La antigua y misteriosa historia del abracadabra
Un manuscrito del siglo XIII conserva la antigua “cura” romana de Quintus Serenus Sammonicus para la malaria, con la palabra ABRACADABRA escrita en letras decrecientes dentro de un triángulo invertido.
Cuando se oye la palabra “abracadabra” se sabe que algo mágico ha sucedido: una transformación, tal vez, o al menos un truco. La palabra en sí es peculiar, pero se ha convertido en una señal casi universal de lo supuestamente imposible. Y aunque los expertos debaten los orígenes exactos de abracadabra, la palabra es innegablemente antigua y puede escucharse durante Halloween.
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El origen del abracadabra
Abracadabra aparece por primera vez en los escritos de Quintus Serenus Sammonicus hace más de 1800 años como remedio mágico contra la fiebre, un fenómeno potencialmente mortal en una época anterior a los antibióticos y un síntoma de malaria. Fue tutor de los niños que se convirtieron en los emperadores romanos Geta y Caracalla, y su posición privilegiada en una familia noble adinerada añadió importancia a sus palabras.
En el siglo II d.C., en un libro titulado Liber Medicinalis (Libro de la medicina), Serenus aconsejaba fabricar un amuleto que contuviera un pergamino con la palabra mágica inscrita, para colgarlo del cuello del enfermo. Prescribía que la palabra se escribiera en líneas sucesivas, pero en triángulo hacia abajo y con una letra menos cada vez:
ABRACADABRA
ABRACADAB
...
AB
A
La inscripción consistiría entonces en 11 líneas, escritas hasta que no quedaran caracteres en la palabra; y del mismo modo, decía Serenus, también desaparecería la fiebre.
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Abracadabra: una palabra contra los malos espíritus
Según investigaciones recientes, también aparecen versiones de abracadabra en un papiro egipcio escrito en griego del siglo III d.C., que omite las vocales al principio y al final de abracadabra en las líneas siguientes; y en un códice copto del siglo VI, que utiliza el mismo método pero una palabra mágica diferente.
Para los seguidores de la magia griega, escribir las variaciones de una palabra en un triángulo apuntando hacia abajo formaba un “racimo de uvas” o “forma de corazón”, que era una forma de escribir un conjuro oral que repetía y disminuía de la misma manera el nombre de un espíritu maligno. Se creía que estos espíritus causaban enfermedades, y se suponía que estas dos versiones del conjuro abracadabra curaban fiebres y otras dolencias.
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Abracadabra era un “apotropaico, una palabra que podía evitar cosas malas”, explica Elyse Graham, historiadora del lenguaje de la Universidad de Stony Brook (Estados Unidos), señalando que sus orígenes han sido muy debatidos.
Algunos creen que abracadabra procede de la frase hebrea “ebrah k'dabri”, que significa “creo mientras hablo”, mientras que otros piensan que procede de “avra gavra”, una frase aramea que significa “crearé al hombre”, las palabras de Dios el sexto día de la creación. Otros señalan su similitud con “avada kedavra”, la “maldición asesina” de los libros de Harry Potter, que según la autora J.K Rowling significa en arameo “que la cosa sea destruida”.
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El historiador medieval Don Skemer, especialista en magia y antiguo conservador de manuscritos de la Universidad de Princeton, sugiere que abracadabra podría derivar de la frase hebrea “ha brachah dabarah”, que significa “nombre del bendito” y se consideraba un nombre mágico.
“Creo que esta explicación es plausible porque los nombres divinos son importantes fuentes de poder sobrenatural para proteger y curar, como vemos en la magia antigua, medieval y moderna”, afirma; para los primeros cristianos “los nombres derivados del hebreo gozaban de gran prestigio porque el hebreo era la lengua de Dios y de la Creación”, añade Skemer.
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En qué enfermedades se usaba el “abracadabra”
La palabra parece haber mantenido su función de cura mágica contra la enfermedad durante muchos siglos. Un manuscrito judío del siglo XVI procedente de Italia recoge una versión del conjuro del abracadabra para un amuleto destinado a prevenir la fiebre.
Y el escritor inglés Daniel Defoe señaló en A Journal of the Plague Year (Diario del año de la peste) que se utilizaba en el Londres del siglo XVII para prevenir la infección: “Como si la peste no fuera la mano de Dios, sino una especie de posesión de un espíritu maligno, y que había que alejarla con cruces, signos del zodíaco, papeles atados con tantos nudos y ciertas palabras o figuras escritas en ellos, como en particular la palabra Abracadabra, formada en triángulo o pirámide”.
Pero la palabra parece haber perdido su utilidad como remedio, y a principios del siglo XIX apareció en una obra de teatro escrita por William Thomas Moncrieff, como ejemplo de una palabra que pronunciarían los magos.
Su única referencia notable en el siglo XX puede ser en la religión Thelema, fundada a principios del siglo XX por Aleister Crowley. El ocultista utilizó a menudo la palabra “abrahadabra” en su Liber Al Vel Legis (Libro de la Ley) de 1904, diciendo que era el nombre de una nueva era de la humanidad; y afirmó haberla derivado del sistema de numerología conocido como Cábala Hermética, que le indujo a cambiar la C de abracadabra por una H.
Descenso a la prestidigitación
El historiador Graham señala que la magia se consideraba útil como remedio solo antes de los avances de la medicina moderna: “Antes necesitábamos la magia para otras cosas, pero ahora tenemos mejores medicinas”, sostiene. Y eso ha relegado el abracadabra al reino de la magia escénica y los trucos de prestidigitación: “Ahora la magia es más espectáculo y distracción”.
Si el abracadabra aún conserva algún poder, quizá sea porque nadie está seguro de lo que significa. “Una palabra mágica da poder al mago, mientras que los de fuera no saben lo que es”, dice Graham. “Dota al mago de poder a los ojos de los demás”. Así que si abracadabra suena a disparate, quizá sea eso, dice: “Si la palabra no fuera misteriosa, entonces sería menos mágica”.