Hay otras “Tierras” allá afuera. ¿Por dónde empezar la búsqueda?
Un nuevo catálogo de más de 1800 estrellas aumentaría las posibilidades de detectar mundos como el nuestro.
Los mundos extraterrestres son abundantes en nuestra galaxia. Gracias al hoy retirado telescopio espacial Kepler, sabemos que la mayoría de las estrellas en nuestra galaxia poseen planetas de algún tipo. Algunos son mastodontes gaseosos como Júpiter. Otros, gigantes helados como Neptuno. Y, según los pocos mundos conocidos que tienen el potencial de sustentar vida, es probable que unos pocos mil millones de mundos allá afuera tengan mucho en común con la Tierra.
Ahora, gracias al sucesor de Kepler, puede que sepamos los mejores lugares donde encontrarlos.
Un informe de hoy en la revista Astrophysical Journal Letters revela un detallado plan de acción para las principales 1822 estrellas a las cuales se dirigirá el Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito (TESS, por su sigla en inglés) . Lanzado en 2018, TESS se ha encargado de relevar exoplanetas e ir más profundo en lo que respecta a la apariencia de estos mundos distantes, en especial los planetas rocosos que orbitan estrellas pequeñas cercanas.
TESS está plenamente operativo y, pronto, comenzará a examinar a estas estrellas cercanas, buscando las minúsculas caídas que dan indicios de un planeta en órbita. Pero primero, el equipo creó un catálogo de estrellas de zonas habitables para TESS a fin de ayudar a aumentar sus posibilidades de encontrar no solo unos pocos planetas similares a la Tierra, sino miles.
“Dentro de las 400.000 estrellas a las que observa TESS, nos preguntamos cuáles eran las que realmente teníamos que tener muy en cuenta, dado que son las que podrían llegar a tener un planeta con la misma energía de su estrella que nosotros recibimos de la nuestra”, señala Lisa Kaltenegger, líder del estudio y directora del Instituto Carl Sagan en la Universidad Cornell. “No sabemos si eso quiere decir que pueda tener vida, pero tendría la misma energía, así que el medioambiente podría ser similar al de la Tierra”.
Primos cercanos
El nuevo catálogo contempla unos pocos factores que desempeñan un papel en localizar a los planetas similares a la Tierra en tamaño: cuánto tarda el planeta en orbitar su estrella, cuán probable es que lo observemos cruzar la cara de su estrella dos veces, cuánta radiación recibe y el tamaño de su estrella. El último punto es importante ya que los mundos rocosos pequeños como la Tierra son mucho más fáciles de ver para TESS cuando orbitan estrellas más pequeñas y débiles.
“La razón por la que nos interesa probar con estrellas pequeñas no es solo porque son laboratorios diferentes, interesantes y geniales, sino porque son fundamentalmente más fáciles de observar”, indica Zach Berta-Thompson, profesor asistente de astronomía en la Universidad de Colorado Boulder, quien no participó del estudio.
La mayoría de las 1822 estrellas del catálogo son más frías y rojas, y están significativamente más cerca de la Tierra comparadas con las que Kepler encontró en su tiempo observando el cielo. La mayoría de las estrellas que Kepler observó estaban a cientos de años luz, mientras que el catálogo de TESS ha seleccionado estrellas que están a un promedio de 30 años luz. Esta proximidad relativa le permite a TESS estudiar las estrellas y cualquier planeta nuevo en profundidad, e implica que los científicos pueden seguirlos con telescopios terrestres más fácilmente.
El objetivo final no es solo encontrar la mayor cantidad posible de planetas similares a la Tierra, sino averiguar si hay vida en alguno de esos planetas extraterrestres. Finalmente, el equipo espera usar el telescopio espacial James Webb, con lanzamiento programado para el 2021, a fin de examinar a los exoplanetas en búsqueda de pistas químicas que muestren de qué están hechas sus atmósferas.
“Hay algunas atmósferas de planetas que probablemente puedan ser estudiadas y, así, aprender algo sobre cómo están hechas y cómo funcionan”, indica Berta-Thompson.
Objetivos de viaje
Asimismo, estos descubrimientos nos ayudarán a entender más sobre cómo se forman los planetas y los sistemas solares e, incluso, podrían darnos algunos indicios de las condiciones necesarias para el surgimiento y el desarrollo de la vida.
Una preocupación que surge al mirar a otras Tierras alrededor de estas pequeñas estrellas rojas es que pueden ser bastante volátiles, con estallidos de radiación solar nociva a un ritmo más frenético que nuestro Sol. Pero Kaltenegger y su equipo argumentan que tales miedos están basados en nuestro entendimiento centrado en la Tierra sobre cómo se desarrolla la vida.
“Muchas veces, cuando hablamos sobre problemas de habitabilidad de estas estrellas frías, pensamos en nosotros, no en formas de vida más pequeñas o microorganismos que han evolucionado para vivir allí”, señala.
Con la información de TESS, Kaltenegger quiere poder pararse en su patio trasero, mirar al cielo y saber que no solo está mirando a una Tierra, sino a muchas.
“TESS está examinando a las estrellas más cercanas a la galaxia, así que, en un sentido muy real, los planetas potencialmente habitables que TESS encontrará serán los mejores objetivos para que nosotros estudiemos durante las siguientes décadas e incluso siglos”, afirma Berta-Thompson. “No hay estrellas más cercanas allá afuera, así que, sin importar cuándo construyamos nuestro telescopio más grande en el futuro, estas siempre serán nuestros objetivos de viaje”.