario Big John, de quien se nombra el fósil, quien dijo que en 50 años ningún paleontólogo académico o comercial le había pedido excavar sus tierras.
A medida que Stein y sus colegas excavaban la cuesta, la calidad de los huesos mejoraba cada vez más. El equipo recolectó muestras, analizó las capas de roca donde el Triceratops fue enterrado y cuidadosamente cartografió y fotografió el lugar: detalles críticos para cualquier futura investigación académica o venta comercial. “Excavar un esqueleto de dinosaurio no es ni debería ser una búsqueda de trofeos”, declaró Stein en una entrevista por correo electrónico.
A pesar de documentar minuciosamente la excavación de Big John, Stein luchó por encontrar un comprador entre los museos estadounidenses porque, entre otras razones, el espécimen no estaba preparado, todavía estaba cubierto de roca y protegido por voluminosas capas de yeso. El comprador de Big John tendría que preparar el enorme esqueleto del Triceratops. Muchos museos tienen presupuestos y espacio limitados, y es posible que también se hayan mostrado reacios a ponerse en contacto con un paleontólogo comercial, señala Stein.
En 2020, Flavio Bacchia, director de Zoic, la empresa que vendió a Big John, acordó comprárselo a Stein por unos cientos de miles de dólares.
El fósil llegó a la sede de Zoic en Trieste, Italia, en dos etapas: una en noviembre de 2020 y la otra en enero de 2021. Cinco preparadores trabajaron hasta finales de julio para retirar con cuidado la roca de los huesos del Triceratops y ensamblar el esqueleto en una estructura. Los miembros del equipo de Bacchia también esculpieron, moldearon e imprimieron en 3D las piezas que faltaban para completar la muestra en exhibición.
Cuanto más completo se volvía el esqueleto de Big John, más le gustaba el resultado a Iacopo Briano, experto en subastas de fósiles. Briano colabora regularmente con Bacchia en subastas de dinosaurios y se encarga su publicidad. Impresionado por el tamaño del cráneo de Big John, Briano se dio cuenta de que “era algo totalmente nuevo para el mercado de subastas”.
Para facilitar la venta, se pudo declarar el cráneo de Big John el más grande de su tipo, un hallazgo que se debe a la Universidad de Bolonia, en Italia.
Federico Fanti, paleontólogo de la Universidad de Bolonia y explorador de National Geographic, cuyo estudio fue financiado por la National Geographic Society, nombró a uno de sus estudiantes como pasante en Zoic cuando se enteró de que la empresa estaba comprando a Big John. Cuando se liberó el Triceratops de las rocas, el alumno de Fanti midió su cráneo y lo comparó con dos conjuntos de datos en docenas de cráneos en Triceratops. ¿Y cuál fue el resultado? El cráneo de Big John era varios centímetros más grande que los cráneos registrados.
Fanti revela que el trabajo del estudiante dará lugar a una tesis de licenciatura, pero es posible que nunca se publique en una revista científica formal, pues estas son cada vez más cautelosas a la hora de publicar estudios basados en fósiles de colecciones privadas. Aun así, Fanti dice que valía la pena recopilar datos sobre Big John antes de su venta oficial. “Si un científico tiene la oportunidad de comprobar, observar y registrar las partes científicas de una muestra, es mejor que nada”, dice. “Obtuve medidas, fotos y datos en 3D de Big John, ahora disponibles para la ciencia”.
A medida que avanzaban los preparativos de Big John, crecía el interés en la región. El 30 de julio, Zoic expuso el fósil completamente ensamblado en una instalación provisional en la plaza central de Trieste. Bacchia afirma que miles de personas fueron a visitar a Big John durante tres días. Decenas de niños hicieron cola para sacarse fotografías con el Triceratops.
Briano organizó el envío de Big John a un barrio lujoso de París, donde se exhibió en los escaparates de una antigua tienda Gucci en septiembre de 2021. Una amplia campaña publicitaria y cobertura de prensa aumentaron la visibilidad del Triceratops, lo que resultó en una participación sin precedentes en la subasta.
Los compradores interesados comenzaron a llegar semanas antes, algo inusual en las subastas de fósiles, dice Briano. Muchos expresaron interés por la belleza escultórica del fósil. “Es el arte de Dios”, observa Bacchia.
El 21 de octubre, comenzó la subasta. Según Briano, el grupo inicial estaba formado por varias celebridades de Hollywood y una de las familias más ricas de Japón, así como otros compradores potenciales de EE. UU. y Europa.
En menos de media hora, el grupo se redujo a un solo hombre que sujetaba la placa 3: Djuan Rivers. Rivers, quien actualmente vive en París, revela que era el representante de un viejo amigo (que se negó a ser identificado) que quería incluir a Big John en su colección de arte. Rivers se retiró a principios de este año como vicepresidente del parque temático Animal Kingdom de Walt Disney World (The Walt Disney Company es propietaria mayoritaria de National Geographic Partners).
El Triceratops más grande
Después de la subasta, algunos de los que presenciaron la jornada de siete años de Big John expresaron opiniones diferentes sobre la venta.
“Por un lado, estoy feliz de que finalmente se haya preparado, reconstruido y ensamblado el esqueleto. Los italianos hicieron un buen trabajo al exponer y mostrarlo al público. Muchos niños en Europa han tenido la oportunidad de ver un verdadero Triceratops de cerca, ¡lo que fue genial!”, escribió Stein por correo electrónico. “Por otro lado, lamento mucho que se vendiera y espero que los nuevos propietarios puedan mantenerlo en un museo o al menos en exhibición para que otros puedan disfrutarlo y aprender de él también”.
Los paleontólogos comerciales en los EE. UU. han argumentado durante mucho tiempo que su sector promueve el descubrimiento de fósiles importantes porque las ganancias fomentan la exploración. Las empresas más reputadas excavan y preparan fósiles con alto nivel de calidad y se ponen en contacto con museos e investigadores cuando encuentran fósiles de importancia científica obvia.
Briano afirma que, al adoptar estrictas normas legales, las subastas públicas ofrecen a los coleccionistas una alternativa fiable a los fósiles obtenidos ilegalmente. Stein agrega que, sin un mercado de fósiles legítimo, algunos fósiles de terrenos privados nunca se habrían excavado debido a la falta de incentivos financieros, lo que significaría que nunca tendrían la oportunidad de ingresar en un museo. “Se interrumpen los procesos naturales de desgaste” y, como resultado, esqueletos importantes se descompondrían con el tiempo y se perderían para la ciencia y los coleccionistas privados, dice.
A su vez, la Sociedad de Paleontología de Vertebrados se opone a las subastas de fósiles y desalienta el estudio de fósiles de propiedad privada por temor a que los investigadores y el público no tengan garantizado el acceso a ellos. Un mes antes de la subasta de Big John, la sociedad envió una carta al Hôtel Drouot y le pidieron que se restringieran los compradores a las instituciones públicas de investigación, pero los subastadores respondieron que la venta no podía restringirse, según Theodor.
El impacto del comercio de fósiles en la ciencia dependerá en gran medida de su ubicación de descubrimiento. La mayoría de los paleontólogos comerciales en los Estados Unidos centran su exploración en la bien estudiada Formación Hell Creek, donde los fósiles son relativamente abundantes. Sin embargo, en algunas franjas de tierras, en su mayoría privadas, de otras regiones, como el oeste de Montana, los fósiles son mucho más raros y es más probable que tengan importancia científica. “Me temo que se agotarán algunos recursos cruciales”, dice Fowler, curador del Museo de Dinosaurios de Badlands.
Para Fowler, el mayor obstáculo es la enorme discrepancia entre los altos precios pagados por los restos de dinosaurios en una subasta y cómo ese dinero podría invertirse en la ciencia. El presupuesto anual de Fowler para el trabajo de campo es de 19.000 dólares, del cual hace un uso extensivo: a mediados de este año, logró transportar un esqueleto articulado de tiranosaurio fuera del área encontrada con un helicóptero, con recursos sobrantes.
Con el dinero gastado en Big John, Fowler podría recopilar grandes cantidades de datos para futuras investigaciones y conocimientos. “Podría excavar 50 Triceratops”, bromea.