Naufragio ártico encontrado después de 170 años resuelve un “gran misterio”
¿Por fin los arqueólogos resolvieron la misteriosa desaparición de la expedición Franklin?
Una de las naves más famosas desaparecidas en el siglo XIX fue encontrada en el Ártico, según lo anunció el gobierno canadiense el pasado martes. El Primer Ministro, Stephen Harper, declaró que “uno de los mayores misterios de Canadá” fue resuelto.
El naufragio es el último lugar de descanso de una de las dos naves que desapareció misteriosamente hace casi 170 años, cuando una expedición naval británica, al mando de Sir John Franklin, intentaba navegar y cartografiar el Northwest Padssage.
Los barcos, el "H.M.S. Erebus" y el "H.M.S. Terror", desaparecieron en 1846 y ambas tripulaciones perdieron la vida. Aunque luego se descubrieron las tumbas de algunos de los miembros en tierra, y los Inuit aseguraron ver una de las naves hundirse, lo que en verdad ocurrió con la expedición fallida ha sido la fuente de intensos debates y especulaciones por años.
Pero ahora, las autoridades canadienses publicaron imágenes de lo que parece ser una nave considerablemente intacta cerca de la Isla del Rey Guillermo, en Nunavut, gracias a un vehículo operado a distancia, propiedad de la Agencia de Parques de Canadá.
“No cabe duda” de que la nave es el "Erebus" o el "Terror", asegura James Delgado, un historiador marítimo y de naufragios de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Delgado ya había buscado las naves en el Ártico, pero no estuvo involucrado en la investigación canadiense, que, según él, “llevó años organizar”.
“Creo que este será uno de los descubrimientos arqueológicos marítimos más grandes de nuestros tiempos”, declaró Delgado, que escribió el libro “Across the Top of the World: The Quest for the Northwest Passage”.
Expedición condenada
Según Delgado, la expedición Franklin era una de las mejores equipadas y con más experiencia en enfrentarse al Paso del Noroeste a mediados del siglo XIX. Encontrar una ruta hacia el extremo de Norteamérica era, en ese entonces, un preciado tesoro para el negocio de la navegación, ya que brindaría un camino más rápido desde el Atlántico hacia el Pacífico.
“No era como organizar una expedición a la Luna, pero se le parecía bastante”, aseguró.
La expedición zarpó de Inglaterra en 1845. Las naves se encontraron con balleneros al entrar en las heladas aguas del norte de Canadá. Y luego, todo un mundo que esperaba ansioso noticias de la expedición encontró únicamente silencio.
“Resultó ser uno de los eventos más misteriosos de la historia”, comenta Delgado. Equipos de varios países enviaron misiones de rescate y luego, con el correr de los años, expediciones arqueológicas.
Finalmente, se encontraron algunas tumbas de los miembros de la tripulación en la Isla de Beechey. Los huesos humanos encontrados en la Isla del Rey Guillermo presentaban cortes, lo que fue interpretado como una indicación de que los sobrevivientes practicaron el canibalismo.
Una nota que dejó un miembro de la tripulación decía que Franklin había muerto y que las naves quedaron abandonadas, pero no daba más detalles. Los inuit dijeron haber visto que una de las naves se hundió de inmediato en las aguas, pero luego los historiadores sostuvieron que lo más probable es que el hielo hiciera añicos los barcos.
Esperanza en las heladas aguas
Delgado afirma que el hecho de que el naufragio parezca estar en gran parte intacto es una buena noticia, ya que nos permitiría saber más sobre lo que pasó con la expedición.
Es muy posible que el agua helada preservara los libros y cartas a bordo, asegura. Y se sabe que la tripulación contaba con un equipo de daguerrotipo. “Sabemos que las placas fotográficas de ese tipo sobrevivieron a otros naufragios en condiciones heladas. ¿Quién sabe qué podríamos encontrar en ellas?”, se pregunta Delgado.
Agrega que es probable que la nave sea como una “cápsula del tiempo” que revelará no solo lo que pasó con la tripulación sino cómo era la época. Encontrar ese tesoro ha sido todo un desafío a lo largo de los años, debido a la baja temperatura, el hielo denso y la inmensidad de esa zona remota.
“Si los canadienses deciden investigar más en profundidad, creo que la nave comenzará a hablarles. Y si encuentran escritos, la misma tripulación les hablará”, dice Delgado.
Al anunciar el descubrimiento, el Primer Ministro dijo que las naves de Franklin “son una parte importante de la historia canadiense, ya que estas expediciones (...) sentaron las bases de la soberanía de Canadá sobre el Ártico”.