Cada año, millones de peregrinos visitan la Ciudad de México en busca de milagros
Durante siglos, los devotos han caminado hasta la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe para pedir ayuda a la protectora de los necesitados.
Hace tres años, luego de que naciera su hijo, Andrea Flores Nuñez comenzó a rezar desde la cama del hospital. Según el médico, el bebé no recibía suficiente oxígeno, y sus pulmones se estaban achicando. Enseguida lo llevaron a la incubadora. En su interior, Andrea repetía una promesa a la Virgen de Guadalupe, la querida patrona de México: "Le dije a la virgen que si mi hijo se recuperaba, iría de rodillas a la basílica".
Todos los años, a mediados de diciembre, millones de peregrinos suben por una ancha avenida de la Ciudad de México hacia la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe para honrar a la Virgen María. Desde 1754 se celebra el aniversario de su aparición a un indígena mexicano en una colina cercana. La Virgen de Guadalupe, considerada una defensora de los desvalidos y protectora de los pueblos indígenas, se ha convertido en el símbolo más omnipresente de México. Su imagen trasciende la religión y está ligada al patriotismo, la política, la cultura y la vida cotidiana. Este año, 20 años después de que el Vaticano la nombrara patrona de las Américas, se esperaba que 9,8 millones de personas de todo el mundo asistieran a la peregrinación anual para agradecerle a la virgen por la salud, familia y milagros cumplidos el año anterior.
Tres meses después de que Nuñez dio a luz, se colocó unos pantalones cómodos y salió de su casa en el noroeste de la Ciudad de México para unirse a la multitud de peregrinos. Tan pronto cruzó las puertas del patio, se arrodilló y se arrastró hacia la basílica para agradecer por la vida de su hijo. Luego, con las piernas lastimadas, se unió a una de las cuatro filas, y pudo ver la tela sagrada que lleva la imagen de la virgen. El viaje duró cinco horas.
El 12 de diciembre hubo miles de historias como la de Nuñez, donde intervino la virgen: una enfermera casi queda inválida tras un accidente de autos, pero después de rezarle a la virgen, no necesitó cirugía. Hijos que superaron una adicción. Una arteria obstruida que se destapó milagrosamente. "Se estaba muriendo", comenta Guadalupe Suárez de Jesús, señalando a su madre, Este, quien sobrevivió a una enfermedad cardíaca. Guadalupe caminó toda la noche desde su ciudad natal de Morelos para agradecer a la virgen, como lo ha hecho durante ocho años.
La historia de la Virgen de Guadalupe comienza en 1531, apenas unos años después de que los conquistadores españoles tomaron el control de Tenochtitlán, que entonces era el centro del Imperio Azteca y hoy es la Ciudad de México. Un joven indígena llamado Juan Diego afirmó que la Virgen María lo visitó y le habló en náhuatl, su lengua nativa. La virgen le pidió que le construyera un santuario en la ladera de la colina, pero cuando le comentaron esto al obispo, él no lo creyó. La virgen volvió a aparecer y le dijo a Juan Diego que recogiera rosas. Cuando el joven retiró las rosas de su capa, o tilma, frente al obispo, pudo verse una impresión de su imagen en la tela. La tilma hoy cuelga del púlpito de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México.
"Apareció en un momento en que los nativos de México fueron conquistados física y espiritualmente", comenta Socorro Canstañeda-Liles, autora de "Our Lady of Everyday Life: La Virgen de Guadalupe and the Catholic Imagination of Mexican Women in America". Por eso es tan importante, en especial para los sectores más marginados de México... Es un símbolo de dignidad y afirmación de un pueblo con vidas y religión cuestionadas".
Los días previos a la caminata de diciembre, llegan a la Ciudad de México peregrinos de todo el país y del mundo. Vienen en autobuses plagados de imágenes religiosas, camionetas con maquetas tridimensionales que exhiben la historia de la aparición y mototaxis cubiertos de luces y globos. Los ciclistas viajan en grupo escoltados por vehículos soporte. Un pequeño grupo de vaqueros se pasea por las calles a caballo. Durante 24 horas, se interrumpe el tráfico y las medianas se llenan de carpas. En el interior de la basílica, los peregrinos se amontonan en una pasarela móvil para echar un vistazo a la imagen de la virgen.
La virgen tiene piel oscura, está vestida de azul, tiene la cabeza hacia abajo y las manos unidas en oración. Por detrás, se asoman rayos de sol. Durante la revuelta contra los españoles, en 1810, su imagen aparecía en todas las pancartas. Cien años más tarde, el líder Emiliano Zapata y sus tropas la utilizaron como un símbolo de patriotismo mientras marchaban a la Ciudad de México durante la Revolución Mexicana. Una década después, su imagen fue utilizada en la guerra civil mexicana, que finalmente derrocó una dictadura. Hoy, adorna camisetas, plazas públicas y pequeños santuarios en las esquinas para cuidar a los transeúntes.
Durante siglos, la virgen ha sido considerada una protectora de los necesitados.
Aunque se cree que su aparición provocó una ola de conversiones y ayudó a los colonizadores españoles a conquistar la religión de México, es posible que algunas tradiciones aztecas hayan perdurado bajo el disfraz de la virgen. "Los pueblos indígenas parecían ser fervientes adeptos de la religiosidad católica, pero practicaban una doble religión, ocultando sus dioses y festividades detrás de nuevas fiestas e imágenes", sostiene la antropóloga Renée de la Torre, profesora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.
Por ejemplo, la colina donde se dice que apareció la virgen había sido anteriormente un lugar para adorar a la diosa azteca Tonantzin, y la virgen todavía se conoce con ese nombre, que significa Madre Tierra en el idioma indígena náhuatl. Debajo de ese sitio, en el patio de la basílica, se presentan grupos de bailarines de todo el país antes y durante la fiesta. Su música, disfraces y movimientos imitan los estilos aztecas.
En su libro “Our Lady of Everyday Life,” la académica Socorro Castañeda-Liles se propuso investigar si es cierto que la virgen sirvió como "un modelo de sumisión", como afirmó el anterior análisis feminista. Pero sus entrevistadas, todas mujeres mexicoamericanas de primera generación, le contaron "una historia muy diferente". En casi 150 entrevistas, escuchó historias donde la virgen ayudó a las mujeres a romper las barreras sociales y afirmar la confianza en sí mismas. Una mujer contó que la virgen le había dado fuerzas para dispararle a su esposo cuando él intentó matarla. "La Guadalupe que conoce no es una Guadalupe que dice: "Sopórtalo todo, sé cariñosa y afectuosa", sostiene Castañeda-Liles. "La virgen en la que cree es la que fomenta la acción, no la tolerancia".
Este año, la celebración de la figura femenina más famosa de México tiene lugar luego de un año desafiante para las mujeres del país. Durante el verano, se desarrollaron fuertes protestas en la capital. Se declaró estado de emergencia en 20 estados dado el aumento en la violencia contra las mujeres. En México, se estima que cada día mueren asesinadas nueve mujeres, lo que lo convierte en el segundo país de América Latina más peligroso para las mujeres. Este año, los feminicidios (mujeres asesinadas por su condición de género) aumentaron más del 10 por ciento. Durante la peregrinación a la basílica en la Ciudad de México, circuló en Instagram una imagen de la virgen con las palabras "Ya no estoy más aquí ... Soy una más de las 9 mujeres que asesinan en México todos los días". Y se lee: "Hoy no hay nada que celebrar en un país feminicida".
El trato de las mujeres en México hoy está vinculado al legado de la virgen, según sostiene Susana Vargas Cervantes, investigadora mexicana que estudia género y sexualidad. La ideología de la mexicanidad, o lo que significa ser mexicana, "estableció quién es una mujer mexicana ideal frente a la que no lo es, y la invención de la aparición de la Virgen de Guadalupe ha tenido una gran influencia en esta determinación".
Al escribir su libro sobre un asesino que atacó a mujeres mayores en Juárez en la década de 1990, Vargas se preguntó por qué la policía priorizó esos casos, e ignoró a los cientos de mujeres jóvenes asesinadas y miles de personas que desaparecieron. Pensó que las mujeres mayores pueden considerarse como la encarnación de la virgen: asexuadas, maternales, sacrificadas, mientras que las mujeres más jóvenes se perciben de la forma contraria. Y cree que esto ha influido en la forma en que la policía manejó los casos. "No es una cuestión de fe, es una cuestión de cómo se ha utilizado la imagen, políticamente", sostiene Vargas. "Esta percepción de cómo debería ser una mujer crea una investigación sesgada".
A altas horas de la noche, antes de la fiesta, una multitud interminable se amontonó a lo largo de la amplia Calzada de Guadalupe que conducía hacia la basílica y le cantó a la virgen una canción tradicional de feliz cumpleaños llamada Las Mañanitas. Los vendedores vendían bebidas calientes, calcetines y chalecos. Los fieles llevaban chándales, bufandas, sudaderas y sombreros a juego y agitaban banderas; hablaban en español, inglés, polaco, francés y dialectos indígenas de todo México.
Algunos cargaban estatuas de la virgen sobre la espalda e imágenes enmarcadas de seres queridos colgando sobre el pecho. Muchos avanzaban de rodillas, flanqueados por amigos y familiares que lo apoyaban, como muestra de gratitud por un milagro concedido por la virgen el año anterior.
Andrea Flores Núñez y su madre, Rocío Olympia Núñez, estaban a pocos kilómetros de la basílica, en un pequeño parque al lado de una calle concurrida. Esperaban a su hermano, que traía una caja de tamales de pollo para alimentar a los cansados peregrinos en su paso hacia la basílica, a quienes aún les faltaban dos horas para llegar. A lo largo del camino, muchos grupos de familias hacían lo mismo, repartían comida y bebidas calientes a un número interminable de peregrinos.
Una década antes de que Nuñez peregrinara de rodillas, Olympia se encontraba frente al altar de un hospital, prometiéndole a la virgen que haría lo mismo si curaba el corazón de su otra hija. "Tienes que prometer algo que te va a doler", dice riendo.
"La Virgen de Guadalupe es la madre de todos", afirma Olympia. "Una cosa es cuando lo escuchas de tus padres, y otra diferente cuando vives los milagros en carne propia".
Tanto ella como su hija afirman haber sido testigos de esos milagros. Y continúan viajando a la basílica, no solo el 12 de diciembre, sino durante todo el año. El vecindario donde viven y trabajan es uno de los más peligrosos de la Ciudad de México, y todos los días, cuando los niños de Andrea se van a la escuela, ella le pide a la virgen que los proteja. Después de que se terminaron los tamales, cerca de la medianoche, Andrea se dirigió hacia la basílica para agradecer a la Virgen de Guadalupe por protegerlos durante estos años y los que están por venir.
"Ella es parte de nosotros desde que nacimos", sostiene Andrea. "Es parte de nuestra tradición mexicana".
Samantha Cabrera Friend es periodista visual de Chicago. A través de sus textos y fotografías, explora historias locales, tradiciones y problemas sociopolíticos que afectan a las comunidades femeninas a escala mundial.