Antiguo depredador volador es encontrado en Transilvania
El fósil de un nuevo reptil volador se suma a la población inusual de pterosaurios gigantes que una vez acecharon Rumania.
El fósil de una mandíbula descubierto en Rumania es el hueso más grande de pterosaurio que se haya descubierto hasta ahora, y esto da la pauta de que una especie gigante con una envergadura de casi 9 metros alguna vez proyectó su sombra sobre la región que hoy conocemos como Transilvania.
Este depredador vivió en un archipiélago de islas hacia fines del período Cretácico, cuando el nivel del mar era más elevado. Esto fue poco antes del evento de extinción masiva hace 66 millones de años que hizo desaparecer a todos los pterosaurios junto con los dinosaurios no voladores.
El animal era, probablemente, un pterosaurio fornido y robusto, de cuello corto y cabeza grande. Es posible que haya sido omnívoro y que devorara huevos de dinosaurios, pequeños cocodrilos, tortugas de agua dulce y peces grandes encontrados en los entornos ribereños que habitaba.
A view of the Red Cliffs dig site near Sebeș in Romania.
“No se trata del pterosaurio más grande que se haya encontrado, pero sí es la quijada [mandíbula inferior] más grande que se haya recuperado hasta la fecha, con una longitud reconstruida de 110 a 130 centímetros”, cuenta el paleontólogo de Transylvanian Museum Society (Sociedad del Museo de Transilvania), Mátyás Vremir, autor principal de un nuevo estudio que describe el descubrimiento en la revista Lethaia.
“Esto podría dar cuenta de un pterosaurio de gran tamaño, posiblemente de 8 a 9 metros de envergadura”, agrega.
La criatura es el tercer tipo de pterosaurio enorme que se haya descubierto hasta ahora originario de esta región, lo que significa que Transilvania puede jactarse de tener la mayor concentración conocida de reptiles voladores de proporciones épicas. Ese conteo incluye un gigante descubierto en 2009 al que los investigadores apodaron Drácula y que ahora compite por ser el pterosaurio más grande que haya existido.
Este y otros descubrimientos de pterosaurio que surgen en Rumania ayudan a los paleontólogos a comprender mejor la manera en que estas peculiares maravillas aladas encajaban en los ecosistemas prehistóricos.
“A excepción de algunos restos, luego de más de un siglo de recolección de fósiles en Transilvania, no se conocía nada sobre los pterosaurios hasta los últimos 16 años”, comenta Vremir. “En los últimos 10 años, el panorama cambió drásticamente ya que se recolectaron más de 50 especímenes de fósiles de varios sitios”, adhiere.
Proporciones inusuales
El enorme hueso de mandíbula (la única parte del nuevo animal descubierta hasta ahora) se desenterró originalmente en la región de Hateg de Transilvania en 1978, pero en aquel entonces no se reconoció como perteneciente a un pterosaurio. Vremir y su coautor Gareth Dyke, un paleontólogo de la University of Debrecen (Universidad de Debrecen) en Hungría, estaban visitando la colección de fósiles de Bucarest en 2011 cuando establecieron la conexión.
Uno de los pterosaurios identificados más grande del mundo, Hatzegopteryx, también proviene de la región de Hateg. Era tan alto como una jirafa y es posible que haya tenido una envergadura de hasta 11 metros. Debido a las similitudes entre el nuevo fósil y la mandíbula de un pterosaurio húngaro relacionado que recibió el nombre de Bakonydraco, Vremir y sus colegas creen que las especies no identificadas hasta ahora podrían tener una cabeza relativamente más grande y más robusta que Hatzegopteryx, a pesar de ser un animal un poco más pequeño.
Todas estas especies de pterosaurios son miembros de un grupo de gigantes con proporciones peculiares llamados azdárquidos, que caminaban hábilmente con las cuatro patas y cazaban a sus presas en el suelo.
Cada animal era básicamente “una cabeza y cuello gigantes con alas adosadas”, comenta Michael Habib, un experto en pterosaurios de la University of Southern California (Universidad del Sur de California). Un azdárquido bastante típico, como el Quetzalcoatlus de Norteamérica, tenía una cabeza que era tres veces y medio el tamaño de la longitud del animal del hombro a la cadera.
“Algunos de ellos eran algo más largos y espigados, mientras que otros eran musculosos fornidos y probablemente se alimentaban de presas más grandes”, explica Habib. “Estamos extrapolando mucho porque no contamos con demasiado material fósil; solo asumimos que el nuevo animal se encuentra en el extremo robusto, y tal vez tenía una predilección por comer animales un poco más grandes que los azdárquidos con pico de pinza”, añade.
Vida en la isla
Este reciente descubrimiento fósil es parte de un proyecto más amplio que apunta a observar todos los pterosaurios recientemente descubiertos en las rocas de fines del periodo Cretácico de Transilvania y lo que revelan sobre este antiguo refugio isleño, expresa Vremir.
“Parece que hubo una concentración de gigantes a fines del periodo Cretácico. Probablemente haya un par de especies de pterosaurios que se superpusieron en el tiempo y todos alcanzaban tamaños muy grandes”, comenta Habib. Y agrega: “Puede ser que haya habido algo en las condiciones de este lugar que fuera muy bueno para ellos”.
Y cuando uno de estos gigantes que cazaban en el suelo aterrizaban en una isla del archipiélago que hoy es Transilvania, se convertían en los depredadores más grandes del lugar, lo que significaba que estaban relativamente seguros y que contaban con muchas presas y buenos lugares para anidar.
Tal vez así fue cómo el pterosaurio apodado Drácula alcanzó su tamaño descomunal, que se acercaba al límite de lo que sería posible para los reptiles voladores.
Si bien aún no se ha publicado una descripción científica de la especie, una reconstrucción del tamaño real de la criatura exhibida actualmente en el Altmühltal Dinosaur Museum (Museo de Dinosaurios Altmühltal) de Alemania sugiere que el animal medía 3,5 metros de alto y que su envergadura era de 12 metros. Además, la forma de algunos de los huesos de la gigante criatura, como los de los hombros y las alas, sugiere que no podía volar.
Pero eso no significa necesariamente que los miembros de esta especie fueran no voladores durante toda su vida, indica Habib. Es posible que hayan sido capaces de volar luego del nacimiento y poco tiempo después y que hayan perdido esta capacidad con el correr del tiempo una vez que hubieran alcanzado un tamaño y peso que no los dejara a merced de la depredación.
“Estoy muy seguro de que el gigante de Sebeș no podía volar”, expresa Vremir. “Una buena analogía sería el ave elefante de Madagascar, ya que Transilvania también fue una isla hacia [fines del periodo Cretácico]”, explica.
El pterosaurio gigante de Rumania “parece ser más raro y peculiar en comparación con otros pterosaurios conocidos”, concuerda Dave Hone, un paleontólogo de Queen Mary University (Universidad Reina María) de Londres en el Reino Unido. “Las islas son famosas por producir excentricidades. Tenemos un montón de dinosaurios raros de Hateg y una falta de carnívoros bien grandes; por lo tanto, los pterosaurios eran básicamente sustitutos del tiranosaurio”, concluye.