Enemas de miel y sueños curativos: así era el turismo médico en la antigüedad
Conocida como asklepieia, esta red de antiguos santuarios griegos y romanos combinaba espiritualidad y medicina, y su influencia persiste hoy en día.
El turismo médico es más antiguo de lo que parece. Los antiguos griegos y romanos acudían a los santuarios conocidos como asklepieia en busca de remedios para todo tipo de dolencias, desde la ceguera hasta las complicaciones del embarazo. El pintor inglés John William Waterhouse representó una de estas visitas en su obra La visita de un niño enfermo al templo de Esculapio.
¿Volarían a Turquía para someterse a un trasplante capilar o caminarían hasta una fuente termal natural para darse un baño terapéutico? El turismo médico puede parecer una tendencia moderna, pero la gente lleva miles de años recorriendo largas distancias para recibir atención sanitaria.
En los antiguos mundos griego y romano, los enfermos peregrinaban a santuarios especiales llamados asklepieia, dedicados al médico y semidiós Asklepios (o Asclepio), con la esperanza de curarse.
El primer asklepieion apareció en la antigua Grecia en el año 500 a.C. En los siglos siguientes, empezaron a funcionar cientos de ellos por toda Grecia y la península itálica. Los peregrinos acudían a los asklepieia para curarse de problemas tan diversos como dolores de cabeza, ceguera o complicaciones del embarazo.
Los tratamientos que recibían combinaban espiritualidad y medicina, y hoy en día podrían parecer poco ortodoxos. Pero la parte central del tratamiento de cada peregrino consistía en dormir en el lugar sagrado con la esperanza de soñar con Asklepios, que los peregrinos creían que podía curarles o al menos aconsejarles sobre cómo tratar sus enfermedades.
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Los sueños curativos de Asklepios: enema de miel y baños con agua fría
Uno de los peregrinos más famosos del Asklepieion es Aelio Arístides, un orador griego del siglo II d.C. Cuando cayó demasiado enfermo para dar discursos, Arístides viajó al Asklepieion de Pérgamo.
“Habla de sentir que se le van a caer los dientes, que se le van a salir los intestinos”, dice Alexia Petsalis-Diomidis, profesora de clásicas en la Universidad de St. Andrews y autora de Truly Beyond Wonders: Aelius Aristides and the Cult of Asklepios. “A menudo dice que no puede respirar”.
Como ocurre con muchos relatos históricos sobre enfermedades, los eruditos modernos no pueden diagnosticar qué padecía Arístides. Pero sí sabemos que permaneció en Pérgamo durante dos años (un periodo de tiempo inusualmente largo) y que recibió múltiples tratamientos, algunos basados en interpretaciones de sus sueños.
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Uno de los sueños de Arístides en el santuario le llevó a recibir un enema de miel. “Ve una estatuilla de la diosa Atenea, diosa de la sabiduría”, explica Petsalis-Diomidis. Atenea era también la diosa protectora de Atenas, en el Ática, región famosa por su miel. Para Arístides, el significado del sueño era obvio: “se me ocurrió inmediatamente”, escribió, “hacerme una lavativa de miel ática”.
Otros tratamientos de Arístides basados en sueños incluían hacer ejercicio, bañarse en agua fría y comer y evitar ciertos alimentos. Los peregrinos también podían recibir hierbas o medicinas, bañarse en aguas termales y participar en rituales espiritualmente significativos. A Arístides le resultaba terapéutico componer discursos durante su estancia en el asklepieion, aunque estuviera demasiado enfermo para pronunciarlos.
Hoy podríamos describir este tipo de atención como “holística”, dice Helena C. Maltezou, directora de investigación, estudios y documentación de la Organización Nacional de Salud Pública de Grecia y coautora de un artículo sobre los asklepieia como precursores del turismo médico.
Para ser justos con Arístides, estudios recientes han investigado si los enemas de miel pueden tratar la pouchitis aguda en humanos y la colitis ulcerosa en ratas (el estudio en humanos nunca publicó resultados, pero el de ratas descubrió que la miel reducía la inflamación colónica). Sin embargo, hay muchas partes de la experiencia histórica del asklepieion que no podemos explicar fácilmente a través de una lente científica moderna.
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Turismo médico en la antigüedad: curas poco creíbles
Algunos de los acontecimientos que las fuentes antiguas describen como ocurridos en asklepieia desafían las explicaciones médicas modernas.
En el Asklepieion de Epidauro (declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), antiguas inscripciones detallan las curaciones que recibía la gente. Entre ellas se cuenta la insólita historia de una mujer llamada Cleo que, según la inscripción, llevaba cinco años embarazada. Tras dormir en el santuario, Cleo se despertó y dio a luz a un hijo capaz de andar y lavarse solo.
También hay inscripciones en Epidauro sobre personas ciegas o con alguna deficiencia visual. En sus sueños, Asklepios vertía drogas en sus ojos y, cuando despertaban, podían ver.
Otras inscripciones informan de que serpientes o perros curaban a las personas en el santuario lamiendo las partes afligidas de sus cuerpos. ¿Por qué serpientes? Este animal se ha asociado durante mucho tiempo con Asklepios, y las antiguas representaciones del dios lo muestran sosteniendo un bastón con una serpiente enroscada alrededor.
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Muchos otros peregrinos relataron sueños en los que Asklepios les operaba. Sin embargo, los estudiosos debaten si en Asklepieia se realizaban operaciones quirúrgicas. Aunque los arqueólogos han descubierto instrumentos quirúrgicos en estos santuarios, es posible que esto se debiera a que los médicos dedicaban allí sus instrumentos, afirma Bronwen L. Wickkiser, profesora de Historia Antigua del Hunter College de la CUNY y autora de Asklepios, Medicine, and the Politics of Healing in Fifth-Century Greece: Between Craft and Cult.
No está claro cómo debemos interpretar estos relatos milagrosos desde un punto de vista moderno; sin embargo, como a Wickkiser le gusta preguntar a sus alumnos: “¿Tenemos que hacerlo?”.
Independientemente de lo que ocurriera realmente en asklepieia, la gente creía en sus servicios y los solicitaba, y la red de santuarios de curación perduró durante cientos de años. Su declive puede haber estado relacionado con la expansión del cristianismo; sin embargo, como señala Wickkiser, hay una forma notable en la que su influencia ha continuado.
“Aquí estamos, 2500 o más años después, y el bastón y la serpiente de Asklepios siguen siendo el símbolo de la medicina hasta nuestros días”.