El anillo de diamante, las perlas de Baily y otros fenómenos visibles durante un eclipse solar
Un eclipse solar total es mucho más que oscuridad total. En los momentos antes y después de la totalidad, los observadores informados podrán contemplar algunos rasgos celestiales especiales que solo son visibles cuando la Luna eclipse al Sol.
Estos son algunos de los fenómenos que debes buscar si te encuentras en la trayectoria de totalidad.
El efecto de anillo de diamante
Unos 15 segundos antes de que la Luna cubra por completo al Sol, solo queda un diminuto semicírculo de luz solar y la tenue capa más externa del Sol, o corona, empezará a verse. En este momento, la brillante luz solar se transforma en un impresionante estallido de resplandor concentrado en una región específica en torno al borde del Sol. Junto con la corona, alrededor del disco solar, el estallido de luz crea lo que conocemos como efecto de anillo de diamante.
Las perlas de Baily
En los segundos finales antes y después de la totalidad, una serie de puntos blancos brillantes de luz solar conocidos como perlas de Baily, nombrados en honor al astrónomo Francis Baily, aparecen en torno al borde de la silueta de la Luna. Esta joya de espectáculo se forma por la luz solar que se filtra por los profundos valles y cráteres en el borde del disco lunar. Los observadores pueden esperar que cada una de estas deslumbrantes perlas duren solo una fracción de segundo antes de desaparecer, y a continuación el Sol se oscurecerá por completo.
Las fulguraciones solares
A medida que la Luna comience a eclipsar al Sol por completo, las impresionantes fulguraciones, también conocidas como protuberancias solares, se volverán visibles y aparecerán en el borde del disco solar, que se estará oscureciendo. Las protuberancias están sujetas a la superficie del Sol y dan vueltas a millones de kilómetros en el espacio. Los observadores en la Tierra solo podrán verlas durante los momentos cercanos a la totalidad.
La corona
Los preciados escasos momentos de totalidad ocurren cuando la Luna cubre por completo al Sol, la única ocasión para la gente en la Tierra para ver la corona sin usar un equipo especial. La parte más externa de la atmósfera solar se extiende a millones de kilómetros por el espacio, pero normalmente no se ve debido al brillo de la superficie de la estrella, más densa.