De Cleopatra a Taylor Swift: este es el origen del lápiz labial rojo
Desde su uso primitivo en la antigua Grecia hasta convertirse en un símbolo de glamour en Hollywood, los labios rojos se han asociado durante mucho tiempo con la belleza, el poder y la rebelión.
Con nombres tan evocadores como Dragon Girl y Cherries in the Snow, y usado por figuras de la talla de Cleopatra y Taylor Swift, el lápiz labial rojo ha perdurado como emblema atemporal de belleza y poder.
El reciente descubrimiento de restos de pigmentos (una mezcla de cera vegetal y minerales en polvo) que recuerdan a las recetas modernas de pintalabios en un vial iraní de 4000 años de antigüedad no hace sino reforzar su legado.
(Podría interesarte: Juana de Arco: las 7 curiosidades históricas sobre la guerrera y santa francesa)
Hoy en día, el pintalabios rojo sigue siendo una declaración de confianza y glamour, pero su significado es fluido y diverso. Para algunos, representa la feminidad clásica y la sofisticación. Para otros, es una audaz afirmación de individualidad y desafío. Su atractivo no reside solo en su tono, sino en las múltiples interpretaciones y emociones que evoca.
Cuál es el origen del pintalabios rojo
La coloración roja de los labios se remonta al año 3500 a.C., cuando la reina Puabi (Shubad) de la antigua Mesopotamia se teñía los labios con una mezcla de plomo blanco y piedras rojas trituradas para simbolizar su estatus de poder.
La moda se extendió: las excavaciones arqueológicas revelaron que muchos sumerios ricos fueron enterrados con colorantes labiales guardados en conchas de berberecho. Los aristócratas del antiguo Egipto preferían el ocre rojo mezclado con resina para teñir sus labios de rojo intenso. La reina Cleopatra prefería el carmín, un pigmento rojo intenso extraído de la cochinilla.
En la antigua Grecia, los labios rojos se asociaban a las trabajadoras sexuales, que se arriesgaban a ser castigadas por “hacerse pasar indebidamente por damas” si aparecían en público sin su pintura labial designada, elaborada con ingredientes tan diversos como moras, algas, sudor de oveja y excrementos de cocodrilo, según Sarah E. Schaffer, autora de Reading our Lips: The History of Lipstick Regulation in Western Seats of Power.
En el Imperio Romano, la coloración de los labios volvió a ser habitual, y los tonos vivos indicaban un estatus superior. Sin embargo, como escribe Schaffer, los ingredientes caros, como el bermellón cargado de mercurio, eran “un veneno potencialmente mortal. Las personas pobres que recurrían al sedimento de vino tinto para colorearse los labios probablemente les iba mejor”.
De la realeza a la brujería: la polarizada historia del labial rojo
Durante su reinado en el siglo XVI, la reina Isabel I popularizó el uso del pintalabios rojo entre la clase aristocrática de Inglaterra.
Schaffer explica en su texto que durante la Edad Media, “cuando las Cruzadas reintrodujeron en Europa Occidental el extendido uso de cosméticos en Oriente Medio, el pintalabios adquirió un encanto ligeramente perverso”. Los cristianos consideraban que el maquillaje se oponía a las enseñanzas religiosas que enfatizaban la humildad y la belleza natural como parte del diseño de Dios.
(Contenido relacionado: Cómo la moda masculina revolucionó la Edad Media)
En Inglaterra, se creía que el labial rojo tenía el poder de repeler a los espíritus malévolos. La reina Isabel I, una ferviente creyente, adornaba sus labios con un tono carmesí hecho a medida con cochinilla, goma arábiga, claras de huevo y leche de higo. Su regia aprobación creó tendencia y el pintalabios rojo se hizo muy popular durante su reinado (1558-1603).
Sin embargo, con el reinado de su sucesor, Jaime I (1603-1625), el temor social a la brujería ensombreció las prácticas cosméticas. En 1770, se promulgó una ley que establecía que cualquier mujer que usara maquillaje para engañar a los hombres para casarse podía ser juzgada como bruja.
Durante el movimiento sufragista de 1912, las mujeres desfilaron por Nueva York con los labios rojos en señal de desafío al patriarcado.
El color de la rebelión
El lápiz labial rojo adquirió un nuevo significado durante el movimiento sufragista de la década de 1920, simbolizando la lucha por los derechos de la mujer.
La empresaria de belleza Elizabeth Arden inspiró a mujeres como Elizabeth Cady Stanton, Charlotte Perkins Gilman y Emmeline Pankhurst a llevar pintalabios rojo como insignia de valentía cuando distribuyó tubos de labial a las sufragistas en 1912.
En las décadas siguientes, el pintalabios rojo se hizo cada vez más popular. Vogue declaró en 1933 que “si tuviéramos que perpetuar para la posteridad los gestos del siglo XX, pintarse los labios encabezaría la lista”.
Con un cinturón de cartuchos del calibre 50, Phyllis Cotter se pinta los labios en la fábrica de Douglas Aircraft Company en Santa Mónica, California, en esta foto de 1943.
En la Segunda Guerra Mundial, el pintalabios rojo pasó de ser un símbolo de rebeldía a uno de feminidad patriótica y resistencia, con tonos como “rojo de combate” y “rojo victoria” que se hicieron populares.
De acuerdo con la autora, el labial rojo era “una parte vital del esfuerzo de guerra”. Arden produjo un tono a juego con los brillantes ribetes carmesí de los uniformes de las marines, y los vestuarios de las fábricas estaban repletos de pintalabios para levantar la moral de los trabajadores. Hitler, al parecer, lo odiaba.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los labios rojos siguieron siendo un clásico, ya que iconos de Hollywood como Audrey Hepburn y Marilyn Monroe los convirtieron en un básico de la moda. Su legado se aprecia en celebridades actuales como Taylor Swift, que a menudo luce labios escarlata.
A lo largo de su carrera como cantautora e icono del pop, Taylor Swift ha lucido con frecuencia unos labios escarlata que forman parte integral de su imagen.
Pero su atractivo atemporal sigue cautivando y empoderando a las personas, reafirmando su estatus como emblema de rebeldía y fuerza. En 2018, la campaña #SoyPicoRojo en Nicaragua contó con hombres y mujeres que llevaban pintalabios rojo en protesta por la dictadura de la nación.
En 2019, miles de mujeres en Chile se pintaron los labios de rojo para denunciar la violencia sexual, demostrando que el atrevido labio rojo nunca pasó de moda.