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Página del fotógrafo
Michael Christopher Brown
Los cazadores de hongos con la cesta en mano comienzan a buscar en un parque de Seattle, estado de Washington.
Jordan Jacobs busca entre las virutas de madera en un barrio donde ya ha encontrado Psilocybe previamente.
Un puñado de fragmentos de madera en un jardín de Portland se tiñen de blanco con el moho de otro hongo psicodélico, el Psilocybe azurescens.
Jordan Jacobs, un buscador de hongos mágicos con fines recreativos, peina las virutas de madera en busca de su botín fúngico.
Un Psilocybe ovoideocystidiata se yergue junto a las proyecciones con forma de dedos de otro hongo, el Xylaria, cohabitando en un pedacito de madera. El Xylaria crece en madera descompuesta y se usa comercialmente para agregar colores y patrones a la madera, un proceso llamado spalting (pigmentación fúngica de la madera).
Jordan Jacobs muestra a una compañera recolectora un Psilocybe ovoideocystidiata, en un pequeño parque ubicado entre una casa y una escuela secundaria, cerca de Bellevue, estado de Washington.
De la docena de hongos urbanos comunes que crecen en la costa noroeste del Pacífico, hay tres que son de particular interés para los cazadores de hongos mágicos, los potentemente psicodélicos Psilocybe cyanescens, Psilocybe allenii y Psilocybe ovoideocystidiata (mostrados aquí). Cuando los hongos que contienen psilocibina, como el Psilocybe ovoideocystidiata, son aplastados o magullados, se vuelven de un azul violáceo intenso. Basta solamente con ingerir unos pocos hongos, frescos o secos, para desencadenar sus efectos psicodélicos.