Seis extraños unidos por la saliva de una manera sorprendente
Los resultados del kit de ascendencia étnica basado en el ADN, Geno 2.0, de National Geographic revelaron que estas personas sin relación tienen el mismo perfil genético.
Esta historia forma parte de La Edición La Raza, un número especial de National Geographic que explora de qué manera la raza nos define, nos aleja y nos une.
Por donde se lo mire, cada ser es único. Tiene sus propias huellas dactilares, su propia forma de caminar y su modo propio de hablar. Incluso la forma de las orejas y el dibujo de las retinas son específicos de cada persona. Pero algunos rasgos van más allá de la piel y tal vez tenga algo importante en común con personas completamente extrañas.
Es posible que estas seis personas no tengan el mismo aspecto, pero todas tienen una ascendencia genética semejante, según los resultados del kit de ascendencia basado en el ADN, Geno 2.0, de National Geographic. El análisis, que usa ADN de una muestra de saliva, muestra los orígenes geográficos de las personas y traza desde dónde migraron los ancestros de esas personas hace cientos o incluso miles de años.
El análisis reveló que estas personas tienen, cada una, un 32 % de ascendencia del norte de Europa, un 28 % del Mediterráneo, un 21 % del África subsahariana y un 14 % del sudeste Asiático. Con algo de ayuda del Genographic Project (Proyecto genográfico) de la National Geographic Society, estos extraños pudieron conocerse.
“Siento que son de mi familia. Ese aspecto tienen. Como si fueran mis primos”, dijo a National Geographic Milo Ronald Dehi Johnson, un participante de este experimento.
Creación de identidades
El Proyecto Genográfico se lanzó en 2005 para entender mejor los vínculos que nos unen. Usa tecnologías genéticas e informáticas para analizar patrones históricos en el ADN de más de 830.000 participantes de 140 países.
El kit de ADN se basa en el orden de ciertos marcadores genéticos para trazar una línea cronológica evolutiva del participante de varias generaciones, explica el antropólogo molecular Miguel Vilar, director científico del Genographic Project. Ciertos rasgos se manifiestan en marcadores genéticos específicos de diferentes poblaciones de distintas partes del mundo.
Por ejemplo, una variante de un gen hace que la gente de África tenga piel más oscura, porque ese rasgo los protege del ardiente sol tropical. Cuando algunos de nuestros ancestros migraron al norte, el color de la piel se les aclaró para absorber vitamina D en entornos donde la presencia del sol es exigua.
Los científicos genográficos querían unir a extraños con una genética semejante para comenzar a disipar la idea de que las personas no pueden categorizarse en una sola raza.
“Solo analizábamos números”, dice Vilar. “Las personas pueden ser idénticas en un gráfico circular, pero aun así tener aspectos muy diferentes e identificarse de manera muy distinta tanto desde lo étnico como desde lo racial”.
Acortar la brecha
Es posible, aunque poco frecuente, que las personas tengan un perfil genético similar. Aproximadamente 120 personas de la base de datos tienen, en general, la misma ascendencia de ADN. A partir de ellos, los investigadores encontraron varias docenas de personas con orígenes geográficos similares, a sabiendas de que los porcentajes más altos en su conformación genética representan el color de la piel y otros rasgos físicos.
Finalmente, el grupo se redujo a seis personas, a las que se les mostraron fotos de las personas del proyecto con las que compartían un perfil genético. Los participantes no están relacionados de manera directa y sus genes no derivan de un ascendente en común.
“Cuando se observan los resultados como un todo, los ingredientes son muy, pero muy similares”, explica Vilar. “Esas personas tienen la misma cantidad de ingredientes en el ADN, pero eso no significa, precisamente, que tengan el mismo ADN exacto”, agrega.
Pese a este pasado genético en común, cada participante se identifica de manera distinta: algunos se consideran negros, otros blancos, de raza mixta o de otra forma. Si los observamos como grupo, el concepto de raza se desdibuja, explica Vilar, dado que los números no se traducen directamente en una etnia racial.
“La sociedad estadounidense en la que vivimos hoy está muy dividida”, comenta la participante Julie Bond a National Geographic. “Las personas le dan mucha importancia a lo físico, sea el cabello, el color de la piel o lo que fuera, y emiten todo tipo de juicios sobre uno en función de eso. Eso, para mí, es muy triste”.
Vilar coincide y agrega que es prácticamente imposible adivinar identidad racial de alguien en función de su mezcla genética remota: “Tal vez la raza no es algo fácil de categorizar en función de la genética”.