Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora: por qué se conmemora el 25 de julio
La efeméride pretende visibilizar a las mujeres afrodescendientes y promover políticas públicas para mejorar su calidad de vida.
Quilombolas bailan en el festival de tambores criollos, Mirinzal, estado de Maranhao, Brasil.
Cada 25 de julio se conmemora el Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora. La fecha fue instituida en 1992 en Santo Domingo, República Dominicana, a partir del primer Encuentro de Mujeres Afrolatinoamericanas y Afrocaribeñas, explica la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Aquel encuentro buscaba denunciar la opresión y debatir soluciones en la lucha contra el racismo y el sexismo. En el mismo sentido, la efeméride se estableció con el objetivo de dar visibilidad a la lucha de las mujeres negras de la región.
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Por qué se celebra el Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), “es una fecha que tiene como objetivo visibilizar a las mujeres afrodescendientes y promover políticas públicas que ayuden a mejorar su calidad de vida y a erradicar el racismo y la discriminación”.
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De acuerdo al organismo, en este siglo persisten múltiples formas de discriminación contra las niñas y mujeres, y estas con frecuencia se agravan cuando se analizan desde la perspectiva étnica.
Cuál es la situación de las mujeres afrodescendientes en Latinoamérica
Según datos provenientes de los censos nacionales de la ronda de 2010 referidos en el documento Mujeres afrodescendientes en América Latina y el Caribe, publicado en 2018 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y las Naciones Unidas, Brasil es el país con mayor porcentaje de población afrodescendiente de América Latina y el Caribe (50.9%).
Le siguen Cuba (35.9%), Puerto Rico (14.8%), Colombia (10.5%), Panamá (8.8%), Costa Rica (7.8%) y Ecuador (7.2%). Los demás países de la región presentan porcentajes de población afrodescendiente inferiores al 5%.
El documento de la Cepal resalta que la situación actual en que viven las mujeres afrodescendientes de la región revela que todavía existen profundas inequidades frente a otros grupos sociales.
El escrito señala, además, que la mujeres afrodescendientes permanecen invisibilizadas como sujetos de políticas diferenciadas, padecen de la pobreza en niveles que suelen ser más altos que el resto de la población, están subrepresentadas o ausentes en los procesos de toma de decisiones y ven más vulnerados su derecho y el de sus comunidades de vivir una vida libre de violencia.
Participantes en una ceremonia de baile Tambor de Mina, Codo, Estado de Maranhao, Brasil.
Sumado a eso, el documento insiste: “La ausencia de los afrodescendientes en las estadísticas oficiales de los países funciona como una manera de reforzar el racismo, en la medida en que esta población no es visibilizada en el conjunto de la sociedad”.
“Datos de algunos países de la región muestran que, aunque hayan alcanzado el mismo nivel educativo que sus pares, las mujeres afrodescendientes perciben ingresos menores que los hombres afrodescendientes y las mujeres y hombres no afrodescendientes, evidenciando una brecha en los ingresos laborales fruto de la intersección entre las discriminaciones étnico-racial y de género”.
A su vez, Cepal reconoce la existencia de una amplia cantidad de mujeres jóvenes desvinculadas de los principales ejes de la inclusión social: el sistema educativo y el mercado laboral. Tal como sugiere el escrito, eso ocurre en gran parte por las responsabilidades familiares y de cuidado que se les asignan.
A modo de conclusión, la Unesco insiste en la necesidad de acabar contra la violencia racial y la exclusión hacia la mujer afrodescendiente, combatir la intolerancia y los estereotipos.