¿Qué tipos de energías renovables existen?
Granja solar en los terrenos de Aerojet Rocketdyne en Rancho Cordova, California. El emplazamiento es remediado como parte del Superfondo de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés).
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) define a la energía renovable como aquella derivada de fuentes naturales que se repone a un ritmo mayor del que se consume. La misma, señala la entidad, resulta fundamental para detener el cambio climático.
La Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena, por sus siglas en inglés), en el informe Transiciones Energéticas Mundiales: Perspectivas 2022, advierte que se necesita un cambio amplio en el uso actual de la energía en el mundo para aumentar las posibilidades de contener el calentamiento global en hasta a 2ºC, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible que determina el Acuerdo de París (2015).
Entre los tipos de energías renovables recomendadas para avanzar hacia la llamada “transición energética” se encuentran la solar, eólica, hidráulica, biomasa, entre otras. Esto es lo que hay que saber sobre cada una de ellas:
1. Energía solar
La energía solar puede generarse por medios fotovoltaicos o heliotérmicos. Según la Asociación Brasileña de Energía Solar Fotovoltaica (Absolar), la energía solar fotovoltaica es la conversión directa de la radiación solar en electricidad a través del efecto fotovoltaico, método descubierto en 1839 por el físico francés Alexandre Edmond Becquerel. Para generar energía con la luz solar de esta forma, es necesario instalar módulos o paneles fotovoltaicos.
Por su parte, la heliotérmica utiliza la energía del sol para generar calor. Este medio se utiliza normalmente para calentar agua en viviendas y otros establecimientos.
2. Energía eólica
La energía eólica se produce a partir de la energía cinética del viento. Ésta mueve molinos y veletas, o las palas de las turbinas eólicas (aerogeneradores) que, a su vez, generan energía eléctrica. La producción de energía eólica se divide en dos modalidades: onshore, cuando los equipos y plantas se instalan en tierra, y offshore, cuando se instalan en el mar.
Según el Consejo Mundial de Energía Eólica (GWEC), América Latina tiene una capacidad instalada para producir 26 gigavatios (GW) a partir del viento. Los principales productores de esta energía son Brasil (57%) y México (19%).
3. Biomasa
La biomasa, según el Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), es la generación de energía a partir de procesos como la combustión de materia orgánica producida y acumulada en un ecosistema.
(Ver también: Cómo funciona una agroforestería en la Amazonía)
Este material normalmente está compuesto por residuos de origen animal o vegetal, cuyas fuentes pueden ser plantas leñosas, cultivos agrícolas y residuos urbanos e industriales. Entre los productos derivados de la biomasa se encuentran los biocombustibles, los aceites vegetales y el biogás.
La quema de biomasa libera dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, pero como este compuesto había sido previamente absorbido por las plantas que originaron el combustible, el balance de emisiones de CO2 es cero.
4. Energía hidroeléctrica
La energía hidroeléctrica se genera a partir de la fuerza del movimiento de un río. El Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Unesp explica que ese tipo de energía se genera en una usina hidroeléctrica o central hidroeléctrica.
A pesar de ser considerada renovable, la energía hidroeléctrica no es precisamente limpia. De acuerdo a la información de la universidad, las centrales hidroeléctricas generan algunos tipos de impactos ambientales, como inundaciones de zonas aledañas, aumento del nivel de los ríos y cambios en el curso del río embalsado, lo que podría dañar la fauna y la flora de la región.
5. Energía geotérmica
La energía geotérmica o energía geotérmica se obtiene del calor proveniente de la Tierra, más precisamente de su interior, donde se encuentra el magma (rocas fundidas).
Para acceder a este calor y generar energía, se pueden aprovechar los géiseres naturales al generar energía a partir de agua caliente, o perforar pozos profundos (de más de 300 metros de profundidad) e inyectar agua que, luego, será calentada por la roca caliente dentro de la Tierra.