Aprender desde casa en pandemia: ¿Cómo ayudar a los niños a concentrarse mejor?

Continuar con el aprendizaje desde casa y a distancia puede traer muchas distracciones. Sin embargo, algunos consejos pueden colaborar a que los niños presten más atención.

Por Vicky Hallett
Publicado 10 sep 2020, 10:00 GMT-3
A raíz de la pandemia, muchos chicos alrededor del mundo, reciben sus clases en casa.

A raíz de la pandemia, muchos chicos alrededor del mundo, reciben sus clases en casa.

Fotografía de Imgorthand / Getty Images

Se levanta de la silla a cada rato. Tiene los ojos vidriosos. Pide ayuda constantemente.

Cualquiera de estas señales podría indicar que en el contexto de aprendizaje a distancia, los niños necesitan "recargar sus baterías de atención", comenta Gregory Fabiano, psicólogo clínico infantil y profesor de la Universidad Internacional de Florida.

Mantener la concentración a lo largo de todo el todo el día puede ser un desafío para los estudiantes incluso en las mejores circunstancias. Y hoy, habiendo cada vez más casos de COVID-19 en todo el mundo, es posible que muchos niños - según del país y el momento del ciclo lectivo en el que se encuentren -, tengan que seguir aprendiendo desde una pantalla digital en casa. Cualquier adulto que debe cumplir con una agenda diaria de reuniones por Zoom sabe que la situación es complicada y que la concentración no siempre acompaña.

Y para los niños, mantenerse concentrados es aún más difícil porque ellos no comprenden del todo qué sentido tiene aprender las tablas de multiplicar o saber conjugar los verbos. “Los niños tienen dificultades con el beneficio a largo plazo”, sostiene la neuróloga pediátrica Nina Schor, subdirectora del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de los NIH (Institutos Nacionales de Salud). "Incluso si luego hay una recompensa, les cuesta mucho. Para las cosas que no son de por sí interesantes, la capacidad de atención es corta".

Algunos padres no entienden por qué sus hijos tienen problemas para concentrarse. “Y suelen decir: 'Jimmy puede concentrarse durante horas cuando juega videojuegos o con Legos. ¿Cómo puede tener problemas de atención? Creo que simplemente se aburre'”, comenta Timothy Verduin, director del Servicio de Trastornos por Déficit de Atención, Hiperactividad y Conducta en el Centro de Estudios Infantiles Langone de NYU. Pero la realidad es mucho más compleja.

La atención depende de varios factores, entre estos, de la actividad de neurotransmisores como la dopamina. Las actividades que más nos gustan tienden a activar la dopamina, que ayuda en el aprendizaje y la atención y nos mantiene concentrados en lo que nos interesa. “Cuanto más haces algo placentero, más te involucras y te diviertes”, explica Verduin. "Lo contrario ocurre cuando no estás interesado en algo".

Dejando a un lado la química y la estructura del cerebro, la atención también tiene mucho que ver con el contexto. “El entorno de aprendizaje típico tenía elementos que generaban una mejor predisposición por parte de los niños”, agrega. En la escuela, los estudiantes tienen más instancias de refuerzo positivo, por ejemplo, cuando ven a los otros niños muy concentrados en su tarea o cuando el maestro les pregunta: "¿Has comenzado ya con el número 5?"

"Pero si estás sentado solo y con auriculares, Internet conspira para que no te concentres en lo que se supone que debes aprender", expresa Verduin. "En las circunstancias actuales, esto es lo más desafiante para un niño".

Por lo tanto, la prueba más difícil para todos los padres es lograr que el aprendizaje a distancia sea el centro de atención. Presentamos algunos consejos:

1- Establecer una rutina

Según Fabiano, es aconsejable desarrollar una rutina similar a la que tenían cuando iban a la escuela. “Levantarse a la misma hora y vestirse, no quedarse en pijama”, explica. Asegúrate de que los niños estén al tanto de la rutina; pueden pegar un horario en la puerta del refrigerador.

Cuando suene el timbre (o cualquier sonido que elijas para comenzar el día), tu hijo debe estar en un espacio de la casa que determinen como la "escuela". Puede ser el escritorio en un dormitorio, la mesa del comedor, un puf en el sótano o incluso el piso, expresa Mary Dickerson, directora de primaria de la McLean School, en Potomac, Maryland, que se especializa en enseñar a estudiantes con TDAH, dislexia y trastornos de ansiedad. Cada una de sus aulas cuenta con "asientos flexibles" (un taburete movedizo, un escritorio para trabajar de pie, etc.) para darles opciones a los niños y asegurarse de que estén cómodos. Eso es algo que las familias pueden adoptar en casa, sugiere Dickerson.

2- Evitar las distracciones

Otro truco tomado de la escuela McLean es usar un frasco de purpurina. Siguiendo la orientación mindfulness de la escuela, los maestros les piden a los niños que "ajusten su brillo" con recipientes transparentes para ayudarlos a tomar el control de sus pensamientos. “Si no pueden concentrarse, lo sacuden y ven cómo la brillantina se deposita en el fondo”, explica Dickerson.

Verduin subraya que es necesario que la computadora o tableta de tu hijo no sea la fuente de más distracciones. En teoría, el dispositivo que el niño puede usar en la escuela no tiene aplicaciones o juegos que los tienten, y hay limitaciones para navegar por Internet. "Hay que bloquear los sitios que son perjudiciales para los niños", y sugiere que los padres expliquen la decisión de esta manera: "Si estoy tratando de comer de manera más saludable, no pongo un plato de galletas en mi escritorio".

3- Ajustar y optimizar

Entonces, ¿cuál es la mejor manera de lidiar con un día entero de tareas escolares? Los maestros ofrecen una combinación de lecciones "sincrónicas" (videochats grupales en vivo) y aprendizaje "asincrónico" (videos grabados y tareas sin conectarse a internet), lo que brinda a las familias al menos cierta flexibilidad para diseñar un horario que les funcione.

Para cada niño, probablemente será una cuestión de prueba y error, explica Fabiano. Si las matemáticas son la materia más difícil, quizá sea mejor resolver esa tarea primero, cuando un niño tiene la máxima atención, y luego seguir con otra cosa. “Pero otro padre podría decir: 'Quiero que mi hijo avance con la ortografía. Luego haremos lo de matemáticas '”, explica.

Otra estrategia es ir alternando entre dos o tres materias, un concepto llamado "intercalación", explica Schor. Como no se sostiene ninguna tarea durante demasiado tiempo, se evita la pérdida de atención. Entonces, los padres pueden plantear: “Hacemos la tarea de matemáticas durante 10 a 15 minutos. Luego, leemos un cuento y volvemos a la tarea de matemáticas. Así, el niño se vincula mejor con la asignatura que si se ve obligado a sentarse allí por mucho tiempo".

4- Estar en movimiento

Por supuesto, la obligación de sentarte en un lugar fijo durante demasiado tiempo afecta la concentración de cualquier persona, dice Matthew Pontifex de la Universidad Estatal de Michigan, quien estudia el modo en que la actividad física aumenta la función cognitiva. “Los niños necesitan moverse. Y, en verdad, los adultos también necesitan moverse, No estoy hablando de correr 2 km, sino de una caminata de 20 minutos", sostiene.

Durante recreos breves entre lecciones, lleva a los niños a dar una vuelta manzana, suban y bajen las escaleras un par de veces o hagan una serie de saltos de tijera. Pontifex tiene un colega a quien le gusta poner música y organizar una pequeña fiesta. 

La investigación de Pontifex ha demostrado que los niños obtienen un gran beneficio de estos recreos porque después de la actividad física, están más predispuestos. Además, favorece la salud cardiovascular y emocional a largo plazo.

Destinar tiempo para hacer educación física en familia, así como modelar y reforzar los comportamientos activos, podría terminar siendo una de las lecciones más importantes para los niños este año. Pero no te preocupes si algún día tu hijo sigue teniendo dificultades para concentrarse después de haber saltado y trotado. “Los niños no siempre están en su mejor momento, al igual que los adultos. La atención puede ir fluctuando día a día”, explica Pontifex.

Quizás necesites regañar un poco a los niños en esos días, pero no los ignores en los momentos en que todo va bien. “Es importante reconocer cuando los niños hacen las cosas bien”, sostiene Fabiano. "El buen comportamiento debe ser reconocido". Recomienda que los padres feliciten a los niños y hagan comentarios como: "Estoy orgulloso de cómo trabajaste hoy".

5- Ser consciente

Si no encuentras muchas cosas buenas para elogiar, eso podría indicar un problema. Comunícate con el maestro de tu hijo para que te sugiera estrategias: “Mira, estoy viendo lo siguiente. Necesito ayuda con esto”, dice Dickerson. “Los profesores prefieren saber qué está sucediendo”.

Sin duda, según Schor, muchos niños tendrán dificultades para adaptarse al comienzo de la escuela cuando regresen, pero presta atención si hay una falta de concentración inusual y signos de depresión. Es posible que los niños con déficit de atención u otros problemas no tuvieran problemas en un entorno escolar. “Pero sin interacción con los compañeros y asustados o conscientes de los miedos de sus padres pueden volverse menos capaces de compensar una discapacidad que ha estado siempre latente”, explica Schor. Si ese es el caso, Schor sugiere que los padres pidan un turno con un pediatra. (Si no quieres visitar el consultorio médico, hoy son muy comunes las visitas médicas virtuales, y podrían ser una buena alternativa).

En definitiva, cuanto más aprendas tú sobre tus hijos, más posibilidades tendrán ellos de aprender, incluso cuando vuelvan a la escuela.

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