¿Cómo se producen las emociones humanas?
Además de la cultura o las experiencias de vida, las emociones están causadas por desencadenantes de situaciones que cualquier ser humano experimenta a lo largo de su vida. Arriba, un niño llora en la mesa.
En psicología, las emociones humanas suelen dividirse en primarias y secundarias. Las primeras (alegría, tristeza, ira, miedo, sorpresa y asco) son emociones que experimentan todos los seres humanos, independientemente de su origen, edad o cultura.
Así lo explica Natália Orti, psicóloga con máster en Psicología del Desarrollo y del Aprendizaje por la Universidad del Estado de São Paulo (Unesp), profesora de The School of Life en Brasil y especialista en el campo del autoconocimiento y la inteligencia emocional, entre otros.
En una entrevista concedida a National Geographic, habla también de las emociones secundarias, que varían de una persona a otra y están muy influidas por la cultura. Entre ellas están los celos, el orgullo, la vergüenza, la admiración y la culpa.
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Pero, ¿cómo surgen estas formas tan diversas de interactuar con el mundo y cómo podemos entrar en contacto con lo que siente cada persona?
¿Dónde nacen las emociones humanas?
"Las emociones se producen por una combinación de factores, entre ellos nuestra biología, nuestras experiencias pasadas, nuestro entorno actual y nuestra interpretación de los acontecimientos", explica Orti.
"Desde un punto de vista biológico, las emociones son generadas por partes del cerebro, como la amígdala y el hipocampo, que procesan la información sensorial y desencadenan respuestas emocionales", describe.
Según la experta, "cuando evitamos nuestras emociones, perdemos la oportunidad de aprender de ellas y comprender lo que realmente nos importa".
¿Por qué es importante estar en contacto con las emociones?
Según la psicóloga, entrar en contacto con lo que se siente es fundamental para conocer y reconocer las propias emociones y ayudar al autoconocimiento. "Practicar mindfulness, que consiste en prestar atención a nuestros sentimientos y pensamientos sin juzgarlos, con apertura y curiosidad", propone.
Para ella, "también puede ser útil escribir, como forma de ejercitar la introspección, enlazar ideas, afinar percepciones y así poder reflexionar sobre nuestras emociones", dice la experta.
"La psicoterapia es otra posibilidad, porque tiene la función de proporcionar un espacio, una relación terapéutica y estrategias que permitan tanto observar y nombrar las emociones, como comprender los fenómenos emocionales en el contexto de la vida de cada persona, proporcionando autoconocimiento, regulación emocional y resolución de problemas", señala.
Orti advierte, además, que la dificultad de "estar abierto" y "conocer las propias emociones" se debe a diversas cuestiones culturales y personales.
"Llamamos evitación experiencial a cualquier comportamiento que implique evitar o intentar deshacerse de pensamientos, sentimientos o sensaciones internas incómodas", explica. "Cuando evitamos nuestras emociones, perdemos la oportunidad de aprender de ellas y comprender lo que realmente nos importa. La ira, por ejemplo, puede indicar que se han traspasado nuestros límites".
"Aunque esta acción puede proporcionar un alivio temporal, a largo plazo la evitación experiencial puede impedirnos entrar en contacto con las emociones difíciles y alejarnos así del autoconocimiento y de la valiosa información que las emociones comunican sobre nosotros mismos, nuestras necesidades, nuestro entorno, las relaciones y la experiencia con la vida en general", concluye.