Cómo proteger la salud intestinal durante las fiestas decembrinas
El azúcar puede causar estragos en el microbioma intestinal. Los expertos explican a qué se debe y qué tener en cuenta durante las celebraciones.
E. coli, en la foto, son bacterias en forma de bastoncillos que forman parte de la flora normal del intestino humano. Comer muchos alimentos azucarados puede alterar el equilibrio de bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que componen el microbioma intestinal.
Llega el fin de año y, con ello, un momento donde se disponen grandes banquetes, se comen dulces y se preparan cócteles especiales para la ocasión. Pero estos tienden a pasar factura a la salud de más formas de las que se pueda imaginar.
Lo que una persona consume afecta a su microbioma intestinal, una comunidad de organismos microscópicos que incluye bacterias, virus, hongos y parásitos. Nunca se insistirá lo suficiente en su importancia. Este mundo diminuto ayuda a proteger el organismo contra patógenos invasores, activar el sistema inmunitario y digerir los alimentos, por nombrar solo algunas funciones.
Si estos microbios intestinales están desequilibrados, pueden causar problemas, como una infección por hongos o una enfermedad.
Entonces, ¿cómo mantener un microbioma intestinal sano o reequilibrarlo después de comer demasiados pasteles o de beber más de la cuenta?
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Comer los alimentos adecuados ayuda a proteger el microbioma intestinal
Los minúsculos organismos que componen el microbioma intestinal, sobre todo las bacterias, ayudan al organismo a descomponer carbohidratos, proteínas y azúcares en nutrientes útiles y a procesar la fibra en el colon.
"Todo lo que comemos y bebemos y no digerimos ni absorbemos desciende por nuestro tracto intestinal hasta el intestino distal, hasta el colon, donde se encuentra la mayoría de los microbios y se convierte en alimento para el microbioma", explica Gail Cresci, investigadora del microbioma en el departamento de gastroenterología, hepatología y nutrición pediátricas de Cleveland Clinic Children's (Estados Unidos).
Por ejemplo, el organismo digiere rápidamente los alimentos ricos en azúcar y pobres en fibra, lo que no deja muchos nutrientes para que los consuma la microbiota intestinal, mientras que el azúcar que no se digiere puede alimentar a las bacterias patógenas. Los antibióticos, por su parte, pueden acabar con las bacterias buenas junto con las malas.
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Según Cresci, el microbioma intestinal es resistente y se recupera con relativa rapidez si la persona reanuda una alimentación saludable o deja de tomar medicamentos.
Esto también significa que solo una dieta sana a largo plazo puede mantener o mejorar realmente el microbioma intestinal. Los expertos recomiendan consumir alimentos ricos en fibra, como los hidratos de carbono complejos de los cereales, las verduras y las legumbres.
También sugieren incorporar alimentos fermentados, como kimchi, kéfir y chucrut, que contienen sus propios probióticos, microorganismos vivos que pueden aumentar la diversidad de la microbiota en el intestino. Y mantener bajo el consumo de azúcar y combinarlo con fibra, como comer la fruta en lugar de tomarla en zumo.
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Qué tener en cuenta antes de tomar probióticos
Sin embargo, los especialistas aún no se han pronunciado sobre los probióticos manufacturados, una industria multimillonaria que a menudo se promociona como la panacea para nuestros microbiomas. La realidad es mucho más complicada y es difícil convencer al intestino de que acepte un probiótico.
"En esta situación, los probióticos son más parecidos a un joven que es trasladado a un instituto nuevo, pero no conoce a nadie. Serán expulsados de ese grupo porque todos los demás microbios de esa comunidad están acostumbrados unos a otros", asegura Purna Kashyap, catedrática de Medicina y Fisiología de la Clínica Mayo (Estados Unidos).
De hecho, los ensayos clínicos de probióticos como tratamiento para la mayoría de las enfermedades no han demostrado ningún beneficio, comenta Kashyap, que señala las directrices de la Asociación Americana de Gastroenterología.
En el mercado de los probióticos también hay muchos tipos diferentes y distintos niveles de calidad. Navegar por él puede resultar confuso y abrumador para el consumidor. Estos tampoco se consideran un medicamento, por lo que en Estados Unidos, por ejemplo, la mayoría carece de regulación por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de ese país.
Si alguien quiere tomar un suplemento prebiótico o probiótico, debe consultar antes con un médico. Tal como señala Cresci, algunos pueden ser perjudiciales para algunas personas, como las que toman medicamentos inmunosupresores. Asimismo, también es recomendable que quienes decidan tomar suplementos, utilicen recursos en línea confiables, como la web de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, para investigar los distintos tipos y comprobar si han sido aprobados.