¿El arma secreta para afrontar la menopausia? La terapia conversacional

Cada vez hay más pruebas de que la terapia cognitivo-conductual (TCC) puede ayudar a las mujeres a afrontar los síntomas de la menopausia, desde los sofocos hasta la libido baja. En el Día Mundial de la Menopausia, conoce más al respecto.

Por Daryl Austin
Publicado 17 oct 2024, 16:09 GMT-3
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Investigaciones recientes sugieren que la terapia cognitivo-conductual, o TCC, puede ser el tratamiento más seguro y eficaz para mitigar uno de los principales síntomas de la menopausia: la disminución de la función y el deseo sexuales. También se ha demostrado que la TCC ayuda a aliviar otros síntomas de la menopausia, como los sofocos.

Fotografía de fizkes, Getty Images

La perimenopausia y la menopausia afectan a todas las mujeres a medida que envejecen, pero a muchas les cuesta encontrar tratamientos eficaces para controlar los síntomas. Esto puede estar cambiando y una buena ocasión para saber más sobre el tema es el Día Mundial de la Menopausia, que se conmemora cada 18 de octubre.

Cada vez hay más pruebas de que un tratamiento natural alivia eficazmente múltiples síntomas de la menopausia, como los sudores nocturnos, los sofocos, la disfunción sexual y la disminución de la libido.

Este tratamiento es una forma de terapia conversacional conocida como terapia cognitivo-conductual (TCC).

Esta terapia, ampliamente aceptada, lleva más de seis décadas ayudando a los pacientes a controlar sus trastornos mentales y físicos, enseñándoles a ser conscientes de los patrones de pensamiento y comportamientos negativos asociados y a mejorarlos.

Aunque hace tiempo que se ha demostrado que la TCC trata eficazmente los síntomas relacionados con la menopausiacomo los sofocos y los sudores nocturnos, una reciente investigación realizada por científicos de la Universidad McMaster de Canadá demuestra que la TCC también mejora los índices asociados de disminución de la libido e insatisfacción sexual

Y lo que es mejor, puede hacerlo casi sin efectos adversos, a diferencia de los fármacos y las terapias hormonales que suelen ser la primera intervención médica recomendada para la menopausia.

“La sociedad occidental está adoptando la idea de que la salud no consiste solo en tomar las pastillas adecuadas”, considera Sheryl Green, psicóloga clínica y pionera de la investigación sobre la menopausia y la TCC en la Universidad McMaster, que presentó los resultados de su equipo en la conferencia anual de la Sociedad de la Menopausia celebrada en septiembre en Chicago. 

“La gente está comprendiendo que tiene que participar activamente en su salud y bienestar, y que la TCC es una opción de tratamiento que ha demostrado ser útil”. 

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Qué es la menopausia y cómo afecta a la salud mental y física

La menopausia es lo que ocurre cuando una mujer deja de producir óvulos y hormonas, por lo que ya no puede quedarse embarazada. Comienza oficialmente 12 meses después de la última menstruación.

Sin embargo, los años previos a la menopausia, conocidos como perimenopausia, “pueden ser especialmente difíciles para algunas mujeres”, reconoce Ruta Nonacs, psiquiatra perinatal y reproductiva del Hospital General de Massachusetts. 

Para muchas mujeres, este periodo de transición comienza entre los 45 y los 55 años y puede durar de 7 a 14 años. Durante este periodo, la producción hormonal de estrógenos, progesterona y testosterona empieza a disminuir “y se descontrola un poco”, explica Nonacs, lo que hace que el cerebro y el cuerpo respondan con muchos síntomas asociados reveladores.

La TCC ha demostrado ser útil para tratar algunos de estos síntomas, incluidas las respuestas vasomotoras habituales, como los sofocos y los sudores nocturnos. 

“La TCC parte de la base de que estos síntomas se intensifican por el estrés y la reactividad”, explica Sharon Bober, directora fundadora del programa de salud sexual del Instituto Oncológico Dana-Farber de la Facultad de Medicina de Harvard. “Cuando las personas son capaces de cambiar su relación con estos síntomas, la propia experiencia cambia de forma inherente”.

Por ejemplo, los científicos saben que los pacientes que experimentan sudores nocturnos y sofocos tienden a ponerse ansiosos por ellos y a menudo los temen. Esto provoca la aparición de un conjunto diferente de síntomas asociados a la ansiedad, como problemas digestivos, aumento de la frecuencia cardiaca y tensión muscular, respuestas físicas que pueden empeorar aún más los sudores nocturnos y los sofocos.

Para ayudar, un terapeuta de TCC puede ayudar a un paciente a normalizar y disminuir las preocupaciones infundadas o catastróficas sobre los sofocos o los sudores nocturnos. También puede proporcionar mecanismos de afrontamiento y otras herramientas para mejorar las respuestas mentales y físicas, explica Sofia Chernoff, directora en funciones de los programas de TCC del Instituto Beck de Terapia Cognitivo-Conductual de Filadelfia.

Las investigaciones demuestran que estas estrategias son eficaces no solo para reducir la ansiedad relacionada con los sofocos y los sudores nocturnos, sino también para reducir la frecuencia con que se presentan estos síntomas.

En otro estudio (también dirigido por Green) se ha demostrado que la TCC es igualmente eficaz para tratar los trastornos del sueño relacionados con la menopausia y abordar “los síntomas depresivos que a veces surgen durante la perimenopausia y la menopausia”, afirma Nonacs. 

Cómo afecta la menopausia a la satisfacción sexual

Alrededor de 8 de cada 10 mujeres menopáusicas también manifiestan preocupaciones relacionadas con la satisfacción sexual, como relaciones sexuales dolorosas, disminución de la libido o problemas para alcanzar el orgasmo, problemas que pueden contribuir a una imagen negativa de sí mismas, a la angustia emocional y al deterioro de las relaciones.

“Las disfunciones sexuales relacionadas con la menopausia pueden repercutir negativamente en la calidad de vida y tener efectos de largo alcance”, admite Jewel Kling, directora asociada de salud femenina de Mayo Clinic en Arizona.

La perimenopausia y la menopausia pueden afectar al rendimiento y la satisfacción sexual de diversas maneras, pero suelen comenzar con cambios en la producción hormonal

El estrógeno, por ejemplo, “tiene un abundante número de receptores en el tejido vaginal, lo que lo hace importante para el flujo sanguíneo, la lubricación, la sensación y la elasticidad”, explica Tara Iyer, directora de la clínica de menopausia y mediana edad de la división de salud femenina de la Facultad de Medicina de Harvard. Por eso, cuando bajan los niveles de estrógeno, las mujeres pueden experimentar sequedad vaginal, disminución del placer e incluso dolor durante el coito.

La producción de testosterona también se ve afectada, lo que suele ser la causa de que muchas mujeres experimenten una pérdida de libido, explica Mary Jane Minkin, ginecóloga y obstetra en ejercicio y profesora clínica de la Facultad de Medicina de Yale.

Por supuesto, “las hormonas no son lo único que afecta al funcionamiento sexual”, dice Nonacs. Cita un menor nivel de confianza en sí misma debido a los cambios relacionados con la edad en la elasticidad de la piel y la distribución del peso, que hacen que algunas mujeres se sientan menos deseables y menos comprometidas íntimamente.

“Hay muchas cosas que pueden contribuir al bajo deseo sexual de una mujer menopáusica”, se hace eco Stephanie Faubion, directora médica de la Menopause Society de Cleveland (Ohio), entre ellas el estrés profesional, los problemas de pareja y las exigencias como cuidadoras. Señala que muchas mujeres también desarrollan problemas genitourinarios durante la menopausia, como frecuencia miccional afectada e infecciones urinarias.

Cómo la terapia conversacional ofrece esperanza para mejorar la función sexual

Normalmente, cuando las pacientes perimenopáusicas y menopáusicas refieren insatisfacción y disfunción sexual, los médicos prescriben terapias farmacológicas como inyecciones hormonales y fármacos como el ospemifeno, la flibanserina y la bremelanotida, dice Iyer. También pueden recetar inhibidores de los receptores de serotonina (ISRS), una clase de antidepresivos utilizados habitualmente para tratar los sofocos.

Aunque estos tratamientos son seguros y eficaces para muchas mujeres, pueden tener efectos secundarios como dolor de cabeza, dolor torácico, cambios en la visión y náuseas. Y se ha descubierto que los tratamientos de terapia hormonal no son seguros para algunas mujeres posmenopáusicas y mujeres con enfermedades preexistentes. Otras veces, las terapias farmacológicas simplemente no funcionan. “Esto demuestra aún más la necesidad crítica de opciones de tratamiento no farmacológico”, subraya Green. 

La TCC puede ser la respuesta.

Green y su equipo estudiaron a 30 mujeres de entre 40 y 60 años con distintos niveles de insatisfacción y disfunción sexual relacionadas con la menopausia y la perimenopausia.

Los investigadores pidieron primero a las mujeres que evaluaran sus niveles individuales de frustración sexual a través de múltiples factores, entre ellos el deseo sexual, la angustia sexual, la imagen corporal y la satisfacción con la pareja. A continuación, participaron en cuatro sesiones individuales de TCC de 90 minutos durante un mes, en las que aprendieron a comprender mejor cómo sus pensamientos influyen en sus sentimientos y comportamientos.  

Por ejemplo, dice Green, las mujeres aprendieron que el dolor durante las relaciones sexuales puede mejorarse comprendiendo y aceptando que el coito no tiene por qué producirse de la misma manera que antes de la menopausia. Se les enseñaron estrategias personalizadas, como tomarse las cosas con más calma, probar nuevas técnicas y comunicarse con su pareja, para que pudieran obtener mejores resultados. Lo mismo puede decirse de la mejora de la autoconversación en relación con los mensajes negativos sobre la imagen corporal.

¿Los resultados al final de las cuatro sesiones? “Mejoras estadísticamente significativas en todas las medidas”, indica Green. De hecho, tomando como referencia las evaluaciones iniciales, las mujeres experimentaron una mejora media del 40% en sus puntuaciones. Además, Green afirma que las participantes declararon que “la terapia satisfizo casi todas o todas sus necesidades y que se la recomendarían a una amiga si tuviera las mismas dificultades”.

“Nuestra mente y nuestro cuerpo están íntimamente conectados”, sostiene Kling, por lo que la TCC funciona ayudando a las mujeres a cambiar su forma de pensar sobre el sexo y el envejecimiento, “reduciendo las preocupaciones sobre el rendimiento sexual, mejorando la comunicación con la pareja y reduciendo los pensamientos de distracción durante el sexo”, dice Thurston.

En última instancia, esto puede ayudar a las mujeres no solo a dejar de temer el envejecimiento, sino a darle la bienvenida.

“La mediana edad y la transición a la menopausia pueden ser un momento increíble, ya que muchas mujeres afirman sentirse más seguras de sí mismas, conscientes de sí mismas y preocuparse menos por lo que la gente piense de ellas”, dice Thurston. “Todas estas cosas pueden ayudar a las mujeres a mejorar su vida sexual”.

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