Realidad o ficción: ¿Cómo eran los verdaderos vikingos?
Se ha encontrado solamente un casco de la era vikinga, y su diseño es notablemente simple, en contraste con los estilos con cuernos de la leyenda.
Altos, rubios, con ojos azules despiadados. Bárbaros coronados con aterradores cascos con cuernos, que disfrutaban de los saqueos y rituales sangrientos. ¿Eran precisos estos retratos de las personas cuya expansión dio forma a los confines del norte de Europa y más allá, o eran una exageración?
Los mitos y conceptos erróneos envuelven a los vikingos. Las leyendas nacieron después de sus primeras incursiones en las Islas Británicas a finales del siglo VIII, y han cautivado nuestra imaginación desde entonces, inspirando óperas, películas, novelas, cómics e incluso videojuegos, lo que hace que el intento de desenredar la realidad de la ficción sea una tarea desalentadora. Los investigadores todavía siguen trabajando desenterrando artefactos y sondeando sus orígenes.
Hallazgos recientes acreditan a los vikingos como los primeros europeos en poner un pie en las Américas, al menos 400 años antes de Colón, y los primeros estudios de ADN de sus restos sugieren que eran un grupo diverso. Las excavaciones revelan tesoros enterrados, como un tesoro de joyas descubierto en las afueras de Estocolmo este año, que continúan alimentando nuestra fascinación por los antiguos invasores. A medida que los arqueólogos van completando los detalles, podemos observar algunos de los mitos perdurables que han inspirado los vikingos.
Mito 1: Los vikingos eran un solo grupo
Los vikingos a menudo se consideran como una sola nación, pero para ser más precisos, eran pequeños grupos gobernados por jefes electos. Algunas de estas tribus, que vivían en lo que hoy es Escandinavia, cooperaron entre sí en la organización de incursiones en países extranjeros.
"Vikingo" no se refiere a un pueblo sino más bien a una actividad. En los dos siglos que abarcan la época vikinga, la mayoría de los habitantes del norte de Europa se dedicaban a la pesca, la agricultura, el comercio y la artesanía. "Volverse vikingo era algo que un hombre podía hacer en su juventud para ganar honor y los trofeos de la guerra, pero era raro que un hombre participara en incursiones extranjeras de manera continua a lo largo de su vida", escribió Brian McMahon, académico de la Universidad Oxford Brookes, en The Viking: Myth and Misconceptions.
El origen del nombre "vikingo" en sí es algo incierto. La palabra nórdica antigua generalmente significaba "pirata" o "saqueador". Para McMahon, el término se refiere a aquellos "que se aventuraron en el extranjero para atacar y saquear". "Vik significa bahía o arroyo, como en Reykjavik, en Islandia, donde los emigrantes escandinavos se establecieron por primera vez alrededor del año 870 dC", explica.
El historiador sueco Fritz Askeberg ofrece otra opinión. El verbo vikja significa romper, torcer o desviarse, y los vikingos, explica Askeberg en su libro sobre la antigua cultura nórdica, fueron personas que rompieron con las normas sociales típicas, abandonando sus hogares por el mar en busca de fama y trofeos.
Mito 2: Los vikingos eran inusualmente crueles
"Nunca antes ha habido un terror en Gran Bretaña como lo hay ahora por la raza pagana... Estos bárbaros derramaron la sangre de los santos alrededor del altar y pisotearon los cuerpos de los santos en el templo de Dios como estiércol en las calles".
Los recreadores realizan una batalla simulada de la era vikinga en el Festival de Eslavos y Vikingos en Wolin, Polonia.
La descripción horrorizada de un ataque al Priorato de Lindisfarne, en una isla frente a la costa del noreste de Inglaterra, fue escrita en 793 dC por el erudito Alcuin de York, un evento que marcó el comienzo de la era vikinga en Europa, que duró más de 250 años.
Aunque los vikingos sí infundieron miedo, los expertos dicen que la violencia era endémica. "La crueldad vikinga no difiere de lo que estaba sucediendo en esos tiempos", dijo Joanne Shortt Butler, de la Universidad de Cambridge. "No eran más brutales que los representantes de otras naciones o tribus. Los asesinatos, los incendios provocados y los saqueos estaban a la orden del día".
"Mira las acciones de Carlomagno, rey de los francos durante la época vikinga", escribe. "El patrón del renacimiento de la cultura antigua ordenó la decapitación de 4500 sajones en Verden".
Mito 3: Bebían de cráneos
Los cuentos de la crueldad de los invasores escandinavos hicieron plausible acreditar a los vikingos con algunos hábitos despreciables, como una inclinación por beber de los cráneos de sus enemigos. El concepto erróneo popular se originó con una traducción inexacta.
Ole Worm, médico de la corte del rey de Dinamarca en el siglo 17, también era un lingüista con una pasión por las runas, rocas inscritas con el antiguo alfabeto germánico y nórdico. En 1636, Worm publicó una investigación sobre runas, citando un poema nórdico cuyo protagonista afirma que beberá cerveza en Valhalla, el cielo para los míticos guerreros nórdicos asesinados, de las ramas curvas de los cráneos.
El poeta se refería a las ramas que crecen de los cráneos de los animales, es decir, los cuernos. Pero el médico de la corte tradujo la frase al latín como ex craniis eorum quos ceciderunt, de los cráneos de aquellos a quienes mataron. Agregó otra muesca en la mala reputación de los vikingos. Dicho esto, otros grupos étnicos han bebido de los cráneos de sus enemigos, pero es algo que tiende a asociarse a los vikingos.
Mito 4: Torturaban a sus víctimas en un ritual de "águila de sangre"
A los asaltantes nórdicos se les atribuye otro hábito deplorable: dejar la marca del "águila de sangre" en las víctimas vivas. En el ritual, las costillas se exponían y se cortaban de la columna vertebral, luego se abrían.
Los pulmones eran extraídos y colocados de una manera que se asemejaba a las alas, algunos creen que para que el cuerpo pudiera volar a Odín, el dios principal en la mitología nórdica. Dado que la primera referencia estaba en un verso escáldico, podría ser otro caso de licencia poética que fue interpretada por otros de una manera demasiado literal, explica Eleanor Rosamund Barraclough, profesora de historia medieval de la Universidad de Durham, en Beyond the Northlands: Viking Voyages and the Old Norse Sagas.
Roberta Frank, de la Universidad de Yale, ha cuestionado durante mucho tiempo la veracidad del ritual, creyendo que probablemente se originó con los primeros escritores cristianos escandinavos que buscaron estigmatizar a sus antepasados paganos. "El procedimiento del águila de sangre varía de un texto a otro, volviéndose más espeluznante, pagano y lento con cada siglo que pasa", escribió en English Historical Review.
Recientemente, científicos de la Universidad de Islandia y la Universidad Keele, de Inglaterra, analizaron si era posible realizar un "águila sangrienta" en una víctima viva. En un artículo publicado en Speculum: A Journal of Medieval Studies, concluyeron que si bien era anatómicamente posible realizar esta práctica con las herramientas disponibles en aquel momento, la víctima habría muerto por pérdida de sangre o asfixia en las primeras etapas de la tortura.
Una ejecución completa de un águila de sangre solo podía ser realizada en un cadáver. Hasta que los arqueólogos encuentren un cadáver con evidencia clara de que esto sucedió, es probable que nunca lo sepamos.
El casco de Gjermundbu fue encontrado roto en fragmentos en 1943. Desde entonces ha sido restaurado y puesto en exhibición en el Museo Histórico de la Universidad de Oslo.
Mito 5: Usaban cascos con cuernos
Algunos mitos pueden atribuirse a la tradición, incluyendo al famoso casco con cuernos. El único casco de la era vikinga que ha sido encontrado, el casco Gjermundbu desenterrado en Ringerike, Noruega, se parece a una máscara de Batman, sin orejas puntiagudas. Además, no hay cuernos, señala Barraclough.
En las representaciones de la era vikinga, los guerreros aparecen con la cabeza desnuda o vestidos con cascos simples posiblemente hechos de hierro o cuero. Aunque algunos personajes con cuernos hacen una aparición en el arte nórdico, como en el tapiz de Oseberg, generalmente representan dioses o monstruos en lugar de guerreros mortales, escribe McMahon.
Se ha establecido una fuente de origen para los cascos con cuernos: fueron utilizados por Carl Emil Doepler, el diseñador de vestuario para el estreno de la ópera de Wagner, El anillo del nibelungo, en el Festival de Bayreuth en 1876. Otro propagador del siglo 19 fue el pintor sueco Johan August Malmström, que los utilizó en sus ilustraciones para las sagas nórdicas.
Doepler, Malmström y otros pueden haberse inspirado en los descubrimientos contemporáneos de cascos antiguos con cuernos, que, como resultó más tarde, databan de antes de la época vikinga. Tal vez los artistas se inspiraron en los ecos distantes de los antiguos historiadores griegos y romanos, que habían descrito a los europeos del norte como usuarios de cascos decorados con cuernos. El casco con cuernos no solo estaba pasado de moda al menos un siglo antes del advenimiento de los vikingos, sino que probablemente también fue usado solo con fines ceremoniales por sacerdotes nórdicos y germánicos.
Mito 6: Eran altos y rubios
"Vikingo" evoca una imagen de un hombre robusto, rubio y de ojos azules. En otras palabras, Chris Hemsworth en la saga Thor. Pero Lise Lock Harvig, de la Universidad de Copenhague, concluyó a partir de estudios de ADN de esqueletos en tumbas medievales que la época habría visto una buena mezcla de rubios, pelirrojos y morochos, como hoy.
La sociedad vikinga no era exclusivamente de ascendencia escandinava. "Ya estábamos lidiando con una mezcla cultural y étnica", dice Harvig. Al igual que con el color del cabello, los iris también eran diversos.
Incluso la idea de la altura inusual de los vikingos es un mito, según McMahon. El macho promedio de esos alcances del norte tenía entonces aproximadamente 1,73 metro de altura, lo mismo que el hombre europeo promedio. Su imponente reputación probablemente sea el resultado del nacionalismo que surgió en el siglo 19 y 20, que promovió a los vikingos como el arquetipo nórdico y ario.
Incluso la idea de que los vikingos eran hombres poco higienizados parece desacreditada por la evidencia arqueológica: sus tumbas y otros sitios excavados están llenos de peines, pinzas y navajas de afeitar junto a restos masculinos y femeninos. También podrían haber usado jabón con un alto contenido de lejía para ahuyentar a los piojos, lo que también tuvo el efecto secundario de decolorar su cabello.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición polaca de National Geographic.