Cómo se celebra la Navidad en todo el mundo
Desde peces en la bañera hasta una versión bruja de Papá Noel, he aquí algunos giros culturales de la fiesta mundial.
Es Nochebuena y llaman inesperadamente a la puerta. Si estás en Estados Unidos, puede que sea un grupo de cantores de villancicos que ha venido a cantar una serenata. Si estás en Argentina, puede que sean los vecinos que llegan para intercambiar regalos y encender fuegos artificiales por Navidad. Si estás en Terranova (Canadá), pueden ser amigos disfrazados que representan cuadros cómicos hasta que adivinas quiénes son.
La Navidad, una festividad anual que conmemora el nacimiento de Jesucristo, se celebra de maneras singulares en distintos países, incluso en aquellos con pocos cristianos. Las celebraciones laicas son habituales en todo el mundo: India tiene menos de un 3% de cristianos, pero la Navidad es fiesta nacional. Solo el 1% de la población japonesa profesa esa religión, pero los imitadores de Papá Noel y la música navideña siguen llenando los grandes almacenes. En Estados Unidos, cada persona gasta más de 1000 dólares en las fiestas, según la Federación Nacional de Minoristas.
Moldeadas por las normas culturales, las celebraciones navideñas suelen tener un toque local. En Belén, el lugar de nacimiento de Jesús, los cristianos exhiben pesebres y marcan sus puertas con cruces. Llenan las iglesias en Nochebuena para asistir a una procesión anual. En Siria, los niños esperan los regalos del camello más joven de los Reyes Magos, no de Papá Noel.
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Italia también tiene su propia versión del alegre hombre. Befana, la bruja italiana, reparte regalos a los niños buenos, pero secuestra a los alborotadores para su hambriento marido, según la leyenda.
En todos los países, la comida es la protagonista. En Ucrania, los ambiciosos comensales disfrutan de una comida de 12 platos: uno por cada apóstol. En Japón, es habitual que las familias acudan a cenar a una cadena de comida rápida. En Polonia, las carpas que aparecen durante la cena suelen permanecer en la bañera familiar durante días antes de su debut en un plato. Después, es habitual guardar sus escamas para la buena suerte.