Se reveló el origen de un misterioso tesoro de piezas de oro de 2700 años
Nuevos análisis revelan el origen del histórico tesoro de “El Carambolo” y, a pesar de las afirmaciones previas, no tiene ninguna conexión con la Atlántida.
Los nuevos análisis químicos han resuelto el misterio en torno al origen del tesoro de “El Carambolo”, un magnífico conjunto de objetos de oro antiguos, descubierto por trabajadores de la construcción, cerca de Sevilla, en 1958.
Cuando se descubrió el tesoro de 2700 años, inmediatamente surgieron especulaciones y debates sobre Tartessos, una civilización que prosperó en el sur de España entre los siglos IX y VI a. C. Fuentes antiguas describieron a los tartesios como un pueblo con grandes riquezas, con una cultura avanzada y gobernados por un rey. Debido a esa riqueza, y a la aparente “desaparición” de los tartesios de la historia hace alrededor de 2500 años, se han elaborado teorías que asocian a los tartesios con la mítica Atlántida.
Otra cara del debate sostenía que las joyas provenían de los fenicios, una cultura semita y navegante del Oriente Próximo, que llegó por primera vez al Mediterráneo occidental en el siglo VIII a. C. y estableció un puerto mercante en lo que, en la actualidad, es Cádiz.
“Algunas personas piensan que el tesoro de El Carambolo proviene del este, de los fenicios”, comenta Ana Navarro, directora del Museo Arqueológico de Sevilla y una de las autoras del estudio reciente sobre el tesoro publicado en la revista Journal of Archaeological Science. “Gracias a este trabajo, sabemos que el oro se extrajo de minas de España”, agrega.
De origen local
El tesoro de “El Carambolo” es una colección de 21 piezas de orfebrería, incluido un collar con intrincados colgantes labrados, varias decoraciones para el pecho que asemejan el cuero de buey y lujosos brazaletes. Si bien los arqueólogos creen que el tesoro se enterró deliberadamente en el siglo VI a. C., es muy probable que las joyas hayan sido creadas dos siglos antes. Navarro indica que no se ha descubierto nada similar que perteneciera a este período en España en cuanto a su auténtica extravagancia.
A fin de zanjar el debate sobre los orígenes del tesoro de “El Carambolo”, Navarro y su equipo de investigación usaron un análisis químico e isotópico para examinar diminutos fragmentos de oro que se habían desprendido de una de las piezas de joyería. El análisis reveló que el material podría provenir de las mismas minas asociadas a las monumentales tumbas subterráneas de Valencina de la Concepción, que datan del tercer milenio a. C. y que también se encuentran cerca de Sevilla. Los autores del artículo aseveran que las joyas del tesoro de “El Carambolo” marcan el fin de una tradición continua de procesamiento del oro, que comenzó alrededor de 2000 años atrás con Valencina de la Concepción.
Herencia multicultural
Navarro explica que, si bien el oro se obtuvo localmente, la mayoría de las joyas se elaboraron con técnicas fenicias. Se ha identificado un templo fenicio en el área donde se encontró la colección del tesoro de “El Carambolo” y es muy probable que este en sí sea el producto de una cultura mixta de fenicios del Oriente Próximo y tartesios locales.
Alicia Perea, arqueóloga del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, especializada en las técnicas del oro, y que ha estudiado el tesoro, coincide con el hecho de que los tartesios, muy probablemente, sean una cultura mixta de los pueblos originarios del Mediterráneo oeste y navegantes del Oriente Próximo.
“Para explicarlo en palabras sencillas, es como si un joven fenicio se casara con una muchacha local”, afirma.
En términos generales, Perea elogia el nuevo estudio, especialmente debido a que los análisis isotópicos y químicos de objetos de oro son relativamente excepcionales en España. Sin embargo, discrepa con la intención de establecer una relación directa entre la cultura que rodea los objetos de “El Carambolo” con aquella que rodea los primeros descubrimientos en Valencina.
“Esta conexión no existe. Lo único que conecta a ambos mundos podría decirse que es el material”, indica.
Las conclusiones de los análisis recientes son un tanto limitadas, ya que solo se examinaron fragmentos de uno de los 21 objetos que componen el tesoro de “El Carambolo”. Perea ha publicado un estudio sobre los procesos tecnológicos usados en la elaboración de las joyas, e indica que, si bien es muy probable que las joyas se hayan realizado localmente por su estilo y su técnica, el collar con los colgantes tallados podría haberse originado en Chipre por su diseño.
Mientras los investigadores siguen desentrañando los misterios que rodean a los tartesios, tanto Navarro como Perea son contundentes en cuanto a la posible conexión entre la civilización antigua y la teoría de la Atlántida.
“Ese es un verdadero disparate. No tiene ninguna conexión con la arqueología ni con la investigación científica”, concluye Perea.