
Dormir bien es vital para la salud y tomar somníferos puede afectar el proceso de “lavado” que hace el cerebro por la noche
Los investigadores registran las ondas cerebrales junto con los movimientos musculares y oculares en un laboratorio del sueño en Alemania. Dormir es vital para la salud del cerebro, pero un nuevo estudio sugiere que los somníferos habituales pueden interferir en uno de los misteriosos procesos que eliminan la basura molecular del cerebro por la noche.
Ser humano es dormir. Pasas aproximadamente un tercio de tu vida durmiendo, pero tu cuerpo no se limita a apagar el interruptor durante todas esas horas. El cerebro, en particular, lleva a cabo una larga lista de tareas cuando se apagan las luces.
Una de estas tareas se conoce como “lavado de cerebro”, en el que el sistema glinfático, una intrincada red de vasos sanguíneos, elimina los residuos tóxicos del cerebro, entre ellos la beta amiloide y la tau, proteínas relacionadas con la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia.
La neurocientífica Maiken Nedergaard, codirectora del Centro de Neuromedicina Traslacional y profesora del Centro Médico de la Universidad de Rochester (Estados Unidos), dice que ella y sus colegas no entendían del todo qué impulsaba este proceso allá por 2012, cuando destacaron por primera vez la importancia del lavado de cerebro.
Ahora, creen que han conectado los puntos en un nuevo estudio publicado en febrero de 2025 en la revista Cell, que también detalla su descubrimiento de que una ayuda común para dormir puede suprimir la capacidad del cerebro para llevar a cabo esta importante tarea.
En el Día Mundial del Sueño, que se conmemora el 14 de marzo, te explicamos por qué los nuevos hallazgos renuevan las dudas sobre los efectos de los somníferos, y qué debes tener en cuenta si eres una de las tantas personas que recurren a ellos para dormir.
(Ver más: El cerebro humano creció durante millones de años, luego redujo su tamaño)
Descubrir el “agujero negro” del sistema glinfático
En el estudio de Cell, el objetivo de los investigadores era encontrar el “agujero negro” (o el mecanismo que faltaba) en el funcionamiento del sistema glinfático, explica Natalie Hauglund, autora principal del estudio y becaria postdoctoral de la Universidad de Oxford y la Universidad de Copenhague.
En concreto, querían averiguar cómo sigue fluyendo el líquido cefalorraquídeo en el sistema glinfático, facilitando una especie de ciclo de aclarado. Este líquido transparente se desliza a lo largo de las arterias y se filtra por las hendiduras entre los pequeños vasos sanguíneos que entran en el cerebro, absorbiendo la basura molecular y canalizándola a otras zonas del cuerpo donde puede ser expulsada.
Según Nedergaard, este proceso es beneficioso para la salud cerebral.
Mediante el seguimiento y la medición del flujo sanguíneo, el movimiento de fluidos, los niveles químicos y otros marcadores en el cerebro de ratones dormidos, los investigadores descubrieron que todo empezaba cuando el cerebro de los ratones liberaba norepinefrina, un neurotransmisor esencial en la respuesta de lucha o huida. Esto desencadenó “microdespertares” que contrajeron los vasos sanguíneos del cerebro. El consiguiente descenso del volumen sanguíneo despejó el camino para una inundación de líquido cefalorraquídeo.
Cuando la norepinefrina disminuía, los vasos sanguíneos se relajaban y volvían a hincharse, expulsando del cerebro el líquido cargado de residuos. Estas dilataciones y contracciones de los vasos sanguíneos se midieron como oscilaciones rítmicas (aproximadamente cada 50 segundos), produciendo un efecto de bombeo que movía el líquido por todo el sistema glinfático durante el sueño no REM, o sueño profundo.
“El cerebro es el único órgano con un cráneo a su alrededor, lo que significa que tiene un volumen definido”, explica Nedergaard. “Así que cada vez que cambia el volumen de sangre en el cerebro, el líquido cefalorraquídeo tiene que moverse para compensar”.
Este proceso se ha observado sobre todo en ratones, pero los investigadores afirman que las observaciones podrían apuntar a sucesos similares en el cerebro humano debido a la semejanza de ciertas estructuras. De hecho, investigaciones anteriores habían detectado el flujo y reflujo del líquido cefalorraquídeo en el cerebro humano, pero el trabajo de Nedergaard y Hauglund es el primero que señala la norepinefrina como posible desencadenante.
¿Afectan los medicamentos para dormir al proceso de limpieza del cerebro?
Identificar cómo el cerebro podría limpiarse a sí mismo condujo a un descubrimiento adicional: en comparación con los ratones que se adormecían de forma natural, los que recibían zolpidem (un sedante común) experimentaban oscilaciones que se suprimían de forma significativa, atrofiando el flujo de líquido cefalorraquídeo, detalla Nedergaard.
Bryce Mander, profesor asociado de psiquiatría y comportamiento humano en el Centro de Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria de la Universidad de California en Irvine, asegura que este hallazgo es “impactante” porque es la primera “prueba de que el sistema glinfático, una función neurobiológica del sueño, se ve activamente alterado por un sedante”.
Los científicos tienen que examinar el efecto potencial del zolpidem sobre el lavado de cerebro en humanos antes de sacar conclusiones generales sobre los medicamentos para dormir, pero eso es difícil de conseguir: los estudios con roedores son el patrón oro para medir la función glinfática, ya que analizarla en cerebros humanos es difícil desde el punto de vista ético con las tecnologías actuales, explica Mander.
Sin embargo, apunta a cuestiones más amplias sobre lo que significa tener un sueño de calidad. “Tenemos que pensar en cómo evaluamos nuestros medicamentos para el sueño a fin de asegurarnos de que no alteran las funciones fundamentales a las que el sueño contribuye”, subraya Mander, quien añade que, en teoría, las distintas clases de medicamentos para el sueño podrían causar distintos tipos de alteraciones cerebrales que aún no se han identificado. “El objetivo no es quedarse dormido”, resalta. “El objetivo es tener un sueño reparador”.
¿Qué deberían saber al respecto las personas que toman medicamentos para dormir?
El lavado de cerebro es solo una de las muchas funciones misteriosas del organismo, y éste es sólo un estudio que amplía las ideas sobre el papel que puede desempeñar en la salud.
Los expertos están de acuerdo en que no hay que dejar de tomar los somníferos recetados (lo cual es arriesgado sin la orientación de un médico) basándose solo en estos hallazgos, pero este nuevo estudio añade otra capa a un creciente cuerpo de evidencia que advierte contra su uso a largo plazo.
En un extremo del espectro, estos fármacos pueden ser un “salvavidas” para las personas que padecen insomnio debilitante y otros trastornos crónicos del sueño, reconoce Rebecca Robbins, profesora adjunta de medicina en la división de trastornos del sueño y circadianos del Hospital Brigham and Women's.
Para los millones de personas que padecen un trastorno del sueño, la medicación puede ofrecer rápidamente un alivio a corto plazo, y sabemos que dormir lo suficiente es vital.
Sin embargo, los expertos no entienden del todo cómo pueden afectar estos fármacos a la salud del cerebro, y la ciencia sobre los somníferos es complicada, reconoce Adam Spira, investigador del sueño y profesor del departamento de salud mental de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins.
Los estudios sugieren que el consumo habitual de somníferos podría estar relacionado con un mayor riesgo de demencia, con algunas salvedades. Para los expertos es difícil determinar si los cambios neurodegenerativos están causados directamente por los somníferos o por los problemas crónicos de sueño que provocaron la necesidad de recetarlos. También es posible que estos medicamentos amplifiquen los síntomas de deterioro cognitivo que ya estaban en marcha.
También existen teorías opuestas: “Dado que los distintos somníferos actúan sobre mecanismos farmacológicos y fisiológicos diferentes, es posible que algunos de estos fármacos sean beneficiosos para la salud cerebral”, explica Spira.
Señala estudios que exploran cómo ciertos medicamentos para dormir podrían tener, en teoría, efectos protectores contra la enfermedad de Alzheimer, pero advierte que se necesita mucha más investigación en este frente también. Así que el jurado aún no se ha pronunciado.
Dicho esto, los expertos coinciden en que los somníferos no reproducen el sueño natural. Por eso es crucial considerar los pros y los contras de utilizar uno de estos fármacos con la ayuda de un médico especialista en medicina del sueño, si tienes esa opción.
También existe una alternativa sin fármacos que, según los expertos, merece la pena tener en cuenta: entre los especialistas del sueño, la terapia cognitivo-conductual para el insomnio (TCC-I) se recomienda como tratamiento de primera línea para el insomnio constante, porque esta práctica suele ser más eficaz a largo plazo y propicia un descanso de calidad que los medicamentos para dormir, sin la turbia nube de los posibles efectos secundarios.
A pesar de los interrogantes que persisten, los nuevos hallazgos de Nedergaard y Hauglund ponen de relieve una cosa clara: no todo el sueño es igual, y poco a poco nos vamos acercando a lo que eso significa para el cerebro.
