Truco o trato: cómo esta práctica se convirtió en una tradición de Halloween
Que los niños se disfracen y vayan de puerta en puerta en busca de golosinas es una tradición relativamente moderna, pero sus orígenes se remontan a los celtas e incluso a una tradición navideña desaparecida hace mucho tiempo.
El "truco o trato" se generalizó en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, impulsado por la suburbanización del país, que permitió a los niños ir de puerta en puerta de forma segura a buscar caramelos a las casas de sus vecinos. En 2020, esa tradición tenía un aspecto diferente debido a la pandemia de coronavirus. Aquí, un actor disfrazado reparte caramelos en un autoservicio de Halloween en Woodland Hills, California.
Todos los años, el 31 de octubre, los adultos esperan a que llamen a su puerta niños disfrazados, con los brazos extendidos y una bolsa abierta para pedir dulces. En los tiempos modernos, pedir caramelos se ha convertido en una tradición casi sagrada de Halloween en Estados Unidos.
Sin embargo, los historiadores aseguran que el origen de los niños que piden comida a sus vecinos puede remontarse a las antiguas celebraciones celtas o incluso a una costumbre navideña desaparecida hace mucho tiempo. Y la frase en sí (“truco o trato”) se remonta a los años 1920, cuando las bromas de Halloween ponían en jaque a ciudades enteras.
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He aquí cómo evolucionó el truco o trato.
Cuál es el origen de Halloween
Se cree que Halloween se remonta a hace más de 2000 años, a Samhain, un día del Año Nuevo celta que caía el 1 de noviembre. Se pensaba que demonios, hadas y espíritus de los muertos caminaban por la Tierra la noche anterior, cuando la separación entre el mundo de los vivos y el de los muertos era mínima.
Un grupo de personas participa en una ceremonia de Samhain al atardecer en Glastonbury, Inglaterra, en 2017. El festival celta (que más tarde se convirtió en Halloween y suele incluir un desfile, bailes y hogueras) marca la división entre la mitad más clara del año (el verano) y la oscuridad del invierno.
Los celtas encendían hogueras y ofrecían comida como regalo, con la esperanza de ganarse el favor de los espíritus de los que habían muerto el año anterior. También se disfrazaban para que los espíritus de los muertos no los reconocieran.
Luego, Samhain se transformó en el siglo VII en el Día de Todos los Santos, cuando los líderes cristianos adoptaron las fiestas paganas. Pero la noche anterior siguió celebrándose con hogueras, disfraces y desfiles bajo el nuevo nombre de All Hallows' Eve (en español: Víspera de Todos los Santos), más tarde conocida como Halloween.
Los inmigrantes europeos llevaron la tradición a Estados Unidos, y la celebración se popularizó en el siglo XIX, cuando la inmigración irlandesa se disparó. Sus costumbres y creencias se fusionaron con las tradiciones agrícolas existentes, de modo que Halloween se adentró en el ocultismo, pero sin perder de vista la cosecha otoñal.
Con el paso de los años, la fiesta se convirtió en una ocasión para que los niños se disfrazaran de los fantasmas que sus antepasados temían.
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Una antigua fotografía de gabinete muestra a una joven y cinco niños disfrazados de Halloween en Lexington, Oklahoma, alrededor del año 1890.
Cómo el truco o trato se convirtió en una tradición
Pero, ¿cómo evolucionaron esas tradiciones celtas hasta que los niños salieron disfrazados a pedir dulces para divertirse y obtener caramelos, y no para protegerse de los espíritus?
Según la quinta edición de Holiday Symbols and Customs, en el siglo XVI era costumbre en Inglaterra que las personas pobres salieran a pedir comida el Día de los Difuntos, y los niños acabaron asumiendo la costumbre. En aquella época, era popular darle a los pequeños unos pasteles con cruces encima llamados "pasteles de almas" a cambio de que rezaran en su nombre.
Lisa Morton, autora de Trick or Treat: A History of Halloween (en español: Truco o trato: La historia de Halloween), rastrea una de las primeras menciones de celebraciones típicas de Halloween a una carta de la reina Victoria en la que cuenta cómo pasó la fecha alrededor de una hoguera en Escocia en 1869.
"Después de dar la vuelta al castillo", narraba en la carta, "el resto de las antorchas fueron arrojadas en una pila en la esquina suroeste, formando así una gran hoguera que fue rápidamente aumentada con otros combustibles hasta formar una masa ardiente de enormes proporciones, alrededor de la cual se bailó animadamente".
Morton comenta que la gente de la clase media estadounidense a menudo estaba ansiosa por imitar a sus primos británicos, lo que explicaría una historia corta impresa en 1870 que describía a Halloween como una festividad inglesa celebrada por los niños con adivinación y juegos para ganar golosinas.
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Sin embargo, la autora comenta que es posible que el truco o trato sea una tradición más reciente que, sorprendentemente, puede haberse inspirado en la Navidad.
Una popular costumbre navideña de los siglos XVIII y XIX llamada belsnickling en las zonas del este de Estados Unidos y Canadá era similar al truco o trato: grupos de participantes disfrazados iban de casa en casa para realizar pequeños trucos a cambio de comida y bebida.
Algunos "belsnicklers" incluso asustaban deliberadamente a los niños pequeños en las casas antes de preguntarles si habían sido lo bastante buenos como para ganarse una golosina. Otras descripciones tempranas señalan que los que repartían las golosinas tenían que adivinar la identidad de los juerguistas disfrazados, dando comida a cualquiera que no pudieran identificar.
En el siglo XIX, los "trucos" (como golpear las ventanas y atar las puertas) se hacían a menudo para que parecieran conjurados por fuerzas sobrenaturales. Algunas personas ofrecían dulces para proteger sus casas de los bromistas, que podían causar estragos desmontando maquinaria agrícola y volviéndola a montar en un tejado. A principios del siglo XX, algunos propietarios habían empezado incluso a contraatacar y los legisladores animaban a las comunidades a mantener a los niños bajo control con diversiones sanas.
Estas travesuras probablemente dieron origen al uso de la frase "truco o trato". Barry Popik, un etimólogo, rastreó el primer uso de la frase en relación con Halloween hasta un artículo de un periódico de Alberta de 1927 en el que se informaba de bromistas que exigían "truco o trato" en las casas.
Cómo se popularizó el truco o trato
El truco o trato se generalizó en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, cuando terminó el racionamiento y los caramelos volvieron a estar disponibles. El rápido desarrollo de los barrios suburbanos, donde era más fácil que nunca para los niños ir de casa en casa, también impulsó el auge de la tradición.
En la década de 1950, la imaginación y el marketing de Halloween empezaron a reflejar esa popularidad, y la fiesta se volvió más consumista. Los disfraces pasaron de simples atuendos caseros que imitaban a fantasmas y piratas, a disfraces producidos en serie de personajes queridos de la televisión y el cine.
A medida que aumentaba la popularidad del truco o trato, a los adultos les resultaba mucho más fácil repartir dulces envueltos individualmente que manzanas, frutos secos y golosinas caseras. Los caramelos aparecieron por primera vez en el siglo XIX en las fiestas de Halloween estadounidenses y ahora se han consolidado como la golosina por excelencia.
A mediados del siglo XX, los trucos de antaño prácticamente habían desaparecido. Los niños solo querían caramelos y los propietarios de las casas con las luces encendidas se los daban. Los que preferían evitarlos por completo mantenían las luces apagadas.
Pero incluso cuando Halloween se convirtió en una saludable actividad familiar, en los años sesenta surgieron mitos urbanos que generaron preocupación sobre si era realmente seguro que los niños aceptaran caramelos de extraños.
Es difícil rastrear el origen de mitos urbanos como las hojas de afeitar en las manzanas o los caramelos con drogas, aunque en 1964, un ama de casa de Nueva York saltó a los titulares tras considerar a algunos niños demasiado mayores para pedir dulces y entregarles paquetes de galletas para perros, cebo venenoso para hormigas y lana de acero.
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Aquel incidente dio lugar a programas educativos que recomendaban a los niños tirar las golosinas sin envolver y a un cambio hacia los caramelos envueltos en envoltorios comerciales, con lo que los fabricantes de dulces salieron ganando.
El auge de los caramelos en Halloween
Desde el auge del "truco o trato" tras la Segunda Guerra Mundial, el chocolate reina como el dulce más popular. En 2009, Halloween se había convertido en la fiesta estadounidense en la que más chocolate se vendía, y la cifra continúa en crecimiento.
Este día se ha transformado en la segunda fiesta comercial más importante del país, donde los estadounidenses gastan millones de dólares en dulces de Halloween.
El maíz dulce, fabricado por primera vez en la década de 1880, también sigue siendo un clásico, a pesar de que se clasifica sistemáticamente como el dulce menos favorito de los estadounidenses. Cada año se producen alrededor de 15 millones de kilogramos de este caramelo en forma de cono de color naranja, amarillo y blanco, y la mayoría se vende en Halloween, según la Asociación Nacional de Confiteros.
Las ventas de caramelos se redujeron en 2020, cuando las restricciones impuestas por el COVID-19 obligaron a los niños a no salir a la calle. Pero ahora, tres años después, han vuelto a salir a la calle para pedir dulces a sus vecinos (y quizá incluso para gastar algunas bromas traviesas), como hacían los celtas y los belsnicklers que les precedieron.
Nota del editor: Este artículo se publicó originalmente el 27 de octubre de 2021. Se ha actualizado.