¿Qué diferencia hay entre la climatología y la meteorología?
Las concentraciones récord de gases de efecto invernadero (GEI) y el calor acumulado en la atmósfera han llevado al planeta a un territorio desconocido, con repercusiones de gran alcance cuyo impacto real para el presente y el futuro aún es incierto, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
De acuerdo al informe El estado del clima: eventos extremos y grandes impactos publicado por la OMM sobre el estado del clima mundial, los últimos siete años van camino a ser los siete más cálidos registrados.
“Por primera vez llovió, en lugar de nevar, en el pico de la capa de hielo de Groenlandia”, afirmó el secretario general de esa organización, Petteri Taalas, quien agregó: “Mientras, muchas partes del Mediterráneo experimentan temperaturas récord y el calor excepcional a menudo está acompañado de incendios devastadores”.
Los expertos sostienen que los eventos extremos son la nueva norma. Pero, ¿cómo podemos valorar qué porcentaje de estos fenómenos meteorológicos entran dentro de la normalidad de las fluctuaciones del clima y cuáles, sin embargo, son una amenaza causada por el cambio climático?
Para explicarlo, los científicos saltan entre los términos climatología y meteorología que, aunque están directamente relacionados, no son sinónimos. "Es muy importante que recordemos esta diferencia, porque en nuestro clima mediterráneo, que es especialmente variable de por sí, existe una gran diferencia al referirnos a uno u otro”, afirma Josep Peñuelas, investigador del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) de la Universidad de Barcelona.
Diferencias entre meteorología y climatología
Ambos términos son dos formas distintas y complementarias de acercarse al conocimiento de la atmósfera. A grandes rasgos, por un lado, la meteorología estudia los elementos atmosféricos, es decir, el estado de la atmósfera en un momento concreto, mientras la climatología estudia las condiciones medias de la atmósfera y de los elementos atmosféricos.
La meteorología por tanto es la ciencia que se ocupa de los fenómenos que tienen lugar en las capas más bajas de la atmósfera a corto plazo, donde se desarrolla nuestra vida. Los cambios que se producen a cada momento, con parámetros como la temperatura del aire, la presión atmosférica, el viento, la humedad o las precipitaciones, entran dentro de la ciencia de la meteorología, que trata de predecir el tiempo y elabora los pronósticos a corto y mediano plazo.
La climatología, en cambio, estudia las variaciones del tiempo a largo plazo y, aunque utiliza los mismos parámetros, el objetivo es sacar conclusiones sobre la evolución general del conjunto de fenómenos meteorológicos más habituales de un lugar determinado.
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“Cuando hablamos de clima, de grandes tendencias, las medimos en períodos de 30 años, porque un único año es muy equívoco, ya que hay mucha variabilidad natural en el clima”, explica Peñuelas. “Y más con fenómenos como El Niño, que también vienen afectados por el cambio climático, por lo que hay una variabilidad natural muy importante”.
De estos conceptos también surge lo que llamamos tiempo como el estado de la atmósfera en un momento concreto, y clima como el estado más global a lo largo de un periodo de tiempo. Por tanto, además de conocer las cifras medias es muy importante conocer su variabilidad es decir la oscilación que presentan respecto a los valores más habituales.
La variabilidad, potenciada por el cambio climático
“Sin embargo, si a esa variabilidad natural le sumamos la pauta global del cambio climático y el efecto de los gases de efecto invernadero, la base va subiendo y por tanto la variabilidad natural puede conducir a los fenómenos extremos, que son los que más nos preocupan, como sequías muy largas o precipitaciones que dan lugar a inundaciones u olas de calor”, señala Peñuela.
“La dificultad está en que la línea base va subiendo y, por tanto, la variabilidad natural adquiere un protagonismo aún mayor. Sin embargo, no podemos generalizar a partir de un año, ni dos, ni tres”.
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En España, los episodios de lluvias torrenciales son una constante en la historia nuestro clima, con riadas catastróficas en muchos puntos y estaciones del año. “Las DANA forman parte del clima de nuestro entorno y en numerosas ocasiones han provocado problemas relacionados con las lluvias torrenciales”, informa el portavoz de la AEMET Rubén del Campo.
En América Latina y el Caribe, estos episodios también son frecuentes. Brasil, por ejemplo, experimentó inundaciones históricas durante el 2021 y comienzo del 2022, y afectaron seriamente las ciudades de la cuenca del río Amazonas.
Sin embargo, los expertos del viejo continente advierten que en los últimos años se han registrado eventos extremos en el Mediterráneo debido al efecto que han provocado grandes DANA al aproximarse al sur y este de la península ibérica. “Algunos estudios sugieren que en los días de precipitación más intensa llueve ahora más que en décadas pasadas. Es decir: las lluvias torrenciales son más torrenciales. Esto se ha observado especialmente en puntos de la vertiente mediterránea peninsular”, asegura del Campo.
Meteorología y climatología son por tanto dos acercamientos al estudio de la atmósfera desde perspectivas y objetivos diferentes, y juntas investigan el comportamiento del tiempo para lograr analizar, como objetivo principal, el impacto del cambio climático.
“En un contexto de cambio climático debido al forzamiento antropogénico, la evolución futura de las lluvias extremas, por ejemplo, sigue siendo bastante incierta cuantitativamente”, concluye del Campo.