#NGXplorers: Begoña Iñarritu

BIóloga mexicana

Por Redacción National Geographic
Publicado 7 mar 2018, 15:07 GMT-3
BEGOÑA_ IÑARRITU
Begoña Iñarritu
Fotografía de Salvador Loza

¿Cómo elegiste tu objeto de estudio?

Lo elegí por dos razones: porque me enternecen las crías de los mamíferos –yo trabajo con murciélagos- y, en segundo lugar, me llama mucho la atención la maternidad animal, el vínculo y la interacción que hay entre madres y crías, me resulta apasionante.

¿A qué te hubieras dedicado de no haber sido exploradora?

Está difícil. Ahora que ya estoy en esto, no me imagino no siendo parte de esto. Creo que hay diferentes maneras de ser explorador, sin tener que ser parte específicamente de esta increíble comunidad. Sino, creo que hubiera hecho algo que también saciara mi curiosidad natural de alguna manera. Depende de la época en que hubiera nacido. Hace 200 años hubiera sido botánica, y me gustaría ilustrar lo que hay en los museos.

¿Recordás alguna anécdota graciosa de tu trabajo de campo?

Nosotros para estudiar la maternidad en los murciélagos tenemos que esperar a que se salgan todos de la cueva para no estresarlos y luego ingresamos para ver cómo están los bebés y demás. El transcurso puede ser muy largo. Una vez, yo llevaba en mi mochila diferentes cosas con motivo de estudio no de dispersión. Y, para marcar a los murciélagos, había comprado unas pinturas fosforescentes que no funcionaron en los animales. Pero, nosotros, en un tiempo de espera, terminamos pintándonos como unas figuras animales, como si fueran tatuajes. También llevábamos una linterna de luz ultravioleta que se usa para encontrar escorpiones. Asique nos estuvimos divirtiendo un rato hasta que esperábamos entrar a la cueva.

¿Cómo ves la realidad medioambiental dentro de 20 años?

Pienso que muchos pueden haber tenido ya esa reflexión para cuidar al planeta, pero si no cambiamos las acciones ahora, va a hacer muy fuerte ya lidiar con esos problemas. Aunque, sé que también es complicado. Desde los ’70 nos vienen diciendo “ahí viene el lobo, ahí viene el lobo”, y no pasa algo realmente sustancial. Pero, poco a poco, sí hemos tenido catástrofes a nivel global bastante fuertes como inundaciones cada vez más comunes o tormentas de nieve… Pero yo soy una convencida que en pequeñas acciones que nosotros hagamos y, en la medida que compartamos el mensaje, las cosas pueden cambiar. Climáticamente es difícil, tiene que pasar más tiempo… Pero en cuestiones de biodiversidad, la tasa en la que se están extinguiendo especies es muy grande. Entonces, si nos involucramos un poquito más y dejamos fluir que esa curiosidad y esas ganas de cooperar con los demás, aunque uno no sea explorador, podemos ayudar a conservar la riqueza y la belleza de nuestro planeta.

¿Cómo te ves a ti en 20 años?

Muy apasionada por mi trabajo. Haciendo vínculos cada vez más interesantes, más sustanciales… También soy aficionada al arte, por lo que espero tener algunos proyectos muy bien formados, muy bien vinculados entre la ciencia y el arte se estén ejecutando en 20 años para no dejar de asombrar a las personas. No solo por la riqueza natural que tenemos, sino por esa interacción y sutileza que tiene el arte para mostrándolos.

¿Por qué decidiste estudiar biología?

Porque era el resumen de todo lo que me había gustado en la infancia. Yo no sabía que se llamaba biología, ni conocía ningún biólogo. No supe que existía la carrera hasta la preparatoria. Pero sabía que me gustaban los animales, reciclar, jugar con brújulas… por eso fui más para la biología y no tanto para la veterinaria que está más vinculada a la medicina que al mundo natural.

¿Cómo iniciaste tu trabajo con murciélagos?

Yo digo que ellos me eligieron a mí, más que yo a ellos. No siempre es que me gustaron, no me interesaban de más. Pero en la licenciatura de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) tenemos que elegir una especialización y, uno de los laboratorios donde más salían al campo y era más tangible todo, era el de Rodrigo Medellín en el Instituto de Ecología (biólogo y también explorador de National Geographic). Entre allí, me fui incorporando, empecé a saber de los murciélagos, lo misteriosos que son, de cosas tan increíbles que hacen, me fui generando preguntas y lo sintetice con esta curiosidad que tengo sobre la maternidad animal y lo mucho que me conmueven los bebés de los mamíferos.

¿Qué te lleva a cambiar el foco de tus estudios más hacia el uso sustentable de los recursos naturales?

Lo que me llevaría cambiar eso es que creo que podría enfocar más acciones de comunicación sobre ese uso sustentable y no tan científico. Hay personas más capacitadas que yo para entenderlo científicamente. Yo intentaría más reflexionar sobre lo importante que es cambiar nuestras acciones hacia un futuro más amigable con la naturaleza.  Porque, al final, los lugares “sustentables”, se está haciendo “populares” y dejan de serlo. El consumo sigue siendo el mismo. Es una línea muy delgada que hay que cuidar y me gustaría ayudar a guiar esas acciones.

 

*Producción: Mariel Castro y Guadalupe Bengochea.

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