Cómo murió María Antonieta, la reina que perdió el poder a causa de la Revolución Francesa
Retrato de María Antonieta, entonces reina de Francia, en el palacio de Versalles en un óleo de Jean-Baptiste André Gautier-Dagoty de 1775.
Nacida en Viena (Austria) el 2 de noviembre de 1755, María Antonieta entró en la historia mundial tras casarse con el príncipe francés Luis Augusto y convertirse en reina consorte de Francia años más tarde, con la subida al trono de su marido, convertido en el rey Luis XVI, al final del antiguo régimen monárquico, y en pleno periodo turbulento de la Revolución Francesa, según la Enciclopedia de la Historia Mundial.
También llamada Marie Antoinette (nombre francés por el que era conocida), la reina fue un importante personaje que marcó la historia y es recordada por diferentes motivos, como su exuberante estilo y su trágica muerte. Descubre más sobre María Antonieta y cómo murió la reina el 16 de octubre de 1793.
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María Antonieta se convirtió en reina durante un periodo turbulento en Francia
María Antonieta pertenecía a la nobleza austriaca y acabó formando parte de las tramas diplomáticas de la época, un tiempo en el que las monarquías de Francia y Austria trataban de ponerse de acuerdo y forjar lazos en la conflictiva Europa tras la Guerra de los Siete Años, rememora la Enciclopedia Britannica (una prestigiosa plataforma de conocimiento).
Como resultado de un acuerdo diplomático entre los países, María Antonieta se casó con el príncipe Luis, nieto del rey Luis XV de Francia, el 16 de mayo de 1770, cuando solo tenía 14 años. Se convirtió en reina de Francia unos años más tarde, cuando su marido tomó posesión como rey Luis XVI en 1774, tras la muerte de su abuelo.
El reinado de Luis XVI estuvo marcado por el descontento popular, ya que la gente estaba molesta con la inflación y las crecientes crisis económicas en Francia y en toda Europa a partir de 1770, señala Britannica. Además, los campesinos, muchos de los cuales poseían tierras, buscaban liberarse de los últimos vestigios del feudalismo para obtener los mismos derechos que los terratenientes.
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María Antonieta llevada de la prisión de la Conciergerie de París a la guillotina para ser ejecutada el 16 de octubre de 1793. Óleo de William Hamilton de 1794, que actualmente puede verse en el Museo de la Revolución Francesa de la ciudad de Vizille.
Cómo murió María Antonieta
Tras la fatídica Toma de la Bastilla, el 14 de julio de 1789, comenzó la Revolución Francesa y la monarquía en Francia llegó a su fin, despojando a Luis XVI de sus poderes reales. En octubre de ese mismo año, la Marcha de las Mujeres expulsó por la fuerza a la familia real de Versalles al Palacio de las Tullerías de París, donde fue vigilada por la Guardia Nacional de la Revolución, relata la Enciclopedia de la Historia Mundial.
La situación de la familia real francesa empeoró a partir de entonces. En julio de 1792, Austria y Prusia publicaron el Manifiesto de Brunswick, que prometía la destrucción total de París si algo le ocurría a la familia real. En respuesta, una multitud asaltó el Palacio de las Tullerías. Tres días más tarde, la familia real fue encarcelada en la Torre del Temple.
Luis Augusto Capeto, que ya no se llamaba rey Luis XVI, fue juzgado y condenado a muerte, fue ejecutado en la guillotina el 21 de enero de 1793. Sin su marido y con solo una hija y un hijo vivos en ese momento, María Antonieta pasó a ser llamada la “viuda Capeto”. Su destino era incierto y, en julio de 1793, los revolucionarios la separaron de su hijo de ocho años (Luis Carlos) por temor a que fuera considerado rey por otras monarquías europeas (Luis XVII).
Uno de los líderes jacobinos de la Revolución Francesa, Maximilien Robespierre, exigió que la ex reina fuera juzgada, recordando a sus colegas que ya había pasado secretos militares a los enemigos de Francia (los austriacos) y no debía quedar impune.
María Antonieta fue juzgada por el Tribunal Revolucionario el 14 de octubre de ese mismo año, acusada de varios delitos, entre ellos alta traición. Declarada culpable, fue condenada a muerte y guillotinada el 16 de octubre de 1793. Sus últimas palabras, tras pisar accidentalmente el pie de su verdugo, fueron: “Perdóneme, monsieur. No lo hice a propósito”, según la enciclopedia histórica.