Por qué el 11 de abril es el Día Mundial del Parkinson
La enfermedad afecta a más de 8 millones de personas en el mundo. Aunque aún no existe una cura, hay tratamientos que mejoran la calidad de vida de los pacientes.
Una persona con enfermedad de Parkinson durante un ensayo de efecto placebo en la Universidad de Stanford, California.
Cada 11 de abril el mundo conmemora el Día Mundial del Parkinson, una oportunidad para unir a las personas afectadas por esta condición en todo el mundo y generar conciencia sobre su incidencia, señala Parkinson's Europe, una organización europea sobre el Parkinson con más de 30 años de trayectoria.
De acuerdo con esa entidad, la efeméride recuerda el nacimiento del doctor James Parkinson (1755 - 1824) quien reconoció por primera vez esta afección como una condición médica a través de un documento publicado en 1817 titulado Un ensayo sobre la parálisis temblorosa.
El primer Día Mundial del Parkinson se celebró en abril de 1997. Fue creado por la Asociación Europea de la Enfermedad de Parkinson (actualmente conocida como Parkinson's Europe) y copatrocinado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según consta en el sitio web de la asociación europea. Desde entonces se realiza cada año en todo el mundo.
Qué es el Parkinson
“La enfermedad de Parkinson es una afección degenerativa del cerebro asociada a síntomas motores (lentitud de movimientos, temblores, rigidez, trastornos de la marcha y desequilibrio) y a una amplia variedad de complicaciones no motoras (deterioro cognitivo, trastornos mentales, trastornos del sueño, dolor y otras alteraciones sensoriales)”, define la OMS.
Esta organización también explica que las deficiencias motoras, como las discinesias (movimientos involuntarios) y las distonías (contracciones musculares involuntarias y dolorosas), propician las limitaciones del habla, la movilidad y otras restricciones. Y algunas personas con Parkinson desarrollan demencia durante el transcurso de la enfermedad.
La prevalencia de la enfermedad de Parkinson se ha duplicado en los últimos 25 años, según datos de la OMS. Estimaciones mundiales de esta organización de 2019 muestran una cifra superior a 8.5 millones de personas con esta afección.
Hasta la actualidad se desconocen las causas que la generan, pero se cree que puede deberse a una compleja interacción entre factores genéticos y la exposición a factores ambientales como los plaguicidas, los disolventes y la contaminación atmosférica a lo largo de la vida.
Hoy en día no existe una cura. No obstante, hay medicamentos, procedimientos quirúrgicos y otras terapias que pueden tratar los síntomas, completa la organización sanitaria mundial.