México: Expedición al Sótano del Barro, el santuario de las guacamayas verde del Golfo
A través de la lente del fotógrafo y explorador de National Geographic Rikky Azarcoya, adéntrate en el universo único que se despliega en esta profunda sima del estado de Querétaro. Descubre por qué es tan importante preservar a la Ara militaris mexicanus, una de las especies en peligro de extinción de México.
“El día que caminé por el bosque, y empecé a escuchar unos murmullos a lo lejos, sentí que el corazón me saltaba. El día que vi el cielo teñirse de verde y azul, sólo pensé que los ángeles tienen plumas…”, esbozaba sobre el papel su poema el biólogo Juan Carlos Orraca al toparse con la abrumante belleza de las guacamayas verdes del Sótano del Barro. Luego de haber pasado una difícil prueba de salud, supo que era el momento. Abandonó la rutina que llevaba y comenzó a avocarse a lo que verdaderamente amaba: los loros.
En el transcurso de su recorrido personal, y en el marco de un festival de fotografía, conoció al que, sin saberlo, se convertiría en su compañero de aventuras, el explorador y fotógrafo de National Geographic, Rikky Azarcoya.
“Me platicó que estaba trabajando en el Sótano del Barro con guacamayas. Nos hicimos buenos amigos. Y él fue el que por primera vez me llevó a este sitio, yo no conocía”, comenta el explorador al recordar cómo surgió este proyecto que contó con el apoyo de un grant de National Geographic y que tuvo fines genéticos y de documentación audiovisual en pos de la conservación de la Ara militaris mexicanus.
Una especie en peligro
Si bien los miembros más antiguos de la comunidad local recuerdan ver volar a las guacamayas en parvadas de cientos de ejemplares; según los monitoreos realizados por distintas instituciones – como la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas de México (CONANP) o la Organización para la Conservación, Estudio y Análisis de la Naturaleza A.C. (O.C.E.A.N.) y United Corridors AC-, desde 1998 solo se tiene registro de una cantidad aproximada de 70 individuos.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, en sus cifras en inglés) la Ara militaris se encuentra en estado “vulnerable” dentro de su lista roja, aunque no suele distinguir entre subespecies. Por eso, Azarcoya y su equipo, aclararon que para este trabajo consideraron la Norma Oficial Mexicana (NOM-059-SEMARNAT-2010), donde se sitúa a la Ara militaris mexicanus en la categoría de “peligro de extinción”.
Son varias las amenazas que pueden estar poniendo en peligro a esta población de Aras militaris mexicanus. Como explica Orraca, por un lado, están los depredadores naturales de la zona como los halcones cola roja o los coatíes. Y por otro, las amenazas generadas por el ser humano, como la deforestación de las zonas aledañas o el tráfico ilegal de animales.
En el marco de los avistamientos realizados en este proyecto, el biólogo comenta que se han podido identificar 5 o 6 parejas reproductivas en el Sótano del Barro y explica que las guacamayas pueden poner entre uno y dos polluelos por año.
Tal como reconoce Diana Cortés, médica veterinaria zootecnista del Instituto de Biología de la Universidad Autónoma de México (UNAM), que formó parte de esta expedición y dialogó con National Geographic, si no hay suficientes ejemplares o los que hay con posibilidad de reproducirse tienen genes muy cercanos, podría generarse endogamia. Y aunque considera que esto aún no está sucediendo en esta zona, no hay que dejar pasar el tiempo. “Si nosotros introducimos ejemplares que tuvieran una mayor riqueza genética, pero que sean de la misma zona, podemos fomentar que la reproducción sea mayor”, explica.
Tras la huella genética
Con la premisa de poder mejorar los esfuerzos de conservación de la especie, en este viaje de exploración encabezado por Azarcoya, se tomaron distintas muestras del paso de las guacamayas por las profundas cavidades rocosas del Sótano del Barro que luego fueron analizadas en el laboratorio de la UNAM.
Los resultados, arrojaron dos conclusiones fundamentales: que el linaje de las Guacamayas Verdes del Sótano del Barro es único en su tipo – presenta diferencias genéticas con respecto a los ejemplares de la vertiente del Pacífico - y que no hay en ningún ejemplar de estas poblaciones del Golfo resguardado en cautiverio en los zoológicos de México. (Ver más en la nota: “México: identifican el linaje único de las guacamayas verdes del Sótano del Barro”).
“Esta población es única en el mundo por su genética. Entonces si hay un fenómeno natural que llegue ahí y las mate a todas se van a extinguir, por eso es tan importante conservarlas”, reconoce Orraca.
Concientización comunitaria
Antes de que el decrecimiento de estas aves comenzara hacerse visible, el biólogo especialista en psitácidos cuenta que “los papás mandaban a aquellos niños que ahora son adultos a ahuyentar a las guacamayas porque estaban comiendo su maíz”. Los que se conocían como los “guacamayeros”, disuadían a los especímenes de su objetivo mediante el uso de resorteras o piedras.
Don Juan tiene 88 años y es el dueño del terreno donde acamparon estos exploradores. Nació y se crio en el lugar. Trabajó las tierras de la zona junto a su padre y hermanos. Y aún recuerda como cuando siendo niño se aventuraba con sus amigos a tirar rocas al interior del Sótano del Barro solo para asustarlas y así verlas volar.
Hoy, la realidad de la comunidad que lleva el nombre de Santa María de Los Cocos es distinta. Después de años de concientización, los locales han aprendido –tal como relata Azarcoya- que “una guacamaya viva vale más que una muerta”, debido a que el ecoturismo se ha convertido en el nuevo motor económico.
“La migración en este tipo de comunidades es muy común, la gente joven se quiere ir por falta de empleo. Entonces, yo creo que es muy importante para la conservación de las guacamayas hacer del ecoturismo un motor económico responsable para que los jóvenes se queden a cuidar los espacios”, reconoce Azarcoya en una entrevista para National Geographic.
Y aunque algunos especialistas se muestren más reticentes a este tipo de iniciativas, los exploradores que acompañaron al fotógrafo en esta travesía también están convencidos de que puede ser uno de las vías de concientización. “Se pueden realizar las dos cosas, llevar gente al lugar para que conozca esta realidad, pero también cuidar y respetar el ambiente”, admite Orraca.
La experiencia visual
El Sótano del Barro, ubicado en el municipio de Arroyo Seco, estado de Querétaro (México), no solo es conocido por albergar una fauna única, sino también por ser una de las simas más hondas del mundo con unos 450 metros de profundidad. Emplazada dentro del perímetro de la Reserva de la Biosfera de Sierra Gorda, declarada Área Natural Protegida por el gobierno nacional local, es considerada una “Zona Núcleo” por contar con especies en peligro de extinción.
Tal como Azarcoya desarrolla en su informe presentado a la National Geographic Society, esto hace que sea un sitio “poco fotografía y grabado”. Según sus estimaciones, sería la primera vez que alguien vuelve a bajar después de unos 40 o 50 años.
En esta oportunidad, los descensos fueron llevados a cabo por los espeleólogos especializados Carlos Edmundo Cortés y Elizabeth Ponce de León. Además de tomar imágenes, ellos pudieron encontrar varias plumas de guacamayas y divisar nidos y cavidades donde viven estos ejemplares.
En esta investigación, también se realizaron vuelos con drones de alta definición a los fines de concretar una fotogrametría, técnica para obtener mapas y planos de grandes extensiones de terreno por medio de la fotografía aérea.
EQUIPO DE EXPLORACIÓN - GRANT NATIONAL GEOGRAPHIC - FOTÓGRAFO RIKKY AZARCOYA
- Instituto de Biología UNAM: Dra. Patricia Escalante Pliego - Dra. Noemí Matías Ferrer - V.M.Z. Diana Fabiola Cortés Tenorio - Biól. Hugo Abraham Valdés Saucedo.
- O.C.E.A.N. AC (Organización para la Conservación, Análisis y Estudio de la Naturaleza AC): M.V.Z. Francisco Acevedo - Lic. Juan Carlos Orraca Coron.
- Espeleología: Carlos Edmundo Cortés Zorilla - Elizabeth Ponce de León.
- Fotogramertía y Video: Fabio Esteban Amador PhD. Arqueólogo.
- Video y Drones: Alejandro Gutierrez
- Fotografía: Luis Beltrán - Erika Balestra
- Eco Albergue de Santa María de los Cocos: Representante Alejandro Montoya